Rabino Mario Gurevich
Beth Israel Synagogue – Aruba.
Los cuarenta años errantes por el desierto están llegando a su fin. La invasión a la tierra de Canaán es inminente y ya se perciben en el ambiente los signos de excitación y anticipación frente a lo que está por venir.
Es una nueva generación, nacida en el desierto la que acometerá esta lucha. La generación anterior quedó en el desierto; ella no mereció o simplemente no pudo emprender esa conquista.
Y es en este momento que los hijos de Rubén y Gad, quienes tenían muchísimo ganado según la descripción de la Torá, se acercan a Moshé y le dicen:
“…esta tierra es propia para ganado…dése esta tierra a tus siervos en posesión y no nos hagas pasar el Jordán.” (Núm. 32: 1).
Moshé revive la pesadilla del episodio de los espías; será que esta frente a una nueva rebelión? Cuántas no ha tenido que vivir en los anteriores cuarenta años?
Y así responde indignado. De hecho su furioso discurso ocupa los siguientes diez versículos.
Pero en este punto, los hijos de Gad y Rubén lo sacan de su error: “Edificaremos aquí corrales para nuestro ganado y ciudades para nuestros hijos y nosotros nos armaremos rápidamente para marchar al frente de los hijos de Israel hasta que los hayamos introducido en su lugar…No nos volveremos a nuestras casas hasta que los demás hijos de Israel tengan en posesión cada uno su propia herencia…” (Núm. 32:16)
Moshé entiende que ha prejuzgado mal. Los tiempos cambian, las generaciones también y hasta para él mismo se acerca la hora del fin y del recambio. También serán nuevos los líderes de la epopeya que se aproxima. Que mayor satisfacción para el gran líder que poder constatar que sus esfuerzos han tenido éxito y que los años de educación y enseñanza dan finalmente sus frutos.
Pero aunque la brecha generacional exista, la experiencia cuenta y la sabiduría también. Así es que Moshé debe dar una última lección: “Edificaos pues ciudades para vuestras familias y corrales para vuestros rebaños…” (Núm. 32:24).
Cuál es el mensaje? Simplemente corrige el orden de la frase original, no debe ser la prioridad los corrales del ganado sino los hijos, las familias. Los valores permanentes antes que los bienes materiales.
Solo así se podrá conquistar la tierra. Solo así se podrá construir una sociedad justa donde la dignidad de todos sus ciudadanos sea preservada y donde la familia ocupe el pedestal más destacado de la estructura social.
Con esta lección Moshé ha casi terminado su tarea. Puede comenzar el desgarrador proceso de la despedida que, siendo un maestro, serán nuevamente lecciones invaluables.
Ellas ocuparán todos los próximos capítulos.
Shabbat Shalom
No hay comentarios:
Publicar un comentario