viernes, 15 de julio de 2011

Pinjas 5771

Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana


Rabino Rami Pavolotzky
Congregación B´nei Israel
San José, Costa Rica


El ejemplo de un líder

En la parashá de esta semana D”s le recuerda a Moshé su gran error en el episodio de la roca (ver Bemidvar 20:1-13), y le ordena subir a la montaña de Avarim , para desde allí divisar la tierra de Israel. Luego de verla, Moshe habría de morir. 

No permitirle a Moshé entrar a la tierra de Israel era, posiblemente, el peor castigo que se le podía otorgar. Moshé había dedicado gran parte de su vida a conducir al pueblo de Israel hacia su tierra, lo había soportado en todas sus amargas quejas, lo había defendido ante D”s, aun sabiendo que eran culpables. Es fácil imaginarse que el anhelo más profundo de Moshé era entrar a la tierra prometida junto con su pueblo. Pero no podría: ese era su amargo castigo. 

Cuando a una persona le niegan el objetivo por el cual ha luchado durante toda su vida, es como si le quitaran la vida misma, su razón de ser. Después de todo, si no tenemos una meta o un objetivo ¿para qué seguir viviendo? Eso era justamente lo que le ocurría a Moshé, le era negado el último paso del largo camino por el cual había transitado desde joven, o quizás incluso desde su cuna. 

D”s le anuncia a Moshé que suba al monte para contemplar la tierra de Israel antes de morir, lo cual puede ser tomado como una concesión o como una última ironía. ¿Cuál debería ser su respuesta? Posiblemente esperaríamos un pedido de clemencia, que Moshé implore por la posibilidad de entrar al menos unos metros en la tierra de Israel, que pidiera que le fuera concedido simbólicamente el gran objetivo de su vida, aun reconociendo su pecado. 

La Torá, sin embargo, nos entrega la siguiente respuesta de Moshé: “Designe Adonai, D”s de los espíritus de toda carne, un hombre sobre la congregación. Que pueda salir delante de ellos y que pueda venir delante de ellos, y que los pueda sacar y que los pueda traer. Para que no sea la congregación de Adonai cual ovejas sin pastor” (Bemidvar 27:16-17). Cuando hubiéramos esperado que Moshé implore clemencia y misericordia, vemos que no solo que acepta su destino, sino que en lugar de preocuparse por él mismo, se inquieta por su comunidad. Se da cuenta de que si él muere, el pueblo se quedará huérfano, cual rebaño sin su pastor. Su último deseo antes de morir es que D”s designe un nuevo guía sobre la congregación. 

Eso es un verdadero líder, ese es el ejemplo más grande que tenemos sobre un conductor. En tiempos en que la política se ha convertido en un campo apropiado para buscar honor, fortuna o prestigio personal, el ejemplo de Moshé nos consuela y alienta a no claudicar. Cuando leemos sobre luchas de poder, sobre dirigentes que lo único que persiguen es el beneficio propio, las palabras de Moshé Rabeinu resuenan en nuestros oídos y calientan nuestras almas. 

La figura de Moshé debe inspirarnos para que reclamemos tener mejores líderes en nuestro pueblo, en nuestras comunidades, en nuestro país. Debemos exigir que lo que se busque sea el bien común, lo mejor para todos, y no solo para quienes lideran. Debemos estar atentos a las acciones, mas que a las palabras y los discursos seductores.

D”s le ordena a Moshé conceder parte de su esplendor a Ieoshúa, su sucesor (Bemidvar 27:20). El Talmud interpreta que Ieoshúa habría de reflejar la grandeza de Moshé como la luna refleja la luz del sol (Baba Batra 75ª). Supliquemos a D”s, entonces, que nos conceda la lucidez necesaria para poder ver con claridad, aun en los tiempos más oscuros, quienes son aquellos líderes que siguen el ejemplo de nuestro maestro Moshé, al anteponer el bienestar de sus dirigidos a su beneficio personal. 

¡Shabat shalom!
Rabino Rami Pavolotzky
Congregación B´nei Israel
San José, Costa Rica

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