Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana Rabino
Rabino Darío Feiguin
Rabino Darío Feiguin
Congregación B´nei Israel, Costa Rica
“La Berajá de Iaakov”
Parashat Vaiejí, que significa: y vivió, habla de la muerte de Iaakov. El Patriarca estaba viejo, enfermo y casi ciego, y aún así supo ver con el alma a sus hijos.
La Torá dice que los juntó y les pidió que se acercaran, para que él les dijese qué será de cada uno en el futuro.
Pero paradójicamente, comenzó a describir a cada uno de los hijos, de acuerdo a los hechos del pasado, como si fuera una especie de test vocacional, o como si en la profunda comprensión psicológica de Iaacov, las características e cada hijo, reflejadas en el pasado, marcaron a esta altura de sus vidas, una clara tendencia, y un sentido que difícilmente habría de modificarse.
El viejo hizo de espejo para cada amado hijo, y ésa fue su bendición.
¿Por qué? Porque es cierto, como lo sugiere la Parashá y lo re-descubre el psicoanálisis, que gran parte de nuestro destino queda sellado y marcado desde muy chicos.
Pero yo creo que la Parashá va más allá de un determinismo y un fanatismo que nos hace menos libres y menos responsables.
A pesar de todos los Midrashim que ven en acontecimientos del futuro la confirmación de las palabras del viejo Iaakov, yo creo que la Berajá está en el hecho de decirle a cada hijo: “Así es como te veo”, “Esto es lo que parecés”, “Si seguís así, vas a terminar de esta manera”; “Ahora vos decidís”.
Este “Ahora vos decidís, es lo más importante de todo”.
Porque quiere decir, que cada uno debe hacer un doble trabajo:
1º) Debe intentar conocerse
2º) Debe preguntarse si está contento con lo que es, si quiere cambiar, y si se propone hacerlo.
Muchos de nosotros somos esclavos de determinismos sociales, o de otros más profundos y más remotos, que se vienen cargando desde hace muchos años; tal vez desde la infancia.
La bendición no es cargar con este peso. Eso sería más una maldición. La bendición sería nunca dejar de aprender a conocerse. Nunca renegar de lo que uno es, tratando de aceptarse y quererse. Y al mismo tiempo, nunca dejar de ser libre y elegir, a veces continuar, y otras, cambiar.
Dentro de esta tensión de continuidad y cambio, se presenta la vida de cada uno, como una lucha por ser, por encontrar un lugar único y original. Y en el hombre, ser es devenir; es estar en movimiento, es mantenerse en búsqueda y no bajar los brazos ante los determinismos de afuera y de adentro.
A través de Iaakov, la Torá nos puede servir de espejo. ¿Qué vemos? ¿Nos gusta lo que vemos? ¿Cómo quisiéramos vernos?
A través de Iaakov, la Torá nos propone vivir como seres libres, únicos e incomparables.
¡”Ahora vos decidís”!
Rabino Darío Feiguin
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