jueves, 27 de julio de 2017

Devarim- Shabat Jazón 5777

Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana

Rabino Lic. Daniel A. Kripper
Beth Israel - Aruba

La frase inicial del libro de Devarim, o Deuteronomio- "Estas son las palabras que Moisés dirigió a todo Israel" - muestra una revelación curiosa.

Cuando al comienzo fue elegido por D-s para ser el líder de los israelitas, Moisés reaccionó enérgicamente diciendo que él era una persona de habla lenta y de lengua vacilante. Él necesitaría de su hermano Aarón para ser su portavoz ante el Faraón en Egipto.


De repente en este capítulo Moisés el profeta se transforma en un eximio orador, un maestro espiritual inigualable. Surge entonces la pregunta: ¿Cuándo adquirió esta habilidad para discursar en público, y su gran habilidad retórica  y dialéctica?

Una posible respuesta para explicar esta transformación podría ser que su elocuencia estuvo condicionada al contexto y el carácter de su misión.

En su comienzo, cuando D-s le pidió a Moisés  que fuera al Faraón para pedir la liberación de su pueblo, dado que se trataba de una misión de estrategia política y diplomacia, él trató de rehuirse; era perfectamente consciente que el doble lenguaje de la política, o  lidiar con las falsas promesas y los operativos engañosos del Faraón le eran totalmente extraños. Por el contrario, Moisés  era una persona que encarnaba los más altos ideales de honestidad y probidad, y por lo tanto la duplicidad diplomática no era su fortaleza.

En cambio, cuando se dispuso a impartir las enseñanzas de la Torá y sus valores esenciales, su discurso reveló un don de oratoria magistral, tal como se manifiesta en sus últimos discursos. En ese momento él supo escuchar el llamado interior para asumir la tarea de guiar al con un sentido sagrado de misión de vida. Sólo entonces pudo hablar a sus anchas para inspirar a su pueblo, convirtiéndose así en el máximo profeta entre los profetas de Israel.  

Coincidentemente, esta sección de Devarim es leida en el denominado Shabat Jazón, que es el Shabat anterior al nueve de Av, el día de luto comunitario que conmemora la destrucción de ambos Templos y otras tragedias sufridas por nuestro pueblo a través de los siglos.

Las palabras del profeta Isaías resuenan con fuerza en nuestras oraciones de este Shabat:
"Aprended a hacer el bien, buscad la justicia, liberad a los oprimidos, a los huérfanos, y abogad por la viuda."
Tal vez aquí se nos recuerda una vez más que a los efectos de superar cualquier catástrofe, ya sea física o espiritual, y salir adelante, la vida judía debe ser reconstruida sobre cimientos éticos y morales firmes, enraizados en la Torá de Moisés.

Las palabras más iluminadas sólo pueden trascender y llegar al corazón cuando van acompañadas de un testimonio personal de rectitud y probidad. 

En el Sinaí nuestros antepasados oyeron las inmortales palabras respecto de la dignidad de la condición humana y  la centralidad de la justicia. Ello se debía idealmente reflejar  en todas nuestras acciones, tanto en el ámbito público como en el privado.

Que seamos inspirados una vez más por las palabras (devarim) del mensaje de Moisés para cumplirlas y aplicarlas a nuestras vidas, día tras día. 

Rabino Daniel Kripper

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