El Museo del Holocausto, en Washington, intenta averiguar cuántas personas sobrevivieron a la matanza nazi gracias a los certificados de identidad salvadoreños emitidos por el consulado de El Salvador en Ginebra durante la Segunda Guerra Mundial.
Nueva York. La sobreviviente del Holocausto Ina Polak tardó 35 años en descubrir un papel polvoriento que probablemente le salvó la vida en el campo de concentración de Bergen-Belsen: un certificado de ciudadanía salvadoreño emitido por el diplomático George Mantello.
Ahora, el Museo del Holocausto de Washington analiza mil certificados salvadoreños recién descubiertos y emitidos por Mantello, que, según los historiadores, salvaron centenares de vidas y posiblemente miles. El trabajo de Mantello, bajo la tutela de quien durante la Segunda Guerra Mundial era el cónsul general de El Salvador en Ginebra, convirtió al coronel José Arturo Castellanos en una especie de Schindler.
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