jueves, 13 de enero de 2011

Beshalaj 5771

BESHALAJ 5771
Rabino Gustavo Kraselnik


Hace poco menos de 100 años, el notable sociólogo alemán Max Weber identificaba tres prototipos de líder (carismático, autoritario y legal-burocrático) dando origen así a una profusa literatura sobre liderazgo que hoy abarrota los anaqueles de las librerías.

La abundancia de material da testimonio del pensamiento que se le dedica a este tema tanto por parte de los investigadores, que publican sus estudios, análisis y reflexiones, como de los lectores, ávidos por encontrar guía y orientación sobre un asunto vital para sus vidas en el campo personal y profesional.

Interesantemente, Parashat Besahalaj nos brinda algunos ejemplos valiosos de liderazgo que quizás nos ayuden a obtener enseñanzas para descubrir los atributos y las cualidades que un líder positivo debe poseer.
Lección 1: Los huesos de Iosef

Al comienzo de la parashá, cuando los israelitas se disponen a abandonar Egipto, Moisés toma los huesos de Iosef (Ex. 13:19) para cumplir el deseo que éste había manifestado en su lecho de muerte: “Cuando Dios los visite, lleven mis huesos de aquí junto con ustedes” (Gn. 50:25). En una sagaz observación, el Midrash comenta sobre este pasaje: “para demostrar la sabiduría y la piedad de Moisés, mientras los hijos de Israel se dedicaban a empacar, Moisés se ocupaba de cumplir la promesa de los huesos de Iosef (Mejilta ad loc.). Primera lección: Un buen líder además de honrar las promesas adquiridas (para nuestros contemporáneos eso incluye las promesas de campaña), debe tener la capacidad de mirar más allá de lo inmediato y, aún en los momentos exultantes, debe saber cuáles son las prioridades y actuar en consecuencia.

Lección 2: No es momento para rezar
Faraón se arrepiente y sale a recapturar a sus esclavos. Los israelitas, atrapados entre el Mar Rojo y el ejército egipcio, reclaman a Moisés, quien a su vez se dirige a Dios. La respuesta divina es contundente: “¿Por qué clamas a Mi?, di a los israelitas que marchen” (Ex. 14:15). El Midrash lo pone aún más claro en palabras de Rabí Eliezer: “Dijo el Santo Bendito Sea a Moisés: Mis hijos están en riesgo, el mar se cierra, el enemigo los persigue ¿y tú te explayas en plegaria?” (Mejilta ad loc.) Segunda lección de liderazgo (cortesía de Dios a Moisés), un buen líder debe saber cuándo es tiempo de palabras y cuando son necesarias las acciones. Todos conocemos la reflexión de Kohelet (Ec. 3:1) “Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol”. La clave es hacer lo adecuado en cada momento.

Lección 3: Ayudar a los milagros
Cuenta el Talmud (Sotá 37a) que cuando se dio la orden de marchar, las aguas del Mar Rojo todavía no se habían abierto. Las tribus peleaban entre sí, ya que ninguna quería ser la primera en ingresar. 

Entonces Najshon ben Aminadav, príncipe de la tribu de Iehudá comenzó a adentrarse en el mar y recién cuando las aguas estaban a punto de cubrirlo totalmente, comenzaron a abrirse de forma tal que los israelitas pasaron sobre tierra seca. Este relato talmúdico contiene un claro mensaje. Fue la convicción de Najshón - su entereza y su accionar - la que permitió que ocurriera el milagro. Así aprendemos nuestra tercera lección para un buen líder: los milagros no llegan solos. Crear las oportunidades para que sucedan, es parte de su responsabilidad.

Lección 4: El cántico de Miriam
Después del milagroso cruce del Mar Rojo, Moisés entonó un hermoso cántico de alabanza a Dios (Ex 15:1-18), que repetimos cada día en el rezo matutino. La Torá (Id. 20-21) nos relata que también Miriam lo hizo: “Tomó en sus manos un tamboril, y todas las mujeres iban detrás de ella, con tamboriles y formando coros de baile. Y Miriam les repetía: «Canten al Señor, que se ha cubierto de gloria: Él hundió en el mar los caballos y los carros».”

La diferencia entre ambos cánticos no radica solo en la longitud sino fundamentalmente en la posición que asume el líder frente al pueblo. La profesora Tova Cohen de la Universidad Bar Ilan (http://www.biu.ac.il/JH/Parasha/eng/beshalah/co1.html) afirma que es muy probable que el lenguaje elevado del cántico de Moisés, que realza la fortaleza de su persona, su profecía y su poesía, fuera incomprendido por la masa que observaba pasivamente la entonación. Por su parte, Miriam, con una versión mucho más breve (que posiblemente era el estribillo del cántico de Moisés) claramente dirigida a su audiencia, logra involucrar activamente a las mujeres que con panderetas y bailes participan de la experiencia religiosa.

La cuarta lección de liderazgo que nos regala nuestra Parashá apunta a promover el trabajo en grupo, buscando motivar e involucrar a todas las personas para lograr el objetivo. En palabras de la 
profesora Cohen: “El liderazgo de Miriam estaba guiado no con el fin de fortalecer su individualidad, separando el “Yo” de su alrededor, sino por la construcción de una red de relaciones humanas.”

Bellas enseñanzas nos regala Parashat Beshalaj.

Cada semana nuevos libros sobre liderazgo son publicados trayendo nuevos enfoques y perspectivas. Sin embargo, nada como regresar a los clásicos.

Shabat Shalom,
Gustavo

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