miércoles, 28 de septiembre de 2011

Haazinu 5771

Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana

Rabino Claudio Jodorkovsky
Asociación Israelita Montefiore
Bogotá, Colombia


Hay una hermosa historia que cuenta que una oportunidad un rabino estaba estudiando con sus discípulos en la Casa de Estudios y para enseñarles algo muy importante les pidió que salgan al jardín en medio de la noche y que miren al cielo. Levantó su mano, indicó con un dedo hacia arriba y les preguntó a los alumnos “Miren al cielo y díganme qué son capaces de ver”.

Los alumnos miraron en dirección al cielo pero ninguno pudo ver nada especial, hasta que uno de ellos se animó a contestar y dijo: “Rabino, lo único que yo veo es su dedo”.

Me parece una historia interesante porque si bien leemos Parashat Haazinu en Shabat Shuva, el Shabat de los diez días de arrepentimiento, este año la celebración de Rosh Hashaná coincide con la víspera de Shabat, convirtiendo a nuestra Parashá en una invitación a reflexionar y prepararnos para los Yamim Noraim.

En uno de sus versículos, Haazinu nos propone no dejarnos llevar por lo superficial e intentar comprender el verdadero valor de nuestra tradición: “…Porque no es algo vacío para ustedes; porque es algo vital y a través de ella alargarán su vida” (Devarim 32:47). Y si bien el texto se refiere en este caso a las enseñanzas de la Torá, bien podríamos extrapolar su mensaje a los Yamim Noraim: ¿Acaso no nos ha ocurrido que venimos a la sinagoga durante las Altas Fiestas y nos sentimos alejados del ritual, quedando en algunas ocasiones con la sensación de que se trata de un rito alejado y vacío de sentido?

Así como en la historia, cada vez que llega esta época del año corremos el riesgo de no saber mirar al lugar que corresponde y, como el alumno, quedarnos a mitad de camino sin poder distinguir lo esencial.

Rosh Hashaná y Iom Kipur son oportunidades únicas en el año judío: Nuestras sinagogas se llenan, nos reencontramos con viejos amigos y parientes que vienen del exterior, nos vestimos con nuestras mejores ropas, celebramos en casa con grandes comidas y banquetes. Por otro lado vamos a la sinagoga, desempacamos nuestros Majzorim y nos disponemos a rezar con mucha kavaná (intención). Sin embargo a veces olvidamos que lo más importante de estas fechas, tiene que ver no tanto con lo que hacemos esos días en particular en la sinagoga sino con la posibilidad de darnos un tiempo para la reflexión e introspección personal.

Los Yamim Noraim son la oportunidad que nos regala la tradición judía para poder mirarnos a nosotros mismos: Evaluarnos como personas, ver cuáles son nuestros aspectos positivos y negativos, y preguntarnos acerca de las metas que nos planteamos el año pasado y no cumplimos. Asimismo es la oportunidad para reconciliarnos con los demás y donde se pone a prueba nuestra capacidad para pedir perdón por nuestras faltas y perdonar a los demás.

Es por eso que si le damos importancia únicamente al ritual, a los rezos, al Majzor, al Shofar o a las celebraciones familiares y descuidamos el sentido espiritual de estos días, estaremos mirando únicamente el “dedo” que en realidad quiere indicarnos el objetivo principal de los Yamim Noraim. Por supuesto que estos aspectos también son importantes y no debemos descuidarlos, pero con la conciencia de que son las “herramientas” que nos da nuestra tradición para poder conectarnos con nosotros mismos, con nuestro prójimo y con Dios.

A pocas horas de Rosh Hashaná y del comienzo de un nuevo año, pidámosle a D-s nos entregue su bendición para que podamos gozar de unos Yamim Noraim significativos junto a nuestras familias y  para que logremos aprovechar esta hermosa invitación que nos hace nuestra tradición para crecer, mejorar como personas y así al mundo en que vivimos.

Shabat Shalom.
Le Shaná Tova Tikatevu Vetejatemu

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