Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana.
Rabbi Mario Gurevich Beth Israel Synagogue – Aruba.
Ya ha pasado la preparación febril y la celebración del Seder. Llevamos varios días de privación de leudado y este Shabat, en la mitad del recorrido de Pesaj es tal vez el momento adecuado para una reflexión sobre la festividad.
La que es tal vez la más popular de nuestro calendario. No importa que tan alejado esté un judío de su tradición pero en Pesaj encontrara el camino a un Seder y muy seguramente aunque no observe todo el año ninguna de nuestras restricciones dietéticas conseguirá una caja de Matzot y tal vez se abstenga del pan.
Lo curioso es la forma en que estas personas, usualmente no observantes, se preocupan en la puntualidad de las normas de Pesaj agobiando con frecuencia a los Rabinos con sus preguntas sobre lo prohibido y lo permitido y abundando en explicaciones sobre las consecuencias del consumo de Matzá en su tracto digestivo y su ansiedad por el retorno del pan a sus mesas.
Lo cierto es que las leyes dietéticas de Pesaj son muy sencillas. Dos básicamente: es mandatorio comer Matzá y está prohibido comer leudado (Jametz).
La primera mitzvá se cumple comiendo unos trozos de Matzá durante el Seder o en ambos Sedarim. No es necesario –a menos que le guste- atiborrarse de Matzá toda la semana.
Y en cuanto a la prohibición del leudado, algunas cosas son obvias y las que no lo son tanto no es necesario consultarlas con el rabino. Simplemente, en caso de duda abstente.
Porque finalmente el espíritu de la fiesta y la abstención del leudado es someternos a unas privaciones voluntarias que nos permitan identificarnos con nuestros antepasados esclavos en Egipto y a sus privaciones tanto allá como en el camino a la libertad.
Otra cosa es que el mercadeo contemporáneo nos acose con la multiplicidad de productos Kasher lePesaj que nos llaman no sólo a no abstenernos sino a consumir productos que usualmente no hallan el camino de nuestras mesas durante todo el año.
Además del pan que muchos tenemos prohibido –todo el año- tanto por la dietista como por el médico. Más allá de estas curiosidades de nuestra conducta, la riqueza, espiritualidad y simbolismo pedagógico del Seder nos aportan año tras año nuevos temas de reflexión.
Para este Shabat Hol Hamoed he escogido el siguiente: todos conocemos y cantamos con entusiasmo “Dayeinu”, nos bastaría. Refleja nuestro agradecimiento por las bondades recibidas implicando que aunque hubieran sido menos también sería dignas de celebración y alegría.
Pero el último verso llama la atención: “Si nos hubiera llevado hasta el Monte Sinaí y no nos hubiera dado la Torá”, Dayeinu, nos habría bastado.
¿Cómo? ¿Qué caso hubiera tenido congregarnos frente al monte si no hubiera existido la intención y el propósito de la Revelación?
Un versículo de Éxodo (19:2) tal vez nos dé una luz a esta pregunta.
“Y salieron de Refidim y llegaron al desierto de Sinaí y acamparon en el desierto; y acampó allá Israel frente al Monte”.
En el mismo versículo el acto de acampar aparece primero en plural y luego, redundantemente, en singular. Creo que el mensaje implícito es que los que llegaron, multitud de individuos, acamparon pero durante ese acto la suma de las personas se convirtió en una unidad; un pueblo con conciencia de su origen y certeza sobre su destino común. De allí la redundancia y de allí el ”nos hubiera bastado”.
Salir de la masa informe como un pueblo era –sigue siendo- un milagro tan extraordinario y una meta tan apetecible como la misma Revelación que se produciría sin embargo a continuación.
Y esta es así mi reflexión de este Shabat Hol Hamoed: qué bueno que pudiéramos liberarnos hoy de nuestras bizantinas discusiones sobre lo permitido o prohibido del arroz o los granos en Pesaj y las no menos bizantinas sobre ortodoxia y reforma, sobre la participación de la mujer en la vida sinagogal y tantas otras que nos dividen y nos alejan.
Para en cambio optar por la unidad del pueblo judío, que no desconoce al individuo sino que lo enriquece, y que es la expresión de nuestra identidad y de la certeza sobre nuestro destino común.
Jag haPesaj Kasher veSameaj.
Shabat Shalom.
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