jueves, 30 de mayo de 2013

Shelaj Lejá 5773

Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana

Rabino Lic. Daniel A. Kripper
Beth Israel - Aruba

El conocido episodio de los espías (Números, cap. 13) constituye un capítulo revelador de la Biblia hebrea acerca de las consecuencias cruciales del sistema de creencias. 

Los hijos de Israel se encontraban en el desierto, avanzando lentamente hacia la tierra de Canaán, la tierra prometida.  En medio de la incertidumbre y los temores de cara al futuro, y bajo las órdenes de Moisés, se envía una misión de reconocimiento, compuesta de doce conspicuos representantes de las distintas tribus.  Ellos debían recorrer el país, para observar las características y atributos de la tierra y del pueblo que la habitaba.

Finalmente al cabo de cuarenta días, estos jefes de tribus retornan al campamento hebreo, cargando varas con racimos de frutos, que reflejaban las bondades de la tierra.  Sin embargo, la mayoría de la delegación se manifestó negativamente sobre las posibilidades de una eventual conquista.  En sus palabras, dicha tierra estaba habitada por gigantes, y “aparecimos ante nuestros ojos como langostas, y así éramos ante los ojos de ellos” (13:33).

Este informe provocó, como era de esperar, un tremendo desaliento en el seno del pueblo, y cundió el desánimo y el derrotismo entre sus filas.  El punto más crítico fue cuando se llegó a poner en duda el proyecto, la visión misma, y la posibilidad de cumplir con la misión que tenían como meta.

Frente a este parecer generalizado, dos exploradores en minoría, aun reconociendo las dificultades de la empresa, instaron al pueblo a no desfallecer y continuar con la marcha ascendente.

Este episodio, ocurrido hace miles de años, ilustra dramáticamente el poder de la fe, los ideales y el convencimiento interior.

La actitud de vacilación y negativismo por parte de los exploradores y el pueblo, no eran sino un síntoma de una mentalidad moldeada por siglos de esclavitud y opresión en el Egipto de los faraones.

¿Es de asombrar acaso esta reacción temblorosa y lo que un comentarista bíblico llamó “complejo de langosta”, frente a la percibida magnitud del desafío que tenían por delante?

Ya nos advertía Stephen Covey que “El modo en que vemos las cosas es la fuente del modo en que pensamos”.  El desafío es identificar las creencias que restringen la conciencia, para luego transformarlas en otras constructivas, positivas, que expandan los horizontes de la experiencia.  Las creencias condicionan las conductas y, a su vez, estas determinan el tipo de experiencia que atraemos.  Pues eso es lo que son las creencias: filtros, guías para movernos a través de la vida, pero de ninguna manera entidades inmutables; no debemos confundir el mapa con el territorio.  Dirás que esto es más fácil decirlo que hacerlo, pero es algo perfectamente realizable, y sin duda, liberador.

Ambos verbos, creer y crear, se conjugan del mismo modo en primera persona del presente: yo creo.  Y lo que crees, lo creas en tu vida.

Tú tienes el poder de elegir tus pensamientos y creencias.  El primer paso de este proceso es des-identificarte de tus viejas creencias, e ir modificándolas gradualmente, mientras internalizas las creencias expansivas.

Las nuevas creencias tienen la potencialidad de despertar y desarrollar algun talento, propósito o cualidad superior para llevar al campo de la acción, así como elevar el nivel de conciencia hacia la verdadera autorealización.

Rabino Lic. Daniel A. Kripper
Beth Israel - Aruba

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