jueves, 7 de septiembre de 2017

Ki Tavó 5777

Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana

Rabino Lic. Daniel A. Kripper
Beth Israel - Aruba

Se cuenta la historia sobre un jasid que cierta vez se dirigió al Rabí Mendel para solicitarle una bendición para el buen sustento. “Reza al Eterno y Él te proveerá de una buena manutención” le aconsejó Rabí Mendel. “Pero yo no sé como rezar”, le dijo el jasid. Atónito, le respondió el Rabí: * ¿No conoces la esencia de la plegaria y te quejas de la falta de alimentos? ¡¿Estás pidiendo una bendición por lo accesorio en vez de comenzar por lo principal?!

El judío moderno se asemeja a este jasid de algún modo, el a-b-c de la oración le es extraño, desconocido, hermético.

La historia demuestra fehacientemente que en épocas pasadas nuestros mayores eran pobres en el plano material, pero ricos en espíritu. Hoy en día, la situación se ha invertido: grandes carencias espirituales en medio del confort material.

En el capítulo semanal que versa sobre la entrega de los Bikurim, o sea los primeros frutos de la cosecha ofrendados en el Templo de Jerusalén, se trata de educar a la persona a desarrollar su sentido de gratitud y su capacidad de rezar: “No digas en tu corazón: mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza” (Deut.8.17).

La ofrenda de los Bikurim era acompañada por una lectura y una plegaria que trasuntan el espíritu de regocijo y agradecimiento por la abundancia y la plenitud de bendiciones.

El contenido de esta plegaria representaba esencialmente una recordación de los días aciagos en los comienzos de la historia de Israel. Justamente en ese momento de gozo al traer los frutos, se le inculca al campesino a no olvidar su pasado de aflicción.

No son pocos los que en épocas de riqueza se empeñan en olvidar viejas penurias, se avergüenzan de su pasado y les molesta recordarlo.

La Torá tiene un enfoque diametralmente opuesto: ¨Habla¨, le insiste, dilo en voz alta, no te acomplejes debido a tu humilde condición anterior. No dejes que el presente sea un corte, sino más bien una continuación natural y por ende sentirás la satisfacción de tu progreso.

Con este repaso de la historia dicho en primera persona el mensaje sería: toma conciencia para sensibilizarte y considerar a los que hoy sufren privaciones y carencias. Entonces podrás percatarte de tu deber no sólo para contigo mismo y los tuyos, sino también con los que nada tienen, el levi, el indigente, y el extranjero que vive en tus fronteras. Por eso, el capítulo de los Bikurim es seguido por el capítulo de los diezmos, o sea, los donativos dirigidos a las capas más indigentes y necesitadas de la sociedad.

La recordación del pasado a través del ritual da al hombre la oportunidad de considerar el significado espiritual de la vida, tanto en lo personal como a nivel del pueblo, y fortalecer así su conciencia social.

Es este aspecto ético espiritual de nuestra parashá que debe ser cultivado y revalorizado en nuestros días para el mejoramiento del mundo en todas sus dimensiones.

Rabino Daniel Kripper

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