sábado, 22 de mayo de 2010

Parashat Nasó

Números – Bemidvar 4:21-7:89
Jueces 13:2 - 13:25

Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana
Rabino Mario Gurevich
Sinagoga Beth Israel, Aruba

La Parashá de Nasó, la más larga de todo el año, contiene algunas leyes bastante particulares, como la ley sobre los celos, las instrucciones sobre el Nazareato y la triple bendición sacerdotal.


Hoy quisiera referirme a las leyes del Nazareato. ¿Qué era un Nazir? Una persona, hombre o mujer, que en un momento dado de su vida hacía un voto de dedicación exclusiva a Dios y de apartamiento de la comunidad, bien por un tiempo determinado o por toda la vida. Entre otras cosas debía abstenerse de consumir vino o cualquier otro derivado de las uvas, incluso las uvas mismas, y de cortar sus cabellos o rasurarse.

Ese compromiso podía efectuarse como señal de agradecimiento por algo que el prometiente hubiera entendido como favor divino u otras veces como expresión de intensa culpa.

No es casual, entonces, que la Haftará de hoy nos relate precisamente sobre la vida de Shimshón (Sansón), probablemente el Nazir más famoso de la historia bíblica.

La Torá no hace juicio de valores sobre esta práctica ni la establece; parece mas bien establecer unas normas sobre algo que ya era conocido. Lo interesante es que, al señalar los rituales correspondientes a la terminación del periodo del nazareato, ordena un sacrificio de “expiación”, correspondiente a una persona que hubiera cometido una transgresión grave. De tal manera, pero en forma sutil, la Torá nos deja saber que no aplaude el voto del nazareno ni lo estimula; antes bien, lo homologa a una transgresión.

Nos queda claro, entonces, que la Torá no aprueba el ascetismo ni mucho menos el aislamiento social. Nosotros no hemos tenido ermitaños ni hubiéramos podido tenerlos.

La observancia de la Torá y de sus mandamientos implica la interacción con la gente, la constitución de un minián para las oraciones, la celebración moderada de las fiestas y la alegría desbordada de cada Shabat. Cuando la vocación mística, la búsqueda de Dios, aísla al hombre de la sociedad y sus legítimos placeres, su búsqueda es infructuosa.

La Torá nos da las herramientas válidas para expresar el agradecimiento, la culpa y la expiación, y todas ellas dentro del marco de nuestra comunidad, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo.

En términos claros y en forma comprensible: “No está en el cielo para que digas: ’¿Quién subirá por nosotros al cielo y nos la traerá y nos la hará oír para que la cumplamos?’... Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón para que la cumplas”. (Deut. 30:12-14)

Shabat Shalom

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