jueves, 4 de diciembre de 2014

Vaishlaj 5775

Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la Parashá de la semana

Rabino Daniel Kripper
Beth Israel Synagogue Aruba

La historia de la reconciliación de Jacob y de Esaú, después de 20 años de extrañamiento, es una de las más conmovedoras en la Biblia.

Antes de que se encontraran, Jacob recibió informes amenazantes del avance de Esaú con un ejército y se preparó para lo peor. Pero ocurrió lo inesperado: cuando Esaú vio a su hermano, corrió a darle un beso.

La palabra hebrea que significa "y él le dio un beso" tiene unos puntos curiosos en el texto, lo que lleva a algunos comentaristas rabínicos a sugerir que el beso no fue sincero.  Por un simple cambio de letras, ellos leen el hebreo como "y le mordió".
Esto refleja una visión dura y poco generosa de la naturaleza humana, una que hace poca justicia al texto real.

Otro punto de vista, más favorable hacia Esaú, ilustra el optimismo en el potencial para el perdón, la bondad y el amor fraternal.  El punteado, sugiere, significa que a pesar de todo el daño que Jacob había causado su hermano tantos años antes, Esaú se llenó de compasión y besó a Jacob con total sinceridad.

En la historia de las naciones, esto también ha sucedido cuando antiguos enemigos se han reencontrado en paz y han aprendido a vivir en amistad.  Sin embargo, esto se ve con mayor claridad en las relaciones personales, donde el odio puede ser superado por el poder del perdón.

De acuerdo con el segundo punto de vista, los puntos sobre la palabra hebrea enfatizan la bondad en el hombre y respaldan la esperanza en un mundo mejor basado en relaciones cálidas y humanas.

Una vieja historia nos habla de un hombre que, subiendo una colina una noche, vio una amenazante criatura que salía de la oscuridad.  Aunque obviamente estaba atemorizado, él no obstante se acercó hasta que vio que la figura que se aproximaba era la de un hombre.
A medida que su miedo disminuía,  siguió caminando y al llegar a la figura, lo reconoció como su propio hermano.  Ellos se abrazaron y todo culminó en un final feliz.

¿Podría ser esta la historia de árabes y judíos?  En las circunstancias actuales, esto suena como una mera quimera.  A pesar de que un Oriente Medio sin conflicto es difícil de imaginar, nosotros, como nuestro patriarca Jacob, no podemos dejar de soñar, rezar y trabajar por la paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario