Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la Parashá de la semana
Rabino Darío Feiguin
Congregación B´nei Israel, Costa Rica.
Parashat Emor: “Una nueva oportunidad”
Todos sabemos qué es Pesaj, cuándo cae en el Lúaj, y cuáles son las tradiciones de la festividad. Lo que no todos sabemos es que la Torá habla de un segundo Pesaj, conocido como “Pesaj Shení”. La Torá le concede una segunda oportunidad a quien, por haber estado impuro, o lejos de su lugar, no pudo realizar el ritual de la ofrenda de Pesaj el día 14 de Nisan.
Pesaj encierra una idea fundante y básica para el pueblo judío, y creo yo, también como aporte a la civilización humana. Es la idea de libertad, de zafar de las esclavitudes y los faraones de todos los tiempos y lugares, para ser, y para llenar ese ser de contenido.
Si alguien no pudo hacer su ofrenda el 14 de Nisan, entonces que lo haga el 14 de Iyar. Si no pudo en Pesaj, entonces tiene una segunda oportunidad en Pesaj Shení.
Ambas ofrendas eran muy parecidas, pero no idénticas. En el primer Pesaj estaba prohibido todo jametz, debía decirse Halel cuando se lo comía, y se lo acompañaba de otra ofrenda: la de Jaguigá. Pesaj Shení incluía Jametz y Matzá, no era necesario decir Halel cuando se comía, ni se traía con él la ofrenda de Jaguigá. Había también otras diferencias menores.
Esto habla de que es cierto: la segunda vez nunca puede ser igual a la primera, aún cuando uno quiera que así sea. Pero de todos modos, hay un valor enorme en esta poco conocida y hasta olvidada Mitzvá: El reconocimiento de que sólo la propia muerte es irreversible, y que mientras tanto, la vida siempre nos ofrece una segunda oportunidad.
Algo similar pasa en la vida íntima de las personas. Ningún fracaso, por más duro que sea, puede ser considerado irreversible. Y tarde o temprano, aún sin esperarlo, llegará el momento de una nueva oportunidad. Ninguna crisis económica, ninguna separación afectiva, ninguna desilusión o frustración deberían poder acabar con nuestro ser, y aplastarlo contra el piso en una depresión del alma, o contra el techo, en una ilusión irreal. Siempre habrá una nueva oportunidad para sentirse libre. Libre de cargas pesadas, libre de culpas, libre para volver a ser creativo.
Siempre aparecerá algún Pesaj Shení en donde poder recordar nuestra propia esencia fundante, en donde poder liberarse del yugo de angustia y desesperación que oprime la garganta y no deja respirar.
Siempre es posible estar alerta frente a las inevitables plagas que caen sobre el mundo desprevenido e inconsciente. Y siempre es posible darse cuenta de las potencialidades que Dios nos regaló a cada ser humano, como para poder tomar las copas de nuestra propia liberación y cruzar el desierto hacia la Tierra de la leche, la miel y la esperanza.
Siempre hay una posibilidad para hacer las cosas un poco mejor; para arrepentirse y hacer Teshuvá, para pedir perdón y conceder el perdón, para callar y para decir; callar el chisme y la calumnia del Lashón Hará, callar la mentira y el insulto; decir una alabanza, decir una verdad, decir un “Te quiero”.
Hoy, ya no hay más ofrendas de animales. Tampoco es común escuchar que alguien va a festejar Pesaj un mes después porque entonces estuvo internado en el hospital.
Pero la idea es fuerte, hasta tal punto que se transformó en un valor para nuestra tradición: siempre hay una esperanza, porque siempre habrá una nueva oportunidad.
¡Shabat Shalom!
Rabino Darío Feiguin
B´nei Israel Costa Rica
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