Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la Parashá de la semana
Rabino Rami Pavolotzky
Congregación B´nei Israel
San José, Costa Rica
La importancia de la educación judía en la familia
A partir de la parashá de esta semana, leeremos durante un mes la historia de Iaakov y sus hijos, y por sobre todas las cosas la historia de Iosef. Recordaremos el odio que sentían por él sus hermanos, sus sueños, cuando es vendido como esclavo y llevado a Egipto, sus ascensos y descensos, cómo se convierte en el segundo hombre más poderoso de Egipto, y otros relatos más, hasta finalizar con el asentamiento de los hijos de Israel en la tierra de Egipto, lo que constituye el prólogo a los años de esclavitud bajo el mando del Faraón.
La esclavitud en Egipto es considerada por muchos de los sabios como un castigo divino por los errores cometidos por el pueblo. Otros no necesariamente lo ven de esta forma, sino que consideran que los propios errores de los hijos de Israel los llevaron hasta esta situación.
Ya sea un castigo divino o las circunstancias de la vida, es habitual que todos los comentaristas intenten buscar cuál fue el principio de la debacle, cuál fue la primera piedra que con los años se convirtió en una imparable bola de nieve.
Algunos creen que todo comenzó con la preferencia que Iaakov tenía por Iosef por sobre sus hermanos, lo que provocaba una gran envidia en estos últimos. Otros piensan que los sueños de grandeza y soberbia del joven Iosef fueron la causa del odio de sus hermanos. Muchos prefieren ver que todo fue provocado por la combinación de estas dos causas.
En el Talmud hay un midrash que explica que el gran problema fue la forma en que Iaakov distinguía, amaba y prefería a Iosef por sobre sus otros hijos. Dice: "Mira las consecuencias de favorecer a un hijo por sobre los otros. Debido a unos gramos de tela especial, con los que Iaakov adornó la túnica de Iosef, nuestro pueblo terminó esclavo en Egipto" (Shabat 10b). La túnica ornamentada, Ketonet Pasim, que Iaakov regaló a Iosef y que lo distinguía de sus hermanos, es el símbolo que expresa esa preferencia. De acuerdo al midrash entonces, el hecho de que Iaakov haya preferido a Iosef marca el comienzo de toda una serie de acontecimientos que culminaron con la diáspora y la esclavitud en Egipto.
Está claro que el midrash intenta darnos una lección moral: no hay que hacer preferencias entre los hijos, hay que amarlos a todos por igual. Sin embargo, lo que me parece más interesante de este midrash es la importancia que le asigna al comportamiento familiar. Si lo volvemos a leer detenidamente, lo que dice es que la preferencia de un padre por uno de sus hijos causó la dura y amarga esclavitud de todo un pueblo por cientos de años. Posiblemente el midrash exagere un poco, pero detrás de esta exageración se puede apreciar el valor que la tradición judía le asigna a la familia.
En el pensamiento liberal moderno muchas veces se considera que la familia es un ámbito privado que no tiene relación con lo que ocurre en la sociedad. La responsabilidad de los padres para con sus hijos, entonces, no tiene relación directa con la responsabilidad que tienen como ciudadanos. El midrash que acabamos de leer nos indica que en el judaísmo esto no es así. En la tradición judía los padres tienen una enorme responsabilidad para con el pueblo judío en general. La educación judía más importante que un niño puede recibir se da en el hogar, ya que es allí donde el niño comienza a desarrollar su personalidad e identidad, y aprende los valores más importantes.
En el judaísmo, los actos individuales se proyectan sobre los actos colectivos de todo el pueblo. Parafraseando al midrash, un niño educado en una casa con un escaso compromiso por el judaísmo, no sólo tendrá una identidad judía débil, sino que también causará una pérdida al pueblo judío entero. Por el contrario, un niño educado en una casa con un fuerte compromiso por la tradición judía, no sólo tendrá una identidad judía más firme, sino que también hará en el futuro una contribución positiva al pueblo de Israel.
En el judaísmo la familia es tan importante, que según el midrash la preferencia de un padre por un hijo por sobre los otros, llevó a todo el pueblo hebreo a la amarga esclavitud. Los invito a reflexionar en este shabat sobre nuestras casas y sobre la educación judía que brindamos a nuestros hijos. Los invito a reflexionar sobre cómo podemos hacer una mejor contribución a nuestro pueblo, cada uno en la medida de sus posibilidades, pero siempre tratando de dar lo mejor.
¡Shabat Shalom!
Rabino Rami Pavolotzky
Congregación B´nei Israel
San José, Costa Rica
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