jueves, 1 de septiembre de 2016

Reé 5776

Los rabinos de la UJCL escriben sobre la Parashá de la semana

Rabino Darío Feiguin
Congregación B´nei Israel, Costa Rica

Elul: costumbres y tradiciones

Hoy es Rosh Jodesh Elul. 

Dentro de cuatro semanas estaremos despidiendo el año en la víspera de Rosh Hashaná.

La tradición nos llama a prepararnos de muchas maneras a fin de que aprovechemos esta oportunidad que se nos presenta sólo una vez al año, para hacer nuestro balance espiritual y sentir que es posible renovarse.
Tal vez lo primero que se nos sugiere es el estudio: sentarnos y leer, para saber que es lo que vamos a hacer, y para ir ablandando el alma.

Junto con el estudio, hay varias costumbres que se practican en estos días. A partir de ahora y hasta la víspera de Rosh Hashaná, todas las mañanas, finalizamos el servicio diario de Shajarit con una Tekiá del Shofar. Según los comentaristas, este sonido arcaico y penetrante, viene precisamente a despertar nuestro ser del sueño emocional y espiritual. Viene a recordarnos que por más sofisticaciones que acompañen nuestros días, desde el confort y la tecnología, lo más puro y virgen del ser humano queda muchas veces opacado y eclipsado: nuestra capacidad de amar, de sentí, de soñar.

Dice el Midrash que Moshé ordenó tocar el Shofar después del episodio del Becerro de Oro, para que Israel no olvidara a D’s, mientras él subía a recibir las segundas tablas.
En otras palabras, junto con despertar, el Shofar viene para recordar quiénes somos y cuáles son los pactos y los anclajes que establecimos como pautas de vida.

Durante el mes de Elul, en el que despertamos y recordamos, también se acostumbra a incluir en nuestras tefilot el salmo 27, que habla de la esperanza y la salvación, de los anhelos más íntimos, de un futuro de ventura y paz, de confianza y seguridad, bajo la protección de D’s.

Durante el mes de Elul se acostumbra a recuperar los afectos y el marco de contención social que nos permite la amistad y el compartir. Solemos enviarnos unos a otros Kartiséi Berajá, tarjetas con los deseos para que sea un buen año. A veces, incluimos en el deseo el lenguaje de la liturgia y decimos: ”Leshaná Tová Tikatévu” = “Que sean inscriptos en un buen Año”, y para Kipur agregamos “Jatimá Tová” = que tengamos una buena rúbrica por parte de D’s, en el libro de la Vida Plena.

Junto con el marco social, recuperamos las memorias, que se hacen presentes en los días terribles de análisis y reflexión. Antes de los Iamim Noraím solemos visitar las tumbas de nuestros seres queridos. Según algunos comentaristas, esta tradición se originó, suponiendo que la memoria de nuestros seres amados intercederá ante D’s en este período de Juicio.

A partir de Elul, los judíos Sefardim se levantan antes del amanecer para decir las Selijot. Estos “perdones” como se traduciría literalmente, son tefilot especiales, de silencio y penitencia, de reflexión y análisis.

El momento en que se dicen es un momento místico, mientras el cielo va dibujando degradés que van desde el gris oscuro, pasan por los lilas y rojos, y llegan al celeste, justo con el recitado del Shemá Israel.

Los judíos Ashkenazim dicen las Selijot y desde una semana antes de Rosh Hashaná. Se comienza el Domingo anterior al Jag, siempre y cuando haya por lo menos cuatro días entre ese Domingo y Rosh Hashaná. De lo contrario, se pasa el  comienzo de las Selijot para un Domingo anterior.

Hoy en día se instaló la tradición de comenzar con el recitado de estas plegarias, a las 0hs. del Domingo, es decir el Sábado después de las 12 de la noche, y se le agregó una función que es una suerte de introducción a la liturgia de los Iamim Noraím. El oficiante y en algunos casos el coro, cantan las melodías tradicionales de Rosh Hashaná.

En la jerga litúrgica, la modo melódico central de cada Tefilá se llama Núsaj, y desde lo artístico, delimita el marco de expansión creativa del Jazán. En Iamim Noraím cada Tefilá tiene un Núsaj especial. Arvit lo tiene, Shajarit también, Musaf también, y Neilá también.

Las Selijot se dicen hasta la víspera de Rosh Hashaná, donde se dicen Selijot especiales, pero no se toca el Shofar.

La semana anterior a Rosh Hashaná se acostumbra cambiar la Parojet = la cortina del Arón Hakodesh, y los mantos de la Mesa y de los Sifréi Torá. Toda la sinagoga se viste de blanco, como símbolo de humildad y de pureza. Muchos judíos observantes visten el Kitl, que es una túnica blanca, y muchos otros, simplemente se ponen una camisa blanca o un vestido blanco las mujeres.

En algunos círculos se acostumbra a hacer “Hatarat Nedarim” frente a un Beit-Din. Esto es, la anulación de promesas no cumplidas, que se hace en presencia de un Tribunal Rabínico de por lo menos tres integrantes.
Entre paréntesis, el Kol Nidré es un texto legal de Hatarat Nedarim, y por eso es pronunciado tres veces.

Por último, antes de Iamim Noraím es costumbre tratar de resolver los conflictos y problemas pendientes con otras personas, a fin de estar libres para enfrentarse al juicio Divino. Es conocida la sentencia de los Tanaím que dice que Iom Kipur expía los errores cometidos por el Hombre para con su D’s, pero aquellos que el Hombre cometió con sus semejantes, Iom Kipur no los expía, antes de que la persona pida perdón y resuelva su tema terrenal, con su familiar, su amigo, o su conocido. Esta es una tarea sagrada, que nos quita peso y carga emocional en el alma, y que limpia el camino para seguir construyendo vínculos verdaderos de respeto, y a veces, también de amor.

Entre todos los preparativos y la logística, estas costumbres que comenzamos en este mes de Elul, nos van preparando para intentar  que la Balanza se incline hacia la Vida.

Está también en nosotros, y con la ayuda de D´s, procurar que sea una vida plena, de salud, de realizaciones creativas y de Shalom.

Shabat Shalom!
Jodesh Tov!

Rabino Darío Feiguin.
B´nei Israel, Costa Rica.

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