jueves, 24 de septiembre de 2015

Haazinu 5775

Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana
Rabino Gustavo Kraselnik
Kol Shearith Israel, Panamá

Parashat Haazinu, la penúltima porción de la Torá, comprende todo el capítulo 32 del libro de Devarim (Deuteronomio) y está compuesta mayoritariamente por el cántico de despedida de Moisés al pueblo.

Allí criticando con severidad la desobediencia de los hijos de Israel afirma: “¿Así pagáis a Adonai pueblo insensato (Naval) e ignorante (Lo Jajam)?” (v. 6) 

¿Qué significa ser un pueblo insensato e ignorante? Si bien la duplicidad de calificativos similares es una característica propia de este tipo de poemas - al igual que los paralelismos que abundan en parashat Haazinu, el destacado rabino Jafetz Jaim (Rabi Israel Meir Kagan, Polonia 1838-1933) nos invita a analizar ambos adjetivos para tratar de entender puntualmente la amonestación de Moisés a los israelitas.

En un comentario que aparece citado en la reconocida recopilación Iturei Hatorá (de Aharon Yaakov Grinberg) vincula el reproche doble de Moisés con las palabras que el profeta Jeremías pronuncia en nombre de Dios: “..,Pues a mí me abandonaron y no guardaron mi ley”. La conexión que plantea el Jafetz Jaim es que se trata de un pueblo “insensato” por no tener conocimiento de Dios e “ignorante”, sin la sabiduría que emana de la Torá.

Podríamos quedarnos con esa interpretación de las palabras de Moisés y asumir entonces que tanto la insensatez entendida como la falta de fe y la ignorancia como el desconocimiento de la Torá y su no observancia, constituyen faltas de similar envergadura. 

Sin embargo el Jafetz Jaim nos invita a avanzar un paso más y tratar de dilucidar cuál de las dos es más riesgosa. Para ello menciona uno de mis pasajes favoritos de toda la literatura rabínica:  

Rabi Jia, quien vivió en Tiberiades a principios del siglo III, coloca en boca de Dios la siguiente reflexión: “Mejor que ellos (los hijos de Israel) Me abandonen pero sigan Mis leyes” - y explica  a continuación - porque viviendo de acuerdo con Mis leyes vendrán a Mi”. (Talmud de Jerusalem, Jaguigá 1:7) 

Este pasaje simple y contundente reafirma uno de los conceptos centrales de la tradición judía: Son nuestras mitzvot las que deben dar testimonio de nuestra fe. Hablar de Dios, golpearse el pecho y proclamar a los cuatro vientos que somos gente de convicciones profundas, no sirve para nada si eso no se traduce en acciones concretas. Si volvemos a nuestro versículo, es preferible ser insensato a ser ignorante.

Es interesante destacar que Parashat Haazinu se lee siempre en Shabat Shuvá, el Shabat entre Rosh Hashaná y Yom Kipur o el Shabat siguiente a Yom Kipur. Si trasladamos la enseñanza del Jafetz Jaim directamente a nuestra realidad, quizás podamos llegar a la conclusión que el ayuno, las plegarias y la Teshuvá (arrepentimiento) se vuelven relevantes solamente si se expresan mediante acciones concretas.

Atravesar la experiencia de los Iamim Noraim debe ser un catalizador positivo que nos lleve a asumir, en las tareas cotidianas, el compromiso de ser mejores personas para que al salir de ellos podamos implementar en la práctica todo aquello que manifestamos. 

Que puedan nuestros actos - en nuestras relaciones familiares, laborales y sociales – refrendar nuestras convicciones para no ser personas insensatas ni menos aún, ignorantes.

Shabat Shalom

Gustavo

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