Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana Rabino
Rabino Lic. Daniel A. Kripper
Beth Israel - Aruba
Esta sección contiene una de las enseñanzas más perdurables de la civilización hebrea, que es la insistencia en la realización de justicia:
Justicia, justicia perseguirás!
Antes de su muerte, Moisés dio las siguientes instrucciones a su pueblo:
• Jueces y guardias designarás para ti en cada una de tus tribus, en todas las ciudades que el Eterno tu Dios, te da, y juzgarán al pueblo con juicio recto. (Deut. 16:18)
• No torcerás el juicio, no harás distinción de personas ni recibirás soborno, porque el soborno ciega los ojos de los sabios y pervierte las palabras de los justos (Deut. 16:19).
La duplicación de la palabra justicia ( צדק צדק ) –tzedek tzedek- hace hincapié en la importancia de la justicia imparcial para todos, ya sea para su ventaja o desventaja, ya sea de palabra o de acción, ya sea a judío o gentil.
Se ha sugerido que el énfasis de la justicia en este sentido implica que no hay que utilizar medios injustos para asegurar el triunfo de la justicia.
Maimónides resume las siete calificaciones de un juez auténtico:
• la sabiduría, • la humildad, • la reverencia a Dios, • el desprecio de la ganancia, • el amor de la verdad, • el amor a sus semejantes, • y una buena reputación (Yad, Sanedrín 2:7).
En otras palabras, se espera de un juez una ética intachable, y una conducta ejemplar.
Un rabí enseñó que “Un juez que dicta un juicio verdadero hace que la Presencia divina (Shejiná) esté presente en el seno de Israel”.
Interesantemente, y a renglón seguido, se advierte de plantar una Asherá, que era un árbol usado en el culto idólatra. Los jueces tenían el deber de neutralizar la propagación de cultos paganos en medio del pueblo judío.
Se dice en el Talmud que quien nombra un juez corrupto se asemeja a quien planta una asherá en Israel.
¿Acaso se puede comparar un juez con una asherá?
Explica R. Jaim de Soloveitchik que a un sitio de culto pagano se le reconoce enseguida por su forma externa; mientras que una asherá luce externamente como un bello y lozano árbol, siendo que por dentro es pura ilusión. De la misma forma, un juez deshonesto puede impresionar externamente como un paladín de justicia, dotado de gran oratoria y una dialéctica jurídica impecable, aunque por dentro es, cual asherá de antaño, un vulgar impostor. En las palabras de Luis Cané, “el talento se simula, pero nunca la honradez”.
En la oración diaria se peticiona a Dios por jueces dignos, como signo de un tiempo nuevo, un tiempo de redención y bendiciones: “Restaura a nuestros jueces como en tiempos pasados, y consejeros como antaño”. Explicaba un maestro jasídico que la alusión a tiempos pretéritos se debe tal vez a que al inicio de su carrera el juez/consejero está imbuido con las más nobles intenciones. Con el paso del tiempo y la rutina, las mismas se pueden diluir, y contaminar hasta revestirse de parcialidad y favoritismo. Por ello se pide que se “restaure” a los jueces “como en tiempos pasados”, es decir que retomen el hilo de idealismo conductor que los guió desde el comienzo.
La expectativa de justicia con mayúscula continúa siempre vigente en un mundo visiblemente aquejado por la arbitrariedad, y la corrupción sin fronteras.
Rabino Daniel Kripper
Beth Israel Aruba
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