Los rabinos de la UJCL escriben sobre la Parashá de la semana.
Rabino Guido Cohen
Asociación Israelita Montefiore
Bogota, Colombia
Rabino Guido Cohen
Asociación Israelita Montefiore
Bogota, Colombia
En estas últimas semanas, las lecturas de la Torá nos desafían a probar nuestra fe y nuestra creatividad e intentar vincularnos con un texto que narra algunos sucesos que para la mente moderna suenan difíciles de creer.
Son muy comunes, cuando estudiamos el texto en comunidad, las preguntas acerca de si realmente el mar se abrió como leímos en Parashat BeShalaj o si la teofanía en Sinai sucedió tal cual la describe Parashat Itró, que leeremos esta semana.
La mente contemporánea, cada vez más alejada de la poesía y de las lecturas creativas, se ha acostumbrado a leer de forma lineal, apegada a literalidades y mensajes que no pueden escaparle a lo explícito. La Torá, tal como ha sido leída por el pueblo judío durante milenios, debe permitirnos despegar de esos modos lineales de lectura y animarnos a leer de un modo distinto, que expanda los límites de nuestra creatividad.
Preguntarse entonces, si es cierto que el mar se abrió, o si verdaderamente la voz de Dios se oyó en Sinaí entre truenos, nubes y sonidos de Shofar es limitar al texto en su inagotable potencial de sentido, transformandolo en una mera fuente de información irrelevante para el corazón sediento de fe. No se si hubo un Tsunami en las costas del Mar Rojo hace 3500 años, o si hay un fenómeno en la región del Sinai que hace que el viento forme algo similar a una imponente nube, o si por la sequedad del desierto cierta especie de zarza puede arder sin consumirse. Lo que sí se es que si esas son mis inquietudes, probablemente encuentre libros que haciendo uso del avance de las ciencias me lo explique de mejor manera.
La Torá, cuya revelación en Sinai volveremos a vivir este Shabat al leerla, debe despertar en nosotros otras preguntas, debe animarnos a re-conectar con un mundo de poesía y asombro que hemos suprimido. Preguntarse si en serio Moshé estuvo 40 días y 40 noches sin comer ni beber en la cima del Sinai es como preguntar si en serio las carrozas pueden transformarse en calabazas pasadas la medianoche. No es que sea cierto o no, es que confundimos el género literario, nos ponemos los anteojos equivocados.
Hay un texto de nuestra tradición que es quizá el que lleva a su máxima expresión esta visión de leer de modo diferente, de entender que el texto dice más allá de lo que aparenta decir. Es el Midrash Shir HaShirim Rabbah, la interpretación rabínica a Shir HaShirim, texto que parece un poema de amor, pero que nuestro pueblo ha leído siempre como una alegoría del vínculo de Dios con el pueblo de Israel. Uno de los versículos que hablan de la Parashá de esta semana en Shir HAShirim, según los sabios del Midrash es el que dice: "Paloma mía, que anidas en lo oculto de la roca, en lo escondido de los escarpados parajes, muéstrame tu rostro, hazme oir tu voz, porque tu voz es dulce y hermoso tu aspecto" (Shir HaShirim 2:14).
Como lectores acostumbrados a la lógica de la literalidad, podríamos preguntar, ¿qué tiene que ver este versículo con la revelación en Sinai que leeremos esta semana?
Responden Rabí Akiba en el mencionado Midrash:
Paloma mía que anidas en lo oculto de la roca - se refiere al pueblo de Israel que estaba escondido a la sombra del Sinai
Muestrame tu rostro - como está escrito "y todo el pueblo veía las voces"
Hazme oir tu voz - es la voz previa a los mandamientos, como está escrito "Todo lo que dijo Dios, obdecedermos y oiremos" (Shemot 24)
Porque tu voz es dulce - es la voz que vino luego de los mandamientos, como está escrito "oye todas las cosas que diga el Señor (...) y nosotros oiremos y obedeceremos"
(...)
Y hermoso tu aspecto - Como está escrito "vio el pueblo y tuvo miedo, y se mantuvo alejado"
La pregunta que suscita leer este bello Midrash es ¿en serio dice todo eso ese versículo de Shir HaShirim?. Y creo que es en esa pregunta donde erramos nuestra lectura. No se trata de si el versículo dice, sino de qué es lo que nuestro pueblo ha leído en ese versículo. No se trata de si ese es el sentido 'verdadero' del texto según convenciones de lectura occidentales, sino de animarnos a leer los textos bíblicos con creatividad midráshica. Rabí AKiba no creía que estaba 'inventando', sino que estaba descifrando la sabiduría profunda que reposaba oculta en el texto. En las palabras del Zohar: "Hay de aquellos que dicen que la Tora tiene meras historias y palabras ordinarias. Si es así , compondríamos una Torá ahora mismo con palabras ordinarias. y mejor que todas ellas ¿Para hablar de cuestiones mundanas? Incluso los gobernantes tienen palabras más sublimes. Si así fuera, los seguiríamos a ellos y haríamos de ellos una TOrá. Pero las palabras de Torá son sublimes palabras, sublimes secretos (...) Ven y observa. Hay una vestimenta visible para todos. CUando los ingenuos ven a alguien en un bello vestido, no miran más allá. Pero la esencia del vestido es el cuerpo, como la esencia del cuerpo es el alma. Lo mismo sucede con la Torá..." (Zohar III: 152a)
Este Shabbat volveremos a presenciar la revelación en Sinai, como el Shabbat pasado volvimos a cruzar el mar. Los desafío a que puedan tener los corazones abiertos a una lectura diferente del texto. Que no nos preguntemos si 'es cierto' o si 'es posible que ello haya sucedido'. Abramos el alma para oir la poesía que emana del texto y animémonos a tener ojos con creatividad midráshica para hacer del texto un manantial de sabiduría vital que nos transforme. No nos preguntemos si en serio sucedió, o si hay alguna ciencia que lo explique, preguntemonos cómo, explotando al máximo la potencialidad del texto, podemos dejarnos transformar por él.
Shabbat Shalom
Rab Guido Cohen
Asociación Israelita Montefiore
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