jueves, 27 de agosto de 2015

Ki Tetzé 5775

Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana

Rabino Gustavo Kraselnik
Kol Shearith Israel, Panamá

Parashat Ki Tetzé es la parashá con mayor número de Mitzvot. De acuerdo al Sefer Hajinuj (Rabí Aharon Halevi de Barcelona, siglo XIII) contiene 74 de las 613 mitzvot. Al repasarlas queda claro que la demanda de una vida inspirada por la guía divina abarca todos los aspectos de la existencia. Esta misma idea se reflejará luego en la literatura rabínica y en los códigos medievales, que engloban leyes rituales, sociales, económicas, familiares, civiles y mucho más.

Sin embargo en nuestros tiempos - y posiblemente con cierta responsabilidad nuestra – se ha generado la falacia de asociar la religiosidad con la observancia ritual. 

En la introducción de su libro A Code of Jewish Ethics (Un Código de Ética Judía) el Rabino Joseph Telushkin, uno de los más prolíficos e inspiradores escritores de nuestros tiempos, expresa - con mucha razón - que cuando dos judíos hablan de la religiosidad de un tercero, lo hacen refiriéndose exclusivamente a su nivel de observancia ritual (“es religioso, come Kosher y guarda Shabat) dejando por fuera su conducta ética como si se tratara de algo secundario.

El punto central que Telushkin defiende con mucha solvencia a lo largo del libro es que la tradición judía es esencialmente ética. Y para demostrar que incluso la propia Torá comparte esa visión trae varios ejemplos entre ellos uno asociado con tres Mitzvot (dos de ellas de nuestra Parashá) que tienen una particularidad: su observancia tiene recompensa definida: una vida larga.

Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que Adonai, tu Dios, te va a dar. (Ex. 20:12 y su paralelo en Deut. 5:16)

Si encuentras en el camino un nido de pájaros, con polluelos o huevos… no tomarás a la madre con las crías. Deja marchar a la madre, y puedes quedarte con las crías. Así tendrás prosperidad y larga vida. (Id. 22:6-7)

Has de tener un peso cabal y exacto, e igualmente una medida cabal y exacta, para que se prolonguen tus días en el suelo que Adonai  tu Dios te da. (Id. 25:15)

Además de contener la misma recompensa, estas tres Mitzvot, comparten su inquietud por cuestiones éticas. La primera habla de nuestras relaciones familiares (representadas en el vínculo con nuestros padres), la segunda de nuestras relaciones con el medio ambiente (La Mitzvá de alejar a la madre del nido simboliza la misericordia ante el sufrimiento del animal, tal como lo explica Maimónides en la Guía de los Perplejos 3:48) y la tercera, de nuestras relaciones comerciales (ejemplificada por la transparencia en la transacción).

¿Cuál es el significado de vivir una vida larga? Los exégetas medievales discuten si se trata de una recompensa para este mundo o para el Olam Habá, para el mundo futuro; o si se trata de un premio fruto de una intervención de la providencia divina o es sólo una consecuencia natural de nuestras acciones. 

Sea cual sea la conclusión, lo que queda absolutamente claro es que lo que determinará que seamos merecedores de la recompensa divina es la forma en que nos comportamos a nivel familiar, social (en sentido amplio) y comercial. De acuerdo a la Torá, en estas tres áreas de nuestra vida se juego nuestro destino.

No pretendo hacer con esto una apología de un judaísmo sin rituales, ni de un llamado a un humanismo carente de identidad propia. Si creo, ante el avance furibundo de un ritualismo disociado de los valores que caracterizaron a nuestro pueblo, en la necesidad de recuperar la centralidad de la ética en la experiencia religiosa para que le de sentido a nuestras prácticas y tradiciones.

Como dijo el sabio Hilel cuando el gentil lo desafió a resumir toda la Torá en el tiempo que aguantaba parado en un solo pie: “No le hagas al otro lo que o te gusta que te hagan a ti. Esta es toda la Torá, el resto es comentario.” (Talmud, Shabat 31a)

Shabat Shalom
Gustavo

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