Por Rita Sasso
El leprosario de Palo Seco, en las orillas del Canal de Panamá, fue construido en 1907 para albergar a los leprosos de la República de Panamá. Este sitio con sus ocho edificios, uno para hospital, dos para pacientes, uno para el Superintendente y otros dos para el personal proveía a los enfermos con cuidados médicos y un lugar para vivir pero bajo un régimen estricto y militar. La única manera de llegar era en lancha, no se permitía visitas de afuera y menos que los enfermos salieran. Un médico visitaba una vez al mes y dispensaba los tratamientos de la época para la enfermedad milenaria.
El leprosario de Palo Seco, en las orillas del Canal de Panamá, fue construido en 1907 para albergar a los leprosos de la República de Panamá. Este sitio con sus ocho edificios, uno para hospital, dos para pacientes, uno para el Superintendente y otros dos para el personal proveía a los enfermos con cuidados médicos y un lugar para vivir pero bajo un régimen estricto y militar. La única manera de llegar era en lancha, no se permitía visitas de afuera y menos que los enfermos salieran. Un médico visitaba una vez al mes y dispensaba los tratamientos de la época para la enfermedad milenaria.
Todo esto cambio cuando llego
Ezra Hurwitz. Este médico joven, nacido
en Kansas City, Missouri, trabajo durante la Primera Guerra Mundial en el
cuerpo médico del ejercito de los EEUU y después hizo su internado en Chicago. Llego al Istmo como médico asignado al
Hospital Ancon y al poco tiempo fue enviado como medico al Hospital de Palo
Seco. Allí encontró un grupo de
enfermos, rechazados por la sociedad viviendo, una vida monótona y dispuestos a
morir por los estragos de la lepra.
Placa en memoria del Dr. Hurwitz |
Este médico joven y con un
espíritu humanitario que vino de sus raíces Judias se movió para cambiar
eso. Influyó en las autoridades para que
mejoraran las condiciones sociales de los reclusos. Consiguió que les proveyeran de implementos
para que pudiesen hacer huertos y producir comida que después el hospital les
compraba y que tuvieran sus fuentes de ingreso.
Arreglo para que se hiciera una “tiendita” donde se traían enseres y
cosas útiles y que los enfermos pudiesen comprar sus propios artículos, Instaló
un sistema de monedas, cada uno con su valor, como medio de cambio de efectivo
en el lugar. Estas monedas hoy día son objetos de coleccionistas.
Cuando el joven médico se casó
con Ida De Castro más cambios llegaron al hospital. Ida y Ezra se fueron a vivir en Palo Seco
donde quedaron por 33 años, hasta la jubilación de Ezra. Ella vio la necesidad
de hacer las vidas de estas personas, enfermas, deformadas y rechazadas más
“normales”. Empezó a organizar clases de
costura, cenas donde los mismos pacientes preparaban sus comidas, carnavales y
lo mas importante matrimonios y bodas,
Habían parejas de hecho pero la
vida conyugal era muy restringida pues no se consideraba sano y buen que estas
personas se casaran. Ella cambio eso.
Por intermedio de sus esfuerzos las parejas casadas podían vivir juntas en sus
viviendas individuales. Desafortunadamente
los hijos de estos matrimonios tenían que ser puestos en adopción o en hogares
sustitutos. Hasta donde podía Aida se aseguraba que los niños fueran a hogares
de parientes cercanos para que los padres supieran donde estaban.
A su jubilación los enfermos le
dedicaron una placa de bronce en agradecimiento y a la muerte de Ida compraron
la placa de su tumba agradeciendo al Angel de Palo Seco. La placa en Palo Seco está en peligro de
desaparecer. El valor de la tierra ha
subido tanto que desplazaron a los últimos enfermos, personas que vivieron allí
toda su vida en un lugar paradisiaco y el que lo compre o lo adquiera lo más
probable es que venda la placa por el valor del bronce.
No debemos permitir que esto
pase. Es nuestro deber como Judíos miembros
de Kol Shearith, preservar la memoria de
esta justas, buenas y abnegadas personas de nuestra comunidad recuperando la
placa y dándole un sitio de honor en nuestra sinagoga
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