Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana
Rabina Daniela Szuster
Congregación B´nei Israel, San José, Costa Rica
Kóraj: un líder que ponderó sus intereses personales por encima de los sociales
“Se dispuso Kóraj, hijo de Itzhar, hijo de Kehat, hijo de Leví, junto a Datán y Abirán, hijos de Eliab, y On, hijo de Pélet, hijos de Reubén. Se erigieron delante de Moshé, junto con hombres de los hijos de Israel, doscientos cincuenta, jefes de la congregación, los convocados a la asamblea, hombres de renombre” (Bemidvar 16:1-2).
De este modo comienza la parashá de esta semana. Kóraj, Datán y Avirán, junto a unos doscientos cincuenta hombres, se sublevaron contra Moshé. Diferentes comentaristas se preguntan quiénes habrán sido esas doscientas cincuenta personas y por qué motivo tomaron la decisión de rebelarse contra Moshé, el gran líder que los liberó de la esclavitud.
Ibn Ezra supuso que, dentro de este grupo, había gente disconforme y disgustada por diferentes motivos. Era un grupo heterogéneo en la motivación de sus quejas, pero homogéneo en el objetivo de la sublevación. Los unía la queja, teniendo esta diferentes orientaciones. Ibn Ezra, de alguna manera, se trasladó a aquella época y trató de entender el posicionamiento, las emociones y enojos de los diferentes grupos que componían esta rebelión. Así es como identificó a ciertos posibles grupos disconformes:
- Levitas: podrían estar disconformes por tener que ser los servidores de los Sacerdotes y no tener ellos un lugar más protagónico.
- Tribu de Reubén (Datán y Abirán): podrían sentirse discriminados porque en su momento les quitaron la primogenitura y se la transfirieron a los descendientes de Iosef.
- Primogénitos de todas las tribus de Israel: estos pudieron considerarse discriminados por haberles quitado el mérito de realizar los sacrificios a D”S, traspasando esta función a la tribu de Leví (ocurrido tras el suceso de la construcción del becerro de oro).
- Kóraj: según Rashi, se rebeló contra la investidura de Aharón como Cohen Gadol. Este quería suplantar a Elizafán Ben Huziel, a quien Moshé designó como jefe de los hijos de Kehat. Según Rabeinu Bejaiei ben Asher, más bien, por fuertes celos que sentía contra el liderazgo de Moshé. Él también era de la tribu de Leví y, por ende, tenía la oportunidad de ocupar un lugar de liderazgo.
Aquí ya tenemos, por lo menos, cuatro motivos diferentes de quejas de distintas personas. Y seguramente, se pueden encontrar otras más.
Ahora, la pregunta es por qué justamente en este momento sacaron a relucir todas estas quejas. Acaso surgieron en este momento o estaban en el ambiente desde tiempo atrás. Por qué no se quejaron cada uno en su momento: los Levitas cuando se les asignó sus funciones; la tribu de Reubén cuando se transfirió la primogenitura a Iosef; los primogénitos en el suceso del becerro de oro; etc.
Rambán, de forma muy perspicaz, respondió diciendo que no es casualidad que se haya organizado esta manifestación justamente en este momento histórico. Si esto mismo hubiera ocurrido en otro momento, probablemente el grueso del pueblo no lo hubiera permitido, defendiendo a Moshé y a Aharón, por ser sus líderes amados y admirados. En otras situaciones, la gente que estaba disconforme tenía que callar y silenciar sus molestias. En cambio, en este instante, luego del episodio de los Meraglim (espías), a partir del cual emergió una crisis y una división muy profunda dentro del pueblo, fue cuando estos grupos se hicieron notar y no se avergonzaron por sus protestas. Kóraj se dio cuenta de que este era el momento propicio para lograr su objetivo.
Y ese pudo haber sido el gran error de Kóraj: haberse aprovechado de la situación de vulnerabilidad, confusión y crisis que vivía el pueblo, para rebelarse e intentar conseguir sus propios intereses. Kóraj no pensó en lo que esta rebelión podría haber causado en el pueblo en general, sino más bien en cómo destituir a los líderes del momento para adquirir él mismo el poder. Este suceso lo hemos visto en muchos períodos de la historia humana.
Pensando en los seguidores de Kóraj, pareciera ser que la disconformidad siempre se encuentra de forma latente. Freud hablaba del “malestar en la cultura”. Si se le pregunta a cada uno, seguramente presentará alguna disconformidad en relación a los distintos grupos humanos a los que pertenece. Esto no es novedad. El tema es aprovecharse de esto en beneficio propio y provocar una desintegración social general. Pensando en el interés propio, en la ambición y el poder en sí, más que en el bienestar general.
Comienza la parashá con las palabras “Vaikaj Kóraj”, Rashi las entiende como “lakaj et atzmó” (se sacó a sí mismo). Kóraj pertenecía a una familia prestigiosa, tenía riquezas, era un talmid jajam (sabio) y era muy inteligente. Tenía todas las cualidades para, en algún momento, convertirse en líder del pueblo de Israel. ¿Y por qué no lo consiguió? Porque “lakaj et atzmó” (se sacó a sí mismo); él mismo, al intentar acelerar el proceso, perdió su oportunidad. No esperó al día que el pueblo lo eligiera por reconocer sus cualidades, sino que pretendió elegirse solo para ser líder, por medio de la pelea, la discusión y la desestabilización social. Siguiendo a Rashi, no es suficiente tener las cualidades óptimas de liderazgo; también hay que esperar el momento ideal para que este pueda emerger.
Como dice en Pirkei Avot (4:21): “la envidia, el deseo y el honor sacan al hombre del mundo”. A Kóraj, estos aspectos le quitaron su oportunidad de liderazgo, y fue castigado eternamente.
Entonces, según uno de los mensajes de esta parashá, no está mal quejarse, es entendible sentirse a veces disconforme o molesto; el problema se da cuando se aprovecha cierto malestar general para aumentar la crisis, el desorden y el caos, en vez de tratar de incentivar la consolidación social, la recuperación de la esperanza y el anhelo por un futuro exitoso en común; más allá de quién conduzca ese liderazgo.
¡Shabat Shalom!
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