jueves, 2 de septiembre de 2010

Parashat Nitzavim

Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana
Devarim - Deuteronomio 29:9-31:20
Rabino Rami Pavolotzky
Congregación B´nei Israel
San José, Costa Rica


Una educación judía comprometida 

      Esta semana leemos dos parashot: Nitzavim y Vaielej. En la primera de ellas, Parashat Nitzavim, se habla de un nuevo pacto, concertado entre D"s y el pueblo de Israel, antes de entrar a la tierra de Canaán. Como en todo pacto, al comenzar se establece claramente quiénes son los suscriptores del mismo. En el texto de la Torá respectivo, aparece algo muy interesante: "Empero no sólo con vosotros yo concerto este pacto y esta imprecación. Pues con el que está aquí con nosotros de pie, el día de hoy, delante de Adonai nuestro D"s, y con el que no está aquí con nosotros el día de hoy" (Devarim 29:13-14).
      


La pregunta que surge de este pasaje es ¿a quién se refiere con "el que no está aquí con nosotros”? Rashi, citando al Midrash, explica que esta frase hace alusión a las generaciones futuras. Es decir, el pacto que D"s concertó en el desierto no fue sólo entre Él y las personas presentes en ese momento, sino también con los hijos de esas personas y los hijos de sus hijos, para todas las generaciones por venir, incluyéndonos a nosotros y a nuestros descendientes.
      
A simple vista esto parece un poco extraño. Después de todo, sabemos que normalmente los pactos se hacen entre las partes que lo firman y que no se puede incluir a nadie más, a menos que éste exprese su consentimiento en forma explícita. ¿Cómo podríamos incluir en un pacto a alguien que todavía no nació? ¿Tenemos derecho de hacer algo así? Un abogado podría inquirir cínicamente: ¿acaso este pacto es legal? Si me permiten aquí una pequeña broma, en este contexto nunca quedaría mejor la expresión “abogado del diablo”.
      
Yo no estoy seguro si la interpretación del Midrash es la correcta, pero sí creo que nos enseña un principio de pedagogía judía muy importante. Me refiero a la educación de los hijos en general y a la educación judía en particular, a la que me referiré brevemente a continuación.
      
En mi opinión, existen tres opciones básicas con respecto a la educación judía de nuestros hijos: la primera es educarlos como judíos por completo, enviarlos a una escuela judía, que tengan una casa judía, etc. Esta opción es en realidad la continuidad del pacto que plantea la parashá de la semana. Desde bien pequeños, introducimos a los niños en el pacto, en la tradición de nuestro pueblo.
      
La segunda opción es la diametralmente opuesta: no brindarles a los niños ningún tipo de educación judía. No hay escuela judía, no hay visitas a la sinagoga, no hay símbolos judíos, etc. En algún momento los niños crecerán y se enterarán que son judíos, pero eso no tendrá para ellos ningún valor, ya que será una palabra vacía de contenido, no tendrán nada concreto donde puedan ver reflejada su pertenencia al pueblo judío, ni ninguna memoria que puedan despertar. Esto claramente significa romper con el pacto de la Torá, expresar libremente el deseo de no pertenecer al pacto.
     
 Hay una tercera opción, una posición intermedia, en la cual me quiero detener. Vimos que la primera opción es decir "yo quiero que mis hijos sean parte del pacto", mientras que la segunda consiste en afirmar " yo noquiero que mis hijos sean parte del pacto". Pues bien, la opción intermedia consiste en expresar "yo no puedo decidir por mis hijos, ellos elegirán en el futuro si quieren ser parte del pacto con la tradición judía o no". En la práctica, esto se traduce en brindar algo de educación judía, pero muy tibia, sin afirmaciones ni imposiciones. Se les transmite un mensaje confuso, con un poco de judaísmo y otro poco de otras cosas. Se los lleva alguna vez a la sinagoga y a la escuela judía porque es importante que conozcan, pero a estos lugares se les concede la misma importancia que a otros, no son parte de esencial de la vida familiar.
      
La experiencia nos muestra que el resultado de una educación como ésta es muy parecido al de la segunda opción. En un país en el que el número de judíos es un granito de arena y en el que solamente se puede acceder a la cultura judía en la sinagoga, escuela hebrea u otra institución judía similar, el camino que elegirán los hijos en realidad está virtualmente establecido.
      
Creo que la idea del pacto con las generaciones futuras nos enseña que no podemos dejar la identidad de nuestros hijos librada al azar. Por supuesto que ellos serán los que van a elegir y decidir, como seres humanos que son. Ninguna educación garantiza resultados 100% eficaces. Pero el consejo de la Torá es que debemos inclinar la balanza adrede, no ser imparciales, mostrarles a nuestros niños que nos interesa que ellos sigan perteneciendo al mismo pueblo que sus padres, y transmitirles el orgullo que eso nos provoca. De lo contrario, ellos elegirán sin ningún preconcepto, lo que en una sociedad como la nuestra significa un casi seguro boleto a la asimilación completa.
      
El consejo del Midrash es que debemos educar a nuestros hijos en el judaísmo como lo hacemos en otros aspectos de la vida. Por ejemplo: los padres suelen querer que sus hijos sean buenas personas y por más amplios de criterios que fueren, les muestran a sus hijos el camino del bien. Yo nunca escuché a un padre diciéndole a su hijo "hay gente que es honesta  y gente que es inmoral, cuando seas grande tú elegirás si quieres ser íntegro o no". Así como educamos a los niños en lo que creemos que es bueno y malo, y les queremos transmitir afecto por los valores que enarbolamos, así también deberíamos educarlos en la tradición judía, en el amor a sus valores y su cultura, en el sentimiento de pertenencia.
      
La Torá nos habla esta semana de un pacto con las generaciones futuras, una alianza que solo puede mantenerse con vida a partir de la educación. Quizás la lección más importante que nos brinda es que debemos tener bien claro que no importa cuál de las tres opciones elijamos, siempre estaremos inclinando la balanza hacia un costado, no hay educación imparcial. Elijamos con responsabilidad sobre la educación judía de nuestros hijos 

Shabat Shalom!

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