jueves, 2 de abril de 2015

Pésaj 5775

Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana 

Rabina Daniela Szuster, Congregación B´nei Israel,
San José, Costa Rica

La estrategia educativa del Séder de Pésaj

¿Cómo educar a nuestros niños?  ¿Cómo transmitirles valores y mensajes de vida?  Desde los comienzos de la historia, se han ideado diversas estrategias para poder llegar al corazón de los niños y lograr formarlos como personas de bien. Sobre todo en la modernidad, tenemos cientos de teorías que nos guían a una educación exitosa y de excelencia.  En esta oportunidad, quisiera compartir con ustedes la estrategia educativa, pensada hace miles de años por nuestros sabios, que emerge del Séder de Pésaj.

Para comenzar, se podría decir que el Séder de Pésaj (cena ritual de las dos primeras noches de Pésaj), con sus diferentes pasos, símbolos, rituales y relatos, nos traslada al pasado y nos conduce a revivir la historia de nuestros antepasados.  Como ocurre con la máquina del tiempo imaginada por los niños o con los diferentes juegos simbólicos de dramatización, la dinámica de la cena del Séder es común al lenguaje de los niños.  Esto significa que para llegar a los pequeños, se requiere poder ingresar a su mundo de juego y de fantasía.
Existen diferentes rituales que tienen como fin avivar el interés de los infantes; por ejemplo, el hecho de remojar una verdura dos veces en agua o no hacer la bendición con el primer lavado de manos. Varias costumbres como estas pretenden llamar la atención del niño y hacerle pensar que algo diferente está ocurriendo esa noche.  Con esto, nos enseñan los sabios acerca de la importancia de captar su atención, para que se pregunten por lo que les ocurre alrededor.

Esto viene entrelazado con un eje central del Séder: la formulación de preguntas.  Los sabios quieren buscar, de diferentes maneras, que los niños pregunten; si no hay pregunta, no puede comenzar el relato de la historia de Pésaj.  Por este motivo es que, al comienzo de la Hagadá (libro guía de la cena de Pésaj), se encuentra el tradicional Ma Nishtaná, cantado por el más pequeño de la casa, quien hace cuatro preguntas acerca de las diferencias de la noche de Pésaj con el resto de las noches del año.

El físico judío norteamericano, Isidoro Isaac Rabi, quien ganó el Premio Nobel, solía contar: “Mi madre me trasformó en científico sin habérselo propuesto.  Todas las madres judías de Brooklyn acostumbraban preguntar a su hijo: “¿Y?, ¿aprendiste algo nuevo en la escuela hoy?”  No así mi madre, ella siempre me preguntaba una pregunta distinta: “Isi, ¿preguntaste una buena pregunta hoy?”  Esa diferencia – formular buenas preguntas – es la que me hizo científico”.  Lograr que los niños puedan formular buenas preguntas los hace inteligentes, pensantes y críticos de la realidad que los circunda.  Por sobre todas las cosas, como es el gran objetivo de Pésaj, los hace personas libres. 

En la Hagadá aparece el relato de los cuatro hijos, cuatro niños muy diferentes, con sus diversas visiones y comportamientos; la Hagadá es sensible a la diferencia entre los seres humanos y las comprende sabiamente.  Dice en el libro de Mishlei (Proverbios): “Educa al niño de acuerdo a su camino…” (Mishlei 22:6).  Esto es un principio esencial en la educación: no se puede tratar a todos los estudiantes por igual, sin apreciar las inquietudes, capacidades y potencialidades particulares.  Si queremos que nos entiendan, debemos hablarles desde su lugar, desde donde se encuentran en el camino del aprendizaje. Incluso al hijo que no sabe preguntar, dice la Hagadá, “Despierta tú en él su interés por saber”; no se le margina, se le habla y se le explica, con la esperanza de que algún día encuentre la manera de superar sus miedos y se animar a preguntar.

También tenemos en la noche de Pésaj un toque de magia e ilusión, tan importante en la vida de los niños: la espera de la llegada del profeta Eliahu.  Se pide a los pequeños que abran la puerta con la esperanza de que esa noche llegue el profeta a nuestro hogar, tome de la copa de vino que le dedicamos especialmente y, con su arribo, nos traiga noticias de paz, justicia y equidad para toda la humanidad.  ¡Cuántos de ustedes nunca olvidarán ese momento mágico de estar en la puerta, mirando ansiosos hacia afuera, deseando poder abrazar a Eliahu Hanaví!

Por último, tenemos la clausura del Séder: el afikomán.  Sin duda, el momento más esperado por los niños, que ayuda a mantenerlos despiertos durante toda la noche.  Es explícitamente un juego en el que los chicos deben buscar una porción de Matzá  escondida y ganarse un buen premio.  Sin el afikomán, no se puede concluir el Séder de Pésaj; sin el juego, interés, presencia, motivación y alegría de los niños, el Séder no tiene sentido.

Estas son sólo algunas estrategias que nuestros sabios nos han legado con el Séder de Pésaj.  Son tácticas que nos ayudan a educar a nuestros hijos con nuestros valores, pudiendo realmente llegar a sus corazones.  Siempre, con el gran objetivo de lograr que lleguen a ser personas de bien, personas que sepan formular buenas preguntas, ser pensantes y críticas, y sobre todas las cosas,  personas libres y defensoras de la libertad de todos los seres humanos. 

¡Pésaj kasher vesaméaj!




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