Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana
Por el Rabino Daniel A. Kripper
Beth Israel Aruba
“Estas son las generaciones de Noaj, Noaj, hombre justo entre los hombres de su tiempo; Noaj caminaba con Dios (Gen. 6:9).
Este versículo inicial de nuestra parasha ha provocado un continuo debate acerca de la personalidad un tanto ambigua de Noaj.
Dos puntos de este versículo dan lugar a la lectura del Midrash. En primer lugar porque el texto precisa que Noaj era un hombre justo “entre los hombres de su tiempo.” ¿Cómo debemos entender esta frase aparentemente superflua? Mientras que algunos rabinos tratan de explicar esta precisión en beneficio de Noaj diciendo que si había sido justo en su generación en la cual predominaban los malhechores, tanto más justo hubiera sido entre los justos de generaciones posteriores otros hacen una lectura radicalmente diferente. Dado que la gente era tan abominable y malvada en la generación de Noaj, Noaj comparativamente hablando era un individuo justo. Era por así decirlo, el tuerto como rey en el país de los ciegos.
Así que a lo mejor mostró una pizca de bondad más que los otros seres humanos. Puede haber sido considerado y justo en su tiempo, pero si hubiera vivido más tarde, habría sido considerado un individuo nada excepcional.
En segundo lugar, el versículo plantea otra idea interesante, que “Noaj caminaba con Dios”. Clara evidencia de esto es que construyó el arca según lo que Dios le dictaba...le dio las instrucciones palabra por palabra, detalle por detalle mientras se preparaba para el diluvio. Noaj metódicamente debe seguir el dictado de Dios; es casi un autómata en su comportamiento, aparentemente incapaz de ser proactivo o de tomar una decisión por sí mismo. Noaj está callado, sigue las instrucciones y camina con Dios. Sin embargo respecto a Abraham la Torá dice, “anda delante de Mí (Gen.17:1) Es decir que Abraham era capaz de abrirse su propio camino.Amén de confiar en el Creador, reconoció con profunda claridad las dimensiones buenas, morales y éticas en este mundo. Y así nuestro antepasado Abraham pudo avanzar en su camino espiritual, para que trascienda a todos los pueblos de la tierra.
Los sabios semejan esta situación con un rey que tenía dos hijos. Al más joven le dijo: “Toma mi mano y anda conmigo”. Mas al mayor le dijo: “Anda delante mi”.
Tal vez esta doble expresión expresa dos tipos de personalidad religiosa. Uno lleva una vida reglada por tradiciones y convenciones, y en base a su fe trata de conservar la herencia espiritual junto a otras personas que se cobijan en su arca personal.
El otro es el pionero del espíritu, quien como Abraham, visualiza nuevos horizontes, confrontando nuevas realidades y explorando nuevas posibilidades religiosas.
En la tipología de Ajad Haam, en su clásico ensayo “Kohen beNavi”, el cohen (sacerdote) es el conservador por excelencia, amparando a su pueblo bajo la protección de su arca (el templo). El profeta en cambio, es el avanzado de la aventura espiritual, cuyo límite es el cielo; el representa la celebracion de la libertad humana.
Ambas orientaciones son necesarias, pues en la tensión dialéctica entre ellas, podemos todos encontrar un arca de apoyo religioso, y una reconfortante inspiracion de vida.
Rabino Daniel A. Kripper
Beth Israel Aruba
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