miércoles, 18 de septiembre de 2013

Sucot 5774

Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana

por el Rabino Lic. Daniel A. Kripper
Beth Israel - Aruba

La Sucá - símbolo de paz y unidad

Leemos en el Deuteronomio, el quinto y último libro de la Torá:
Y les mandó Moisés diciendo: “Y ordenó Moshé a ellos diciendo: al cabo de siete años, en el plazo del año del indulto, en la festividad de las cabañas.  Al venir todo Israel, para comparecer, ante la Presencia de Adonai tu D’s., en el lugar que habrá de elegir: habrás de leer la Torá esta, ante todo Israel, a sus oídos.  Congrega al pueblo: los hombres y las mujeres y los infantes, y tu forastero -el que está en tus ciudades - para que hayan de escuchar y para que hayan de aprender, y habrán de venerar a Adonai vuestro D’s, y cuidarán para cumplir, todas las palabras de esta Torá.” (Deut. 31: 10-12).
En estas palabras, últimas que Moshé comparte con los hijos de Israel antes que se le comunique que está por morir, nos enteramos que en Sucot, la Fiesta de las Cabañas, conocida tan a menudo por los frutos y la cosecha, es un tiempo para la lectura de nuestra sagrada Torá.  Todo el pueblo unido debía escuchar las palabras de Torá en esta fiesta.  Sin mejitza (el tabique o cortina que separa a los hombres y las mujeres), a todos Dios les ordena escuchar.  Hasta el extranjero está invitado a unirse a la gran asamblea.


Sucot no es solamente una fiesta de la cosecha en la Torá.  Es la fiesta durante la cual el rey Salomón inauguró el Templo con todo Israel.  “Entonces hizo Salomón fiesta siete días, y con él Todo Israel” (II Crónicas 7:8-10, ver también I Reyes 8:1-5).

Ezra trajo la Torá ante la congregación en Jerusalén, “así de hombres como de mujeres y de todos los que podían entender... Y hallaron escrito en la Enseñanza que el Eterno había mandado por medio de Moisés, que habitaran los hijos de Israel en cabañas en la fiesta solemne del mes séptimo y que hicieran saber e hicieran pregonar por todas sus ciudades y por Jerusalén, diciendo: ‘Salid al monte y traed ramas de olivo, de olivo silvestre, de arrayán, de palmeras y de todo árbol frondoso, para hacer tabernáculos, como está escrito.’” (Nehemías 8:2, 14-15).

El pasaje del Libro de Nehemías relata que la observancia de Sucot no había ocurrido desde los tiempos de Ioshua...  A medida que el pueblo leyó la Torá, aprendió que debía construir cabañas para la Fiesta de Sucot.

Y el pasaje más significativo sobre Sucot aparece en Zacarías 14:16-19; allí, nos habla de su visión de todas las naciones compartiendo un día una Sucá juntas en el final de los días.  Esa es la meta que oímos de la voz de la Torá: en última instancia una unión, no solo con nuestros hermanos de origen, sino con toda la humanidad.

La observancia y el exilio, el retorno y la renovación, el cambio y la evolución son las piedras angulares de la supervivencia judía.  Históricamente, no nos hemos detenido en ningún período de tiempo, concepción o ideología.  Continuamos como las demás especies que sobreviven biológicamente en este planeta, porque nos hemos adaptado.  El cambio nos ha posibilitado transitar desde el Templo de Salomón al mercado de Ezra y Nehemías.  Nuestra supervivencia no ha estado nunca basada en prohibiciones o rigideces halájicas, o en la cesión de nuestras tradiciones a un solo grupo o ideología.  Los jasidim de hoy en día fueron la minoría perseguida de ayer.

La Torá es clara: el ideal es la inclusión.  Nuestra sucá está abierta para todos los que vienen y se acogen a ella.  Le damos la bienvenida a todos los miembros de la comunidad y a todos los que desean ser parte, de buena fe, de nuestro tabernáculo.  Y recibimos con los brazos abiertos a todos los que quieren estudiar Torá – nuestra sucá es un tabernáculo de Torá para todos.  Es el modelo de inclusión para todo tabernáculo o morada, dedicados a preservar nuestros valores religiosos y espirituales.

Hay lugar para todos nosotros en la sucá de la Presencia Divina.  Somos todos bienvenidos a abrazar la Torá de Moshé y a celebrar las fiestas de Hashem.  Sucot es un símbolo del mundo por venir, donde todos los que buscan un camino de verdadera espiritualidad serán bienvenidos en el tabernáculo de paz.  Como todo Shabat, rezamos que una sucat shalom, un “tabernáculo de paz”, se extienda sobre nosotros, sobre Jerusalem y sobre nuestro agitado mundo.  Amén.

Rabino Daniel A. Kripper
Aruba

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