miércoles, 14 de septiembre de 2011

El Médico de Palo Seco y su Angel

Por Rita Sasso

El leprosario de Palo Seco, en las orillas del Canal de Panamá, fue construido en 1907 para albergar a los leprosos de la República de Panamá.  Este sitio con sus ocho edificios, uno para hospital,  dos para pacientes, uno para el Superintendente y otros dos para el personal proveía a los enfermos con cuidados médicos y un lugar para vivir pero bajo un régimen estricto y militar.  La única manera de llegar era en lancha, no se permitía visitas de afuera y menos que los enfermos salieran. Un médico visitaba una vez al mes y dispensaba los tratamientos de la época para la enfermedad milenaria.

Todo esto cambio cuando llego Ezra Hurwitz. Este médico joven, nacido en Kansas City, Missouri, trabajo durante la Primera Guerra Mundial en el cuerpo médico del ejercito de los EEUU y después  hizo su internado en Chicago.  Llego al Istmo como médico asignado al Hospital Ancon y al poco tiempo fue enviado como medico al Hospital de Palo Seco.  Allí encontró un grupo de enfermos, rechazados por la sociedad viviendo, una vida monótona y dispuestos a morir por los estragos de la lepra.

Placa en memoria del Dr. Hurwitz
Este médico joven y con un espíritu humanitario que vino de sus raíces Judias se movió para cambiar eso.  Influyó en las autoridades para que mejoraran las condiciones sociales de los reclusos.  Consiguió que les proveyeran de implementos para que pudiesen hacer huertos y producir comida que después el hospital les compraba y que tuvieran sus fuentes de ingreso.  Arreglo para que se hiciera una “tiendita” donde se traían enseres y cosas útiles y que los enfermos pudiesen comprar sus propios artículos, Instaló un sistema de monedas, cada uno con su valor, como medio de cambio de efectivo en el lugar. Estas monedas hoy día son objetos de coleccionistas.

Cuando el joven médico se casó con Ida De Castro más cambios llegaron al hospital.  Ida y Ezra se fueron a vivir en Palo Seco donde quedaron por 33 años, hasta la jubilación de Ezra. Ella vio la necesidad de hacer las vidas de estas personas, enfermas, deformadas y rechazadas más “normales”. Empezó a organizar clases de costura, cenas donde los mismos pacientes preparaban sus comidas, carnavales y lo mas importante matrimonios y bodas,

Habían parejas de hecho pero la vida conyugal era muy restringida pues no se consideraba sano y buen que estas personas se casaran. Ella cambio eso. Por intermedio de sus esfuerzos las parejas casadas podían vivir juntas en sus viviendas individuales.  Desafortunadamente los hijos de estos matrimonios tenían que ser puestos en adopción o en hogares sustitutos. Hasta donde podía Aida se aseguraba que los niños fueran a hogares de parientes cercanos para que los padres supieran donde estaban. 

A su jubilación los enfermos le dedicaron una placa de bronce en agradecimiento y a la muerte de Ida compraron la placa de su tumba agradeciendo al Angel de Palo Seco.  La placa en Palo Seco está en peligro de desaparecer.  El valor de la tierra ha subido tanto que desplazaron a los últimos enfermos, personas que vivieron allí toda su vida en un lugar paradisiaco y el que lo compre o lo adquiera lo más probable es que venda la placa por el valor del bronce. 

No debemos permitir que esto pase.  Es nuestro deber como Judíos miembros de Kol Shearith,  preservar la memoria de esta justas, buenas y abnegadas personas de nuestra comunidad recuperando la placa y dándole un sitio de honor en nuestra sinagoga

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