Shmot – Éxodo 27:20 - 30:10
Maftir: Devarim - Deuteronomio 25:17-19
Haftará: Shmuel Alef - I Samuel 15:2-34
Maftir: Devarim - Deuteronomio 25:17-19
Haftará: Shmuel Alef - I Samuel 15:2-34
Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana
Rabina Daniela Szuster, Congregación B´nei Israel
Acerca de los disfraces cotidianos
En la parashá de esta semana, se nos describe minuciosamente las vestimentas que debía usar el Cohen al cumplir con sus tareas diarias. Se nos explica cómo debía ser la confección de cada una de las prendas.
La pregunta que surge es por qué tantos detalles, por qué tanta obsesión por describir este ropaje, por qué no podía el Cohen vestirse como cualquier otra persona. Algunos sabios opinan que se debía vestir de manera especial por una necesidad del pueblo.
Sforno nos dice que la belleza de las vestimentas del Cohen producía temor reverencial a las personas que se acercaban a reverenciar a D”s. Al ver un ropaje tan especial y diferente al regular, ellos se daban cuenta que ese espacio no era uno cotidiano ni mundano. Era un lugar de respeto, reverencia y santidad. O sea que la ropa ayudaba a crear las condiciones para que sintieran que estaban viviendo una dimensión especial.
Aún hoy en día, las vestimentas nos señalan el tipo de situación que estamos viviendo. Como en las obras de teatro, tenemos una vestimenta especial para cada escena de nuestras vidas. Está claramente estipulado cómo debemos vestirnos para cada ocasión.
Hay que estar poco cuerdo para ponernos un traje de baño en una cena de gala, o traje y corbata o vestido largo para ir a un picnic. Las convenciones sociales están estipuladas hace tiempo, mucho antes de nuestra existencia. Vivimos acatando esas reglas y tratando de acomodarnos a lo que se espera de nosotros. Sin embargo, no debemos olvidar que en todo este sistema estructurado que vivimos, hay un cierto margen de movilidad. Hay una cierta libertad que nos compete. Esa libertad presenta un abanico que nos permite engañarnos y engañar a los demás, por un lado, o mostrarnos sinceramente ante nuestro prójimo.
¿Cómo queremos mostrarnos ante nuestros semejantes? ¿Nuestras vestimentas intentan acatar los imperativos sociales o son reflejo de nuestra alma, de nuestros deseos y de nuestra manera creativa y original de existir?
Por otro lado, ¿cómo vemos a los demás? ¿Somos capaces de conocer a las personas más allá de sus vestimentas? ¿Somos capaces de valorar y admirar a alguien que carece de los sofisticados ropajes del Cohen? ¿Sólo valoramos a quien se viste con traje y corbata?
Algunos sabios, como Malbim, nos hablan de la importancia de que nuestra vestimenta refleje nuestro interior, la chispa de espiritualidad que llevamos dentro. De hecho, explican la vestimenta de los Cohanim como símbolo de un alma pura, consagrada, que ayudaba a los Cohanim a no alejarse de D”s y de los preceptos.
¡Cuántas veces intentamos disfrazarnos, aparentar ser lo que creemos que se espera de nosotros y no lo que deseamos ser realmente! Cuenta la tradición que Rab Zusia, durante toda su vida, se esforzó por ser igual a Moshé. Cuando murió y fue juzgado por la corte celestial, D”s no le preguntó por qué no fue como Moshé sino por qué no fue Zusia, por qué dejó perder esa oportunidad. Lo mismo nos ocurre cuando intentamos disfrazarnos de otros, en vez de llevar nuestros propios ropajes con orgullo y alegría.
Shabat Zajor, el Shabat previo a la celebración de Purim, es una oportunidad de poder reflexionar acerca de nuestros disfraces cotidianos, lo que constantemente queremos ocultar, y acerca de lo diferente que podría ser nuestra vida si nos quitáramos ciertas máscaras para mostrarnos en escena con ropajes innovadores, que nos desafíen y nos hagan personas sinceras, inigualables y singulares. Durante el año nos vemos obligados a disfrazarnos; quizás en Purim podamos ponernos nuestros más preciados atuendos.
