Rabino Gustavo Kraselnik
Kol Shearith Israel - Panamá.
Balak y Bilham constituyen un dúo casi inseparable. Al menos en el mundo bíblico. Provienen de distintas geografías, tienen inquietudes diferentes, pero los une una alianza para atacar a los israelitas y paradojas del destino, así como el alfabeto (Bilham - que se escribe sin Iod – precede inmediatamente a Balak, tanto en la famosa Concordancia Bíblica de Even Shoshan como en la prestigiosa Enciclopedia Mikrait del Mosad Bialik).
La parashá lleva el nombre de Balak ben Tzipor, el rey de Moav. Está compuesta por 104 versículos, de los cuales los primeros 95 (Núm 22-24) el Talmud los considera un relato independiente y los denomina “Parashat Bilham” (Baba Batra 14b), en el que no aparece mencionado Moisés. ¡Cuánta confusión! (Por cierto, el Zohar - III: 199b – enseña que con las primeras dos letras del nombre de cada uno de los antihéroes se forma la palabra BiLBuL: confusión.)
Por si esto fuera poco, en los últimos 9 versículos (25:1-9) de Parashat Balak (que son los que no forman parte de Parashat Bilham) no se menciona a ninguno de los antihéroes, aunque allí, en la degeneración idólatra de los israelitas, parece esconderse la mano de la dupla enemiga.
Vayamos por partes. Es poco lo que sabemos de Balak. El Zohar (Id. 196b) nos dice que era nieto de Itró, el suegro de Moisés (y fue el único que no se convirtió al judaísmo), mientras que el Talmud lo coloca en la línea sucesoria de Labán, suegro de Iaakov (Sanhedrín 105a) y antepasado de Rut (Nazir 23b).
La Torá nos cuenta que, atemorizado por el avasallante paso de los israelitas, Balak comprendió que la clave para intentar derrotarlos radicaba más en el terreno de lo sobrenatural que en la fuerza militar. Y con ese fin contacta a Bilham ben Pehor.
Tampoco tenemos mucha información sobre él. Originario de la Mesopotamia y reconocido por sus poderes. En el Talmud (Baba Batra 15b), los sabios lo consideran uno de los siete profetas que Dios envió a las naciones, y el Midrash (Núm. Raba 20:1) lo coloca a la misma altura que el propio Moisés. Otro pasaje (Sanhedrín 106a) sostiene que fue el asesor de Faraón que le dio la idea de lanzar a los niños recién nacidos al Nilo.
A pesar de que en el relato bíblico se muestra obediente a las instrucciones de Dios, en la literatura rabínica prevalece una visión negativa de Bilham, a tal punto que, en muchas ocasiones, su nombre va acompañado por la expresión Ha-rasha, “el malvado”.
En el conocido relato de nuestra parashá, que incluye la fábula de la burra de Bilham discutiendo con su amo (junto a la serpiente de Gén. 3, los dos únicos animales que hablan en la Torá), Balak solicita a Bilham que maldiga a Israel y este lo único que logra es bendecirlo, incluyendo el Ma Tovú, la famosa frase con la que iniciamos nuestras plegarias matutinas: “Cuán bellas son tus tiendas Iaakov, tus moradas Israel” (Núm 24:5).
Parashat Bilham (no confundir con Parashat Balak) termina con el fracaso del maquiavélico plan. “Entonces se levantó Bilham y se fue, y volvió a su lugar; y también Balak se fue por su camino” (Id. 24:25). Pareciera ser que la unión de estos dos temibles enemigos (El Zohar – III: 199b – también dice que con las letras de Balak y BilHam combinadas se forma Babel – Babilonia – y Amalek, dos de los más temibles contendientes de Israel) no alcanzó su objetivo. La fortaleza de Israel resistió el embate externo.
Sin embargo, inmediatamente la Torá nos relata cómo los hijos de Israel, seducidos por las mujeres de Moav, participan activamente de un ritual idólatra, desencadenando la ira divina solo detenida por la violenta intervención de Pinjas.
Un poco más adelante, la propia Torá nos sorprende afirmando que esto fue parte del plan de Bilham: “He aquí, por consejo de Bilham ellas fueron causa de que los hijos de Israel prevaricasen contra Dios en lo tocante a Baal-Peor” (Id. 31:16).
Si, efectivamente, el incidente de Baal-Peor fue iniciativa del dúo enemigo, nos encontramos con que no solo lograron salirse con la suya sino que lo hicieron atacando el punto débil de Israel. Resulta interesante que, pudiendo resistir tres intentos de maldición de Bilham, nuestros antepasados hayan sucumbido a la fascinación de los rituales paganos. Lo que no pudo la palabra inspirada de Bilham junto con el dinero de Balak, lo lograron las mujeres de Moav y, especialmente, su falta de compromiso con el monoteísmo.
Quizás, una de las lecciones que nos deja toda esta historia es la fortaleza necesaria para enfrentarnos a nuestras amenazas externas, pero más importante aún, el saber que mientras nuestras convicciones no sean sólidas, no estén firmemente arraigadas, vamos a caer, una y otra vez, víctimas de nuestras propias contradicciones.
Shabat Shalom,
Gustavo
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