Rabina Daniela Szuster
Congregación B´nei Israel, Costa Rica
“Dor Hamidvar: generación rebelde y fuente de conocimiento”
Este Shabat comenzaremos a leer el cuarto libro de la Torá, Bemidvar, cuya parashá se denomina de la misma manera. La particularidad de este libro, como lo dice su nombre, es el relato sobre el pueblo en su travesía por el desierto.
¿Con qué nos encontramos en este libro? Con quejas de diversa índole por parte del pueblo, por la comida, añorando las ollas abundantes de alimentos de Egipto, por el maná que recibían y deseo de comer carne. También cuestionamientos al liderazgo de Aron y Moshé, como ser en el episodio de la rebelión de Kóraj y su gente.
Asimismo hubo grandes controversias, como la exposición pública de un príncipe de Israel con una midianita y la consecuente reacción del nieto de Aron, Pinjás, así como la dramática determinación de que el pueblo no entrará a la tierra prometida, tras la desconfianza de los diez espías y la transmisión de esa desconfianza a todo el pueblo. Por supuesto, estos son algunos de los tantos temas que se desarrollan en este libro.
Sin duda, aquí podemos encontrar una transición entre los hebreos esclavizados, el ideal expresado en libros anteriores y la puesta en práctica al llegar a la tierra de Israel.
¿Cómo podemos