Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana.
Por el Rabino Guido Cohen
Asociación Israelita Montefiore Bogotá, Colombia.
Parashat Bejukotai comienza con un versículo que llama la atención de los sabios: "Si en mis leyes caminan, y mis preceptos observan, voy a enviar vuestras lluvias en su tiempo..." (Lev. 26:3-4).
Los sabios se preguntan: ¿qué significa "caminar en sus leyes"? ¿Acaso no sería suficiente con decir "si mis preceptos observan"? A los sabios intérpretes de la ley les “molesta”, en cierto modo, que haya un Itur Lashón, una palabra que está demás. Y por eso intentarán descubrir cuál es el significado adicional que podemos extraer de una palabra que, en apariencia, no cumple función alguna, pero que nos dará oportunidad para agregarle sentido a ese versículo.
Seforno, comentarista medieval italiano, es uno de los que se nutre de esta palabra que nos llama la atención; según él, enseña que las normas de la tradición judía son precisamente un camino, y que el ser humano debe transitarlo en todos los aspectos de su vida.
Esta es una de muchas respuestas, pero todas las que me llamaron la atención coinciden en algo: ven a la vida judía como camino, como tránsito. Entienden la observancia de los preceptos no como un punto de partida o como un punto de llegada, sino precisamente como un camino de búsqueda. Y todo esto, inspirados en esta expresión: “caminar en sus leyes”.
Una de las respuestas más lindas a esta interrogante la ofrece el maestro jasídico Levi Itzjak de Berditchev, en su comentario a la Torá llamado "Kedushat Levi". Enseña Levi Itzjak que el significado de este versículo es que uno tiene que "caminar", o podríamos decir "transitar" por los preceptos divinos, para poder subir en la escalera de la santidad, para cada día elevarnos un poco más.
El camino no tiene ya solamente connotación de tránsito sino también de elevación. Caminamos por la senda de las mitzvot y lo hacemos “'cuesta arriba”, en dirección ascendente, mirando la cima que sabemos nunca conquistaremos.
Muchas veces eludimos las leyes y costumbres de nuestra tradición, porque las vemos como preceptos que debemos cumplir y como un sistema cerrado al que nos adherimos o rechazamos.
Frecuentemente escuchamos a personas que nos dicen que los preceptos no pueden observarse parcialmente, y entonces caemos en una dicotomía entre ser "observantes" o "no observantes", "religiosos" o "seculares". La imagen que nos propone esta visión es que, entre la observancia y la no observancia, existe un abismo.
La alternativa que aprendemos hoy es que, más que un abismo, hay una escalera. La senda de la vida judía espiritualmente activa y desafiante no es un precipicio, pero tampoco se sube en ascensor. Está compuesta por escalones, en palabras de Levi Itzjak, madregot, que debemos ir conquistando poco a poco. De hecho, de allí viene la palabra halajá, del verbo hebreo lalejet, que significa “caminar”.
Esta Parashá nos enseña que los preceptos de Dios son caminos que debemos transitar, y no paquetes que debemos comprar e incorporar a nuestra vida como autómatas. El entregarse de manera gradual al camino de las Mitzvot nos permite ir saboreando cada precepto e ir subiendo escalones día a día, para hacer que nuestras vidas tengan cada vez un poco más de santidad.
Shabat shalom,
RAb Guido Cohen
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