jueves, 17 de agosto de 2017

Reé 5777

Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana

Rabino Lic. Daniel A. Kripper
Beth Israel - Aruba

Nos guste o no, la vida consiste en tomar decisiones.  En cada área de la actividad humana, sea privada, profesional, social o política, nos vemos forzados a decidir, en forma incesante y continua, independientemente del estatus o posición social de cada uno.

Hay decisiones que son obviamente más cruciales que otras, pero las más importantes son sin duda las que están relacionadas con la esencia y la calidad de vida en sí.


La exigencia y el desafío del primer versículo de la Parashá “Mira: Yo pongo ante vosotros el día de hoy: bendición y maldición” son la afirmación más categórica sobre la libertad moral en la adopción de decisiones.

La disyuntiva está presentada en términos rotundos y categóricos. No se distinguen matices, zonas grises, alternativas de compromiso, o falsas zonas neutrales.

La Torá de Moshé insiste constantemente en la necesidad de encarar el mundo con realismo y  sentido de compromiso.

Reé significa ¡“mirad!”, ¡“ved!”, que podría traducirse como “enfrentad la vida, no os escapéis de la realidad!”

Hay muchas personas que se refugian en ilusiones y construyen “islas de fantasía” como modo de evasión de las responsabilidades de la existencia mundana, fenómeno que Erich Fromm llamó  “el miedo a la libertad”.

También es preciso mencionar que cierto tipo de ideologías políticas  y ciertas doctrinas religiosas han servido a esta tendencia, fomentando en mayor o menor grado actitudes escapistas.

La Torá ha marcado desde siempre el compromiso ineludible de ser y servir en el mundo: la persona tiene que asumir sus deberes, consiente del lado oscuro de la vida personal y social: existen enlutados para consolar, enfermos para visitar, indigentes para ayudar, guerras y odios  para ser desterrados, la verdad que tiene que ser sostenida contra el error, enojos y envidia que deben ser desactivados. Bien se ha dicho que el objetivo de la religión es el de reconfortar al afligido e inquietar al pasivo.

El judaísmo no avala la tesis del ser humano como víctima indefensa de las circunstancias, esclavo de su medio ambiente o un muñeco de su sociedad.

El hombre, más allá de condicionamientos propios de la vida, es finalmente dueño de su destino. Él debe enfrentar las alternativas que lo retan a diario con un espíritu positivo, resuelto y sostenido.

Se cuenta acerca del famoso rabí Bunem que la toma de decisiones se puede comparar a una partida de ajedrez. Antes de un movimiento, el jugador debe considerar todas las posibles consecuencias con sumo cuidado, no sea que tenga que arrepentirse después. Pero una vez que la jugada ha sido definida, él debe seguirla sin prisa pero sin pausa. 

La mejor computadora del mundo jamás podrá substituir al don divino de la capacidad de elegir, inherente a la condición humana. Sabemos que a veces la elección resulta en una bendición, y a veces la misma produce maldición. 

Al final hay que decidirse, no hay lugar para la pusilanimidad y la vacilación en el plano moral. La bendición o la maldición están en nuestras manos.

Rabino Daniel Kripper  

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