jueves, 3 de diciembre de 2015

Vaieshev 5776

Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la Parashá de la semana

Rabino Gustavo Kraselnik
Congregación Kol Shearith Israel, Panamá

La fecha hebrea de mi cumpleaños es el 23 de Kislev. Nací un viernes 13 de diciembre en la noche (No digo el año; no por vanidad sino para que lo traten de calcular), es decir que nací en Shabat y la lectura de la Torá correspondiente fue Parashat Vaieshev. 

Lo interesante del caso es que al final de esta Parashá encontramos la única referencia, no solo en la Torá sino en todo el Tanaj (Biblia Hebrea), a la celebración de un cumpleaños: “Y sucedió que al tercer día, que era el día del cumpleaños de Faraón (Yom Huledet Et Paro), éste hizo un banquete para todos sus siervos…” (Gn. 40:20).

El contexto tiene que ver con el cumplimiento de la interpretación que Iosef hizo de los sueños de los exfuncionarios egipcios encerrados en prisión. Ese día, el jefe de los coperos fue devuelto a su posición, mientras que el jefe de los panaderos murió en la horca.

Siguiendo con el tema del cumpleaños, el hecho que Faraón tuviera una celebración especial en ese día, era una práctica habitual en la antigüedad egipcia (en la piedra Rosetta aparece mencionada una celebración del cumpleaños del Faraón Ptolomeo V) y en otros pueblos: La Mishná incluye el día del nacimiento de los reyes (“Genosa” en griego) entre las festividades idólatras (Avodá Zará 1:3, de acuerdo a la interpretación del Talmud de Jerusalem, Id. 1:2)

Posiblemente el marco pagano de la celebración del cumpleaños sea una de las razones por las cuales la tradición judía nunca le prestó mucha atención a dicho evento. A eso habría que sumarle la conocida frase de Kohelet “Es mejor un buen nombre que el mejor de los ungüentos y el día de la muerte al del nacimiento.”(Ec. 7:1) y también la afirmación talmúdica que dice: “Mejor hubiera sido que el Hombre no hubiera sido creado.” (Eruvin 13b)

Por otra parte, Job, en un testimonio conmovedor (Capítulo 3) maldice el día de su nacimiento y lo mismo hace angustiado el profeta Jeremías. (Jr. 20:14-18)

Sin embargo podemos percibir un significativo cambio en la forma de ver el cumpleaños. El Midrash tardío “Sejel Tov” (Italia, siglo XII) comentando el versículo de nuestra parashá dice: “La mayoría de las personas aprecian el día en que se conmemora su nacimiento se alegran en él y hacen una fiesta ese día.”

En los últimos años encontramos destacadas autoridades legales reconociendo la importancia del cumpleaños y estableciendo distintas tradiciones para su celebración. Por ejemplo el rabino Jaim Palaggi (Turquía, siglo XIX) escribió que el día del cumpleaños hay que dar Tzedaká adicional.

Hoy, casi universalmente establecida la celebración del cumpleaños, diversas costumbres se han ido imponiendo y aquel que alcanza un año más de vida tiene la posibilidad de expresarlo judaicamente. Una Aliá (subida) a la Torá y recibir el correspondiente Misheberaj (bendición) para la ocasión es una buena forma de compartir el festejo en comunidad. También es propicio recitar el Shejeianu, la bendición en donde agradecemos a Dios por darnos la vida y por permitirnos llegar a este momento.

El cumpleaños es también un tiempo adecuado para reflexionar sobre el sentido de nuestras vidas; de igual forma que en Rosh Hashaná (que no es otra cosa que el cumpleaños del mundo) se nos brinda la oportunidad para hacer un Jeshvón Hanefesh (un balance del alma) corrigiendo errores y asumiendo nuevos compromisos de cara al futuro próximo.

Por supuesto que hay muchas iniciativas más, sumamente interesantes y creativas. En mi caso, en vísperas de mi cumpleaños, además de celebrar con la familia y los amigos ya tengo el plan perfecto: “Tzedaká, Torá, Shejeianu y Jeshvón Hanefesh.” 

Como decía el Sabio Hilel (Shabat 31a): “El resto es comentario”
Shabat Shalom
Gustavo

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