jueves, 10 de junio de 2010

Parashá Koraj

Números 16:1 - 18:32
Haftará: I Samuel 11:14 - 12:22

Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana
Rabino Gustavo Kraselnik
Kol Shearith Israel, Panamá

En la Edad Media era muy común encontrar rabinos itinerantes que viajaban por pequeños pueblos en donde eran invitados a brindar un Dvar Torá (comentario de la lectura de la Torá) a la congregación local. Se cuenta que uno de estos maestros, que aparentemente no era muy dotado en el campo de la oratoria, tenía un buen sermón ya preparado sobre la historia de Kóraj, así que sin importar cuál fuera la parashá de la semana, ese sería su tema.

Llegado el momento, el rabino se paraba frente a la feligresía, sacaba un pañuelo, se secaba la frente y disimuladamente lo dejaba caer al suelo. Se agachaba a buscarlo durante varios segundos y después de un rato exclamaba: “¡Caray! ¡Parece que se lo tragó la tierra! ¡Igualito que a Kóraj! Hablando de Kóraj...”


La parashá de esta semana lleva el nombre de Kóraj (esta vez no es necesario el jueguito del pañuelo). Nos trae el conocido relato de la sublevación liderada por este famoso personaje, primo hermano de Moisés, junto a Datán y Aviran de la tribu de Rubén y otros 250 importantes dirigentes.

El dramático final, los rebeldes “tragados” vivos por la tierra, hace famoso al relato y en él se despunta la imagen de su protagonista que en el mundo posbíblico alcanza la categoría de un “archivillano” (palabra que utilizo a pesar de no figurar en el diccionario de la RAE).

Sorprende notar, que aún cuando el propio texto bíblico de alguna manera reivindica la descendencia de Kóraj - Samuel provenía de su linaje (I Crónicas 6:18-23) y a sus hijos se le atribuye la autoría de 11 salmos – las fuentes posteriores terminan describiendo a Kóraj como una figura infame, perversa y corrupta.

En su Antigüedades de los Judíos, Flavio Josefo (Siglo I EC) afirma que Kóraj era un hombre adinerado con gran oratoria y poder de persuasión. Trepador y muy envidioso (Libro IV, Cap. 2). El Talmud lo define como un nuevo rico que descubrió uno de los tesoros de Iosef (Talmud de Babilonia Sanhedrín 110a) y como un hereje que sostenía que “la Torá no era divina, Moshé no era profeta ni Aharón Sumo Sacerdote” (Talmud de Jerusalem, Sanhedrín 10:1) y el Midrash lo presenta como un sagaz conocedor de los vericuetos legales que los esgrime, instigado por su esposa, con el fin de mostrar la imperfección de la ley mosaica y por ende su desconexión de la perfección de Dios (Bemidvar Rabá 18:3-4)

Con estos antecedentes no es de extrañar que el folklore judío haya encontrado este personaje una fuente de inspiración. Por ejemplo en yiddish hay un dicho: “Er is reich vi Koraj” (Es rico como Kóraj) y en ladino “aserze Koraj” significa adquirir rápidamente una fortuna de dudoso origen.

Más allá de la fascinación que plantea la Torá, con el final espectacular del relato, ¿Cuál es la razón para considerar a Kóraj una personalidad tan nefasta? Quizás en el planteo que hace al comienzo de nuestra parashá podamos encontrar algunas respuestas: “Toda la comunidad entera, todos ellos están consagrados y Dios está en medio de ellos. ¿Por qué, pues, os encumbráis por encima de la asamblea de Dios?" (Nm 16:3)

El ataque de Kóraj va dirigido contra los líderes. Podemos imaginarlo arengando a la masa: “Si, como dijo Dios (Ex 19:6) Israel es un reino de sacerdotes y una nación santa, ¿por qué hay quien se considera más santos que los demás?” A primera vista la propuesta resulta atractiva. Todos somos santos, por lo tanto no necesitamos dirigentes. El pueblo es tan inteligente que las figuras de Moshé y Aharon son innecesarias.

Sin embargo, la deslegitimación de las personas y de sus funciones es el primer paso de Kóraj. Quiere sembrar el caos. Y si lo logra, podrá cumplir su objetivo: presentarse ante el pueblo como el salvador y asumir la función de líder, la misma función que proclamaba innecesaria. De haber tenido éxito, la rebelión de Kóraj hubiera sido una más, de tantas revoluciones en la historia humana, traicionadas por sus propios instigadores.

Pareciera ser que la crítica demagógica de Kóraj era su estrategia para asumir el poder. En su llamado a la igualdad se escondía su ambición. En última instancia, Kóraj podría hacer suyas las palabras que escribió George Orwell en Rebelión en la granja: “Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros.”

Podría parecer paradójico pero no lo es. Las propuestas de Kóraj no sólo sobrevivieron sino que fueron incorporadas por la tradición judía posterior (ya no hay sacerdotes, los rabinos son maestros, cualquier judío puede llevar adelante casi todos los rituales), sin embargo, su figura se asocia a los peores personajes de la Biblia.

La larga historia de nuestro pueblo con variados climas, geografías y circunstancias, genera una dinámica que permite que las ideas aparezcan y desaparezcan, suban y bajen. Lo que hoy es recomendable mañana puede no serlo y viceversa. Lo que no cambia es el desprecio por quien resultó ser un traidor.

En resumidas cuentas, aquel que abrió su boca y utilizó al pueblo para alcanzar su propio beneficio quedó condenado. La tierra abrió su boca y se lo tragó. Peor aún, ese mismo pueblo lo convirtió en un archivillano.

Shabat Shalom

1 comentario:

  1. Shabat shalom amado aj,me pareció muy buena y completa su apreciación de la porción semanal. Quisiera si es posible recibir a mi correo mas de su sapiencia en los temas de torah,shalom , calzaquin@gmail.com

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