Rabina Daniela Szuster
Congregación B´nei Israel, San José, Costa Rica
La parashá de la semana pasada terminó contándonos que Iaacov se fue de la casa de Lavan con sus esposas e hijos, de regreso a la tierra de Israel. No fue nada fácil para Iaacov regresar a su tierra natal, si tenemos en cuenta que tuvo que huir de su hermano Eisav, para evitar que lo matara. Sin duda, el retornar le trajo a la memoria recuerdos muy amargos y sentimientos encontrados.
La parashá de esta semana comienza diciendo: “Envió Iaacov mensajeros delante de él, a Eisav, su hermano, a la tierra de Sehir, el campo de Edom” (Bereshit 32:4). No se nos dice nada acerca de la actitud de Eisav, solamente sobre Iaacov, que ni bien emprendió el viaje a Israel, buscó la manera de encontrarse con su hermano. Iaacov podría haber tratado de pasar desapercibido, pero prefirió buscar a su hermano y reencontrarse con él.
¿Qué hizo Iaacov para reencontrarse? ¿Qué hubiéramos hecho nosotros si tuviéramos que encontrarnos con nuestro hermano/a, estando en la misma situación que Eisav y Iaacov?
Podríamos pensar que, como pasó mucho tiempo, seguramente Eisav ya se habría olvidado del asunto, rearmando su vida y ya sin tratar de vengarse. En ese caso es bueno reencontrarse, conversar, reconciliarse de buena manera.
Hay quienes podrían argumentar que D”s determina todo en la vida, entonces lo que habría que hacer es rogar a D”s, para que lo proteja y que Eisav no lo mate.
Por último, podríamos decir que Eisav no olvidó lo ocurrido y está esperando el momento oportuno para vengarse. En tal caso, lo mejor que podría hacer Iaacov es prepararse para la pelea.
¿Qué hubieran hecho? ¿Cómo se hubieran preparado para este incierto encuentro?
Rashi explica que nuestro patriarca se preparó para el reencuentro de tres maneras distintas: “Ledorón, letfilá ulemiljamá”, con regalos, con rezo y con la guerra (Rashi sobre Bereshit 32:9). En el mismo texto podemos ver que Iaacov le manda regalos por medio de los mensajeros, le reza a D”s y prepara a su gente, dividiéndolos en campamentos, por si se necesitara pelear una batalla.
Según este comentario, Iaacov no optó por uno de los caminos mencionados sino por los tres simultáneamente. Creo que es muy interesante esta actitud de nuestro patriarca, y considero que nos puede brindar un mensaje muy importante.
Muchas veces, cuando tenemos un conflicto con alguien, al encontrarnos, vamos preparados de una sola manera: a pelear, a esperar que pase lo que D”s quiera o tratar de amigarnos. Generalmente vamos con la idea de resolver el asunto de una sola forma.
En cambio Iaacov, sabiendo lo incierto de los comportamientos de los seres humanos, prefirió ir preparado de diferentes modos. Esto nos enseña que, cuando tenemos que reencontrarnos con alguien, mejor hacerlo de la manera más abierta y sin ideas preconcebidas. Debemos dejarnos llevar por el encuentro, por las emociones y por la dinámica que va emergiendo en el vínculo mismo.
Por supuesto, el ideal es intentar lograr primero la paz, luego el rezo y, por último, en caso de guerra, defenderse.
Como seres humanos, no somos ni predecibles ni lineales. Es bueno que tengamos en la mano diferentes herramientas y estrategias, y estar listos para utilizarlas en cada momento, de la manera más sabia y apropiada.
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