jueves, 22 de septiembre de 2016

Ki Tavó 5776

Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la Parashá de la semana

Rabino Gustavo Kraselnik
Congregación Kol Shearith Israel, Panamá

La Torá contiene dos duros pasajes conocidos como Tojajot (“Reprensiones” o “admoniciones”). El primero aparece en Parashat Bejukotai, al final de Vaikrá (Levítico 26:14-46) y el segundo en Parashat Ki Tavó (Deut. 28:15-69). En ambos pasajes se describen una serie de tremendas catástrofes que acontecerán en caso de no observar el pacto.

Ya la Mishná (Meguilá 3:6) determinó que en la lectura ritual de ambos pasajes, el texto no puede ser dividido, y un solo lector debe recitarlo en su totalidad. En otras palabras, el texto de la Tojajá debe ser leído como una sola Aliá.
En una interesante discusión talmúdica, sobre esta Mishná, el sabio Abaiei (Amoraita babilónico del siglo III) afirma que la norma de no dividir la lectura se aplica solo a la Tojajá de Vaikrá y no a la de nuestra Parashá.

La lógica de su razonamiento yace en su convicción de que la primera es mucho más severa que la segunda por dos razones. En primer lugar, en el pasaje de Vaikrá se hace referencia a un plural (por lo tanto la reprensión abarca a todo el pueblo) y en segundo lugar, la admonición fue dicha por Dios mismo. En oposición, la Tojajá de Devarim, como el resto del libro, se asume que fue dictada por Moisés.

Sin embargo está visión talmúdica sufre un giro interesante que se manifiesta en la época de los Rishonim (Rabinos legisladores del siglo XI al XVI). Allí se percibe de forma mucho más grave la Tojajá de Devarim debido a que al estar en singular, pareciera ser que la persona que sube a la Torá podría ser el destinatario de las tragedias que allí aparecen. A eso se le suma el hecho de que al estar escritas en presente simple - las de Vaikrá están en futuro - dan la sensación de inmediatez de la hecatombe.

Testimonio de esta nueva realidad es el fenómeno que encontramos en algunos escritos de estos maestros en los cuales describe un escenario atípico en donde las personas rechazan el honor de ser llamados a la Torá para la lectura de la Tojajá y proponen que sea el propio Shamash (la persona encargada de todo lo relacionado con la sinagoga y quien reparte los honores) el que suba a la Torá en dicha ocasión.

En épocas posteriores, el rechazo continuó agudizándose a tal punto que se presentaban situaciones en las que algunas personas se retiraban de la sinagoga antes de la lectura de la Tojajá y regresaban cuando esta culminaba, hasta el extremo de sinagogas en donde directamente se cancelaba la lectura de la Torá en Parashat Ki Tavó o Bejukotai.

Bastante menos radicales son la costumbre de no recitar las bendiciones de antes y después de la lectura de la Torá por quien sube a leer la Tojajá y la de conceder el “honor” de dicha Alíá al rabino de la congregación.

Quizás una de las lecciones más prácticas que podemos aprender de todo esto es la que comparte el Rabi Isaac ben Moises de Viena, autor del Or Zarua (siglo XIII), de boca de su maestro el Rabi Iehuda Hejasid: “el Shamash debe ser muy querido por toda su congregación, de otro modo cuando se lee la Tojajá puede ser muy peligroso para aquel que no lo quiere…”

En una nota más actual, el mismo texto talmúdico citado anteriormente, nos recuerda que la Tojajá de Ki Tavó se lee justo antes de Rosh Hashaná; los sabios explican la razón: “para que finalice el año y sus maldiciones”.

Así que apreciado lector, que termine este año y llegue uno nuevo con la ilusión y la esperanza renovadas.

Shabat Shalom y Shaná Tová

Gustavo

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