miércoles, 3 de noviembre de 2010

TOLDOT 5771

Los Rabinos de la UJCL escriben acerca de la parashá de la semana.
Bereshit - Génesis 25:19-28:9
6 de noviembre, 2010 – 29 de Jeshvan, 5771

Buscando esposas/os

En la parashá de esta semana, Itzjak le ordena a su hijo Iaakov no tomar esposa de entre las hijas de Canaán,  sino ir a buscar una esposa a la tierra de su familia (Bereshit 28:1). Estas palabras de Itzjak parecen reflejar exactamente el deseo de su padre Abraham, quien en su momento le había encomendado a su siervo “… no habrás de tomar esposa para mi hijo de entre las hijas de los cananeos, en medio de los cuales yo estoy asentado. Sino que a mi tierra, donde nací, habrás de ir, y habrás de tomar una esposa para mi hijo, para Itzjak” (Bereshit 24:3-4).


¿Cuál era el objetivo que perseguían los patriarcas al impedir para sus hijos a las mujeres de la tierra en que vivían? No es posible sostener que la meta era evitar la idolatría, ya que los familiares de Abraham eran sin dudas adoradores de ídolos, como aprendemos del famoso Midrash que describe a Abraham destruyendo los ídolos que vendía su padre, y como aparece explícitamente en el libro de Ioshúa “Allende al río residieron tus padres desde antaño, Téraj, el padre de Abraham y de Najor; ellos adoraban dioses extraños” (24:2). Tampoco es posible alegar que se perseguía aquí la pureza racial, idea extraña a la Torá y al judaísmo en general.
Es probable que los patriarcas sintieran repulsión por la vida indecente de los cananeos. El libro de Levítico, al presentar la lista de las relaciones incestuosas, ordena que “Como las prácticas de la tierra de Egipto, donde habéis habitado, no habréis de hacer; y como las prácticas de la tierra de Canaán, donde Yo os voy a traer allí, no habréis de hacer, ni por sus costumbres habréis de encaminaros” (Vaikrá 18:3). Posiblemente se perseguía evitar la carencia de moral sexual de la que hacían gala los habitantes de Canaán.
También hay quien opina que la única manera de preservar la cultura propia de una minoría tribal, como la del incipiente pueblo hebreo de los patriarcas, era a través del matrimonio endogámico. Una esposa que viniera de una tierra extraña, se amoldaría muy rápido a las costumbres y creencias de su nuevo núcleo familiar, lo cual sería muy difícil de lograr con una esposa que sostuviera la idiosincrasia de la mayoría de la población local.
Más allá de cuál sea la explicación correcta, lo cierto es que estos pasajes del Génesis son de los pocos en los cuales podemos ver una alusión más o menos clara a la importancia de que nuestros hijos se casen con personas judías. Los judíos hemos intentado, desde los albores de nuestra existencia como pueblo, preservar nuestra identidad, y uno de los caminos ha sido desde siempre la búsqueda del casamiento dentro de los límites del pueblo.
Aparte de nuestra percepción intuitiva sobre las ventajas que un casamiento judío conlleva sobre la futura identidad de los hijos de una pareja, hoy en día las estadísticas poblacionales son abrumadoras: no hay dudas de que una pareja judía tiene muchas más posibilidades de criar hijos judíos que una pareja interconfesional.
En muchas de nuestras comunidades hemos desarrollado marcos adecuados para que matrimonios mixtos puedan encontrar guía y apoyo en su intención de convertirse en una familia judía y/o de educar a sus hijos como judíos. Esta es una gran mitzvá, que ha logrado rescatar y sumar judíos plenos y orgullosos de su condición, y que de otra forma se hubieran perdido irremediablemente. Un pueblo pequeño como el nuestro no puede permitirse esta tragedia. Sin embargo, este hecho no debe hacernos olvidar que la primera opción para un joven judío debería ser la de conseguir una pareja judía para formar un hogar. Esa es la opción que maximiza la posibilidad de la continuidad de nuestro pueblo.
Como Abraham e Itzjak, nosotros también deberíamos desarrollar en nuestras comunidades las estrategias adecuadas para que nuestros jóvenes se inclinen por buscar parejas judías. Sin dejar de respetar su libertad de escogencia, deberíamos hacerles sentir cuán importante es para nosotros que se casen con muchachos/as judíos/as. Es una de nuestras principales herramientas para luchar por la herencia que tanto amamos, ¿qué haremos al respecto?
Shabat shalom,
Rabino Rami Pavolotzky
Congregación B´nei Israel, San José, Costa Rica

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