Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la Parashá de la semana
Rabino Gustavo Kraselnik
Kol Shearith Israel - Panamá
La expresión “cada muerte de obispo” se utiliza en relación a algo que ocurre muy esporadicamente. Hace muchos años, un profesor me explicó que el origen del dicho se hallaba en la Torá, precisamente en Parashat Masei y que el obispo en cuestión no era otro que la versión españolizada del Cohen Gadol (el Sumo Sacerdote). Aunque no he podido corroborarlo, las otras explicaciones que encontré son tan inconsistentes (la única que me hizo sentido hacía referencia al dicho “cada visita de obispo”) que cada vez estoy más convencido del origen bíblico del refrán.
El capítulo 35 del libro de Números establece que los homicidas involuntarios (aquellos que habían matado a otra persona en forma accidental) podían protegerse de los “vengadores” asilándose en las 6 ciudades de refugio destinadas a ese fin o en las 42 ciudades asignadas para los levitas que van a estar distribuidas por todo el territorio de la tierra prometida.
Hay que tomar en cuenta que la Ley del Talión (“Ojo por ojo, diente por diente...vida por vida”), que aparece en el código de Hamurabi (Siglo XVIII aec.) y también en la Torá (Ex. 21:23-25, Lv. 24:18-20 y Dt. 19:21) reconocía el derecho de venganza de la víctima (o en su defecto un “vengador”) pero lo limitaba a causarle al victimario un daño idéntico al que éste le había infligido. (Luego los sabios en el Talmud la interpretarán como “compensación equivalente”)
Al diferenciar al homicida involuntario del que mata intencionalmente, la Torá añade un eslabón en el proceso evolutivo de la justicia. Al primero, le asiste el derecho de protección y con ese fin fueron creadas las 6 ciudades de refugio (también podía refugiarse en las ciudades de los levitas, pero allí debía hacerse cargo de su propia manutención), tal como lo establece nuestra parasha (Núm 35:9-34) y otros pasajes de la Torá (Ex. 21:13, Dt. 4:41-44 y 19:1-13).
El refugiado permanecía en ese estado hasta la muerte del Cohen Gadol, entonces podía retornar a su hogar sin temor a ser vengado. (Núm. 35:25 y 28). El fallecimiento de la máxima autoridad religiosa - un suceso que ocurría poco frecuentemente y de allí vendría el origen del dicho “cada muerte de obispo- marcaba una suerte de amnistía general que ponía fin a todos los pleitos.
Sería lógico preguntar ¿Cuál es la relación entre la muerte del Cohen Gadol y el fin del derecho de venganza? En su monumental traducción y comentario al Jumash, el rabino Mordejai Edery ztz”l plantea dos respuestas posibles.
La primera es la del Minjá Belulá (Rabi Avraham Menajem Rapoport, Italia siglo XVI) quien afirma que las ciudades refugios y la de los levitas, estaban bajo dominio del Cohen Gadol y como era la costumbre del mundo, cuando la autoridad máxima fallecía se declaraba una amnistía general.
La segunda es la de Maimónides (España, siglo XII) quien sostiene que la muerte del Cohen Gadol “el más honorable de todos los hombres y amigo de todo Israel” causaba tal tristeza que seguramente haría que el vengador de sangre depusiera su actitud vengativa. (Guía de los Perplejos, Parte III, Capítulo 40).
Volviendo al tema y más allá de ver aquí otro ejemplo de la búsqueda permanente de nuestra tradición de llevarnos a “practicar la justicia” (Miqueas 6:8), ¿qué lección podemos sacar del tema de las ciudades refugio?
Uno de los grandes maestros jasídicos, el Apter Rebbe (Rabino Avraham Joshue Heschel de Apt, Polonia, 1748-1825) encuentra un paralelo fascinante entre las 6 ciudades de refugio y las 42 de los levitas con las 6 palabras del Shemá (Dt. 6:4) y las 42 palabras del resto del pasaje (el Veahavta, Id. 5-9). Y concluye: Así como en la antigüedad un hombre podía encontrar socorro en la1s ciudades de refugio cuando había cometido una falta involuntaria, hoy uno puede hallar reposo (y yo agregaría “guía e inspiración”) en “la ciudad” del Shemá.
Shabat shalom
Gustavo
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