Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana Rabino
Rabino Lic. Daniel A. Kripper
Beth Israel - Aruba
El Libro
de Devarim o Deuteronomio contiene los últimos discursos de Moisés antes de su
partida de este mundo. Cuarenta años pasaron ya desde que los Hijos de Israel
salieron de Egipto.
Próximos
a atravesar el Jordán en camino hacia la Tierra Prometida, Moisés toma
conciencia de que el final de su carrera está cerca.
Un tiempo
atrás se le había comunicado que él no ingresaría en dicha tierra soñada, y que
su sucesor sería el responsable de guiar al pueblo en la próxima etapa de su
devenir histórico.
Consecuentemente
Moisés aprovecha esas preciosas horas finales para aconsejar a quienes
proseguirían camino, y brindarles orientaciones de vida para un futuro
venturoso.
Él les
recuerda acerca del largo y arduo andar a través del desierto por los 40 años,
siendo que al final la distancia a cubrir no era tan significativa, y
cuanto mucho podría haber durado sólo unas pocas semanas.
¿Qué es
lo que causó la innecesaria demora? ¿Qué fue lo que falló?
Según
este discurso de Moisés, fue el episodio de los espías el factor
determinante en la tediosa e interminable prolongación de la travesía. Al
recapitular dicha historia, Moisés trata de alertar a las jóvenes generaciones
frente a los futuros desafíos que tienen por delante.
Él les
recuerda cómo los 12 príncipes, jefes de las tribus, fueron enviados a la
Tierra Prometida en misión de reconocimiento, y traer a posteriori un informe
de su exploración.
En su
recorrida por el país ellos enfatizaron las ciudades fuertemente fortificadas,
los poderosos ejércitos del enemigo y la corpulencia impresionante de los
habitantes.
En base a
este parecer, la conclusión que se imponía era pues que el pueblo de Israel no
estaba en condiciones de conquistar la Tierra. De ese modo lograron infundir un
miedo y gran desánimo en el seno del pueblo, que casi termina socavando la
gloriosa campaña que comenzó con el Éxodo de Egipto.
Moisés
les recuerda una y otra vez que la fortaleza de Israel no radica en su poderío
físico o en sus fuerzas militares.
En
tiempos antiguos Israel no podía competir militarmente con naciones como los
asirios, los caldeos, los babilonios, los griegos y los romanos. Su poder
militar era ostensiblemente inferior, sin embargo logró sobrevivir los avatares
de la historia por su tenacidad y firmeza moral, y por su apego a los valores
espirituales de tu tradición secular.
De este
modo el incidente de los exploradores deja de ser un capítulo más en la larga
travesía por el desierto, para convertirse, en la prédica de Moisés, en un
paradigma de fidelidad, y promesa de continuidad eterna.
Rabino Daniel Kripper
Beth Israel Aruba
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