Los rabinos de la UJCL escriben sobre la Parashá de la semana
Rabino Darío Feiguin
Congregación B´nei Israel, Costa Rica
“Premios, Castigos y Libre Albedrío”
El Judaísmo es un sistema de vida en constante evolución.
Hoy en día no vivimos un Judaísmo bíblico, sino rabínico. Y es cierto: Algunos conceptos bíblicos y su discursiva parecen representar una relación paternal de D´s con B´nei Israel, como un padre con sus hijos pequeños.
En la Parashá de esta semana hay un ejemplo sobre esto que quiero decir. En Parashat Bejukotai, terminando el libro de Vaikrá, nos encontramos con una de las 2 veces en la Torá que aparece “Tojejá”.
Tojejá en hebreo significa “advertencia”, y en ella encontramos un listado de maldiciones y bendiciones, que vendrán sobre nosotros, de acuerdo a como actuemos.
A simple vista, es como un papá que le dice a su hijo: Si no te portás bien, vas a ser castigado. O al revés: Si hacés esto bien, te voy a premiar. Pero hay algo más que lo que se advierte a simple vista.
Hay aquí, por lo menos 2 enseñanzas básicas:
Enseñanza 1:
En primer lugar, la idea bíblica y casi infantil de premios y castigos, encierra un axioma fundamental: Toda acción tiene su efecto. Cada cosa que decidimos hacer o no hacer, tendrá un efecto en nosotros y en nuestro entorno. Esto quiere decir que no da lo mismo hacer una cosa u otra; y también quiere decir que somos responsables por aquello que decidimos hacer.
Esto no es algo menor. Es como si la Biblia, desde un lugar muy elemental, nos dijera: “No tires la pelota afuera”. Las cosas no pasan sólo porque los demás deciden. Vos mismo tenés que ver con eso que te pasa; Hacéte cargo.
Los rabinos fueron más allá. Ellos entendieron que a veces, nuestras elecciones no tienen un solo efecto, sino varios. A veces, elegimos algo que nos da, por un lado, pero nos quita por el otro.
Enseñanza 2:
Junto con esta idea que surge a partir de los premios y castigos, la Torá, en esta semana, trae una segunda: La idea del libre albedrío. No sólo tenemos que saber que cada cosa que decidimos tiene sus efectos. También tenemos que reconocer que quien elije, es uno mismo.
Esto, que parece una advertencia de chicos, al estilo: “No toques el enchufe porque te podes electrocutar”, denota también que en última instancia la responsabilidad es propia y de cada uno.
Si no existiera esta idea de Libertad, no seríamos humanos.
Los rabinos dicen: “Retzonó shel haadám kevodó” = “La Voluntad del Hombre es su gran Honor”.
No lo es la plata. No lo es el poder. No lo es la apariencia. No lo es la ropa, ni los bienes. Ni siquiera lo son los conocimientos o la inteligencia. El gran honor de una persona, es el de poder elegir libremente qué tipo de humano ser:
Si ser dador, o sólo demandante. Si ser afectuoso, o inspirar sólo miedo. Si ser sensible, o creerse el ombligo del Universo. Si ser una buena persona, o ser un individuo despreciable.
Cuando abro la Torá y leo la Tojejá, no leo sólo: “Si te portás bien, te voy a dar un caramelo”. Leo que cada decisión importante puede transformar mi Vida. Y leo también, que soy yo, quien la tiene que tomar.
Los conceptos bíblicos de “premios y castigos” por un lado, y “libre albedrío” por el otro, no son sólo principios teóricos. Tienen una clara connotación práctica, que se resume como la capacidad del Hombre de recrear su propia existencia, eligiendo libremente, y eligiendo bien.
Porque las maldiciones o las bendiciones verdaderas, casi siempre dependen, en gran medida, de nosotros mismos.
D´s nos ayude a ser capaces de elegir bien, y hacer de nuestras vidas, una berajá.
Shabat Shalom!
Rabino Darío Feiguin
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