¡Shabat Shalom y Purim Sameaj!
Rabina Daniela Szuster
La pregunta que surge es por qué tantos detalles, por qué tanta obsesión por describir este ropaje, por qué no podía el Cohen vestirse como cualquier otra persona. Algunos sabios opinan que se debía vestir de manera especial por una necesidad del pueblo.
Sforno nos dice que la belleza de las vestimentas del Cohen producía temor reverencial a las personas que se acercaban a reverenciar a D”s. Al ver un ropaje tan especial y diferente al regular, ellos se daban cuenta que ese espacio no era uno cotidiano ni mundano. Era un lugar de respeto, reverencia y santidad. O sea que la ropa ayudaba a crear las condiciones para que sintieran que estaban viviendo una dimensión especial.
Aún hoy en día, las vestimentas nos señalan el tipo de situación que estamos viviendo. Como en las obras de teatro, tenemos una vestimenta especial para cada escena de nuestras vidas. Está claramente estipulado cómo debemos vestirnos para cada ocasión.
Hay que estar poco cuerdo para ponernos un traje de baño en una cena de gala, o traje y corbata o vestido largo para ir a un picnic. Las convenciones sociales están estipuladas hace tiempo, mucho antes de nuestra existencia. Vivimos acatando esas reglas y tratando de acomodarnos a lo que se espera de nosotros. Sin embargo, no debemos olvidar que en todo este sistema estructurado que vivimos, hay un cierto margen de movilidad. Hay una cierta libertad que nos compete. Esa libertad presenta un abanico que nos permite engañarnos y engañar a los demás, por un lado, o mostrarnos sinceramente ante nuestro prójimo.
¿Cómo queremos mostrarnos ante nuestros semejantes? ¿Nuestras vestimentas intentan acatar los imperativos sociales o son reflejo de nuestra alma, de nuestros deseos y de nuestra manera creativa y original de existir?
Por otro lado, ¿cómo vemos a los demás? ¿Somos capaces de conocer a las personas más allá de sus vestimentas? ¿Somos capaces de valorar y admirar a alguien que carece de los sofisticados ropajes del Cohen? ¿Sólo valoramos a quien se viste con traje y corbata?
Algunos sabios, como Malbim, nos hablan de la importancia de que nuestra vestimenta refleje nuestro interior, la chispa de espiritualidad que llevamos dentro. De hecho, explican la vestimenta de los Cohanim como símbolo de un alma pura, consagrada, que ayudaba a los Cohanim a no alejarse de D”s y de los preceptos.
¡Cuántas veces intentamos disfrazarnos, aparentar ser lo que creemos que se espera de nosotros y no lo que deseamos ser realmente! Cuenta la tradición que Rab Zusia, durante toda su vida, se esforzó por ser igual a Moshé. Cuando murió y fue juzgado por la corte celestial, D”s no le preguntó por qué no fue como Moshé sino por qué no fue Zusia, por qué dejó perder esa oportunidad. Lo mismo nos ocurre cuando intentamos disfrazarnos de otros, en vez de llevar nuestros propios ropajes con orgullo y alegría.
Shabat Zajor, el Shabat previo a la celebración de Purim, es una oportunidad de poder reflexionar acerca de nuestros disfraces cotidianos, lo que constantemente queremos ocultar, y acerca de lo diferente que podría ser nuestra vida si nos quitáramos ciertas máscaras para mostrarnos en escena con ropajes innovadores, que nos desafíen y nos hagan personas sinceras, inigualables y singulares. Durante el año nos vemos obligados a disfrazarnos; quizás en Purim podamos ponernos nuestros más preciados atuendos.
¡Shabat Shalom y Purim Sameaj!
Rabina Daniela Szuster
No hay comentarios:
Publicar un comentario