Los rabinos de la UJCL escriben sobre la parasha
Rabina Daniela Szuster
Congregación Bnei Israel, San José-Costa Rica
Uno de los temas que aparecen en parashat Masei es el de las seis ciudades de refugio. “Y las ciudades, las que dispondréis, seis ciudades de refugio serán para vosotros” (Bemidbar 35:13). D"s ordenó a Moshé que el pueblo, cuando entrara a la tierra de Israel, construyera seis ciudades destinadas a aquellos que mataran a alguien sin intención. Allí podrían escaparse de la ira de los familiares más cercanos, quienes intentarían vengarse de la muerte de su familiar, hasta que fueran juzgados.
Es interesante cómo la Torá se preocupa por aquellos que hirieron involuntariamente y les da un lugar donde pueden resguardarse, protegerse y estar seguros. Sin duda, este concepto de las ciudades de refugio nos brinda un mensaje relevante. Todos nosotros, en diferentes momentos de la vida, necesitamos tener cerca una “ciudad de refugio”, un lugar en donde nos sintamos protegidos, a salvo y fuera de peligro.
Preguntas que podemos formularnos: ¿Cuáles son esas “ciudades” hoy en día?, ¿en dónde nos refugiamos nosotros?, ¿en un libro?, ¿en la música?, ¿en un amigo?, ¿en un familiar? Cualquiera sea el albergue, es importante que sea un lugar seguro y no dañino. Lamentablemente, en nuestra sociedad, muchos jóvenes y también adultos se refugian en adicciones, como por ejemplo la droga, el alcohol, el trabajo u otras.
Quizás la Torá nos quiera enseñar que es muy importante que cada uno pueda tener un lugar para resguardarse en los momentos en que lo necesita. En esta sociedad moderna, llena de incertidumbre, competencia, inseguridad y violencia, es bueno que podamos construir nuestros propios refugios.
Según nuestros sabios, la gente colocaba carteles o señales en el camino para que las personas que buscaban desesperadamente dicha ciudad, la pudieran encontrar fácilmente.
¿Colocamos nosotros señales para ayudar a aquél que está en búsqueda de acceder a un lugar de seguridad y protección?
Sin duda, nuestras Kehilot (comunidades) pueden ser un refugio para cada uno de nosotros. Un lugar para sentirnos en familia y entre amigos. Un lugar que le da fuerza y apoyo a nuestra vida cuando se encuentra en dificultades. También un lugar para disfrutar y compartir las alegrías.
Cuando la modernidad nos desborda con situaciones de violencia, opresión, caos e incertidumbre; nuestras Kehilot pueden darnos ambientes llenos de espiritualidad, solidaridad, estudio, búsqueda de Tikún Olam y caminos éticos. Para ello se necesita que las reconozcamos como nuestras propias “ciudades de refugio”, aportemos a su construcción y fortalecimiento y, por otro lado, seamos quienes levantemos en alto carteles para que aquellos que se sienten vulnerables, desesperados y perdidos, puedan unirse a nuestra ciudad y encontrar paz y compañía.
A lo largo de los años, nuestro pueblo se ha acostumbrado a vivir en comunidades en las diferentes partes del mundo; es lo que nos hizo crecer y sobrevivir. Así también, en nuestra época debieran ser lugares en los que nos sintamos protegidos, felices y amados.
De nosotros depende que tanto nosotros como nuestros hermanos podamos encontrar en nuestras Kehilot verdaderas "ciudades de refugio". Hagamos de éstas un lugar relevante para nuestras vidas.
¡Shabat Shalom!
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