Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la Parashá de la semana
Rabino Gustavo Kraselnik
Congregación Kol Shearith Israel, Panamá
En los estudios bíblicos el término “Hápax Legomenon” - proviene del griego y significa “dicho una vez” – se aplica a aquellas palabras que aparecen solo una vez en todo el texto y que por lo tanto pueden presentar dificultades para su correcta comprensión. Se calcula que en toda la Biblia hay aproximadamente unas 400 palabras en esta situación.
Otro fenómeno lingüístico asociado, aunque menos conocido, es el de las “Dis Legomenon” palabras que aparecen en dos ocasiones en una unidad textual. Un ejemplo de ello encontramos con el verbo Vaivez (despreció) que aparece por primera vez en nuestra Parasha y luego lo hace en el libro de Ester. Veamos los textos:
Entonces Jacob dio a Esaú pan y guisado de lentejas. Él comió y bebió, se levantó y se fue. Así despreció (Vaivez) Esaú la primogenitura. (Gn 25:34)
Y él (Hamán) despreció (Vaivez) en sus ojos echar mano sólo a Mordejai y procuró destruir a todos los judíos, el pueblo de Mordejai, que estaban por todo el reino de Asuero. (Ester 3:6)
En el primer caso, es la conocida historia donde Jacob cambia a Esaú la primogenitura por el plato de lentejas y en el segundo, asistimos al momento en el cual el malvado Hamán decide exterminar al pueblo judío, aunque finalmente no lo logrará gracias a la intervención de la Reina Ester suceso que celebramos en Purim.
Es interesante porque el “Dis Legomenon” testimonia una fuerte conexión entre ambos versículos que trasciende lo meramente gramatical. En los dos casos el despreciador es el villano, quien además constituirá una seria amenaza para la continuidad del pueblo judío. (Por si fuera poco, en la literatura rabínica Esaú es la representación de Roma)
Más aún, Esaú y Hamán están conectados por la genealogía (muy apropiado para una Parasha que se llama Toldot, “generaciones”). El libro de Ester (3:1) nos cuenta que Hamán era descendiente de Agag, rey de Amalek y tanto el libro de Génesis (36:12) como el primer Libro de Crónicas (1:36) nos dicen que Amalek era nieto de Esaú.
Amalek es el primer pueblo que ataca al pueblo después de la salida de Egipto (EX. 17:8) y lo hace por la retaguardia, de allí el mandato de borrar la memoria de Amalek de debajo de los cielos (Deut. 25:19).
El “Dis Legomenon” nos muestra como el despreció de Esaú por la primogenitura y todo aquello que representaba (según Rashi se trataba del servicio a Dios) reverbera siglos más tarde en la actitud de Hamán y su rechazo por Mordejai y por todo el pueblo judío. Amalek que es la conexión entre ambos se convierte en el enemigo por antonomasia de nuestro pueblo personalizando a todos aquellos que a lo largo de la historia han querido exterminarnos.
En el otro extremo, están Jacob, Mordejai, Ester y tantos otros, quienes con decisión y coraje fueron capaces de afirmar sus ideales y defenderlos con convicción.
Pasan los años y la historia se repite. Hoy somos nosotros quienes debemos asumir con determinación nuestra identidad y preservarla para las futuras generaciones, protegiéndonos de cualquier tipo de amenaza.
Quizás en ese sentido el Midrash (Bereshit Rabá 63:14) nos explica porque Jacob dio a su hermano un plato de lentejas: “Así como las lentejas son circulares, así funciona el mundo, como un círculo.”
Shabat Shalom
Gustavo
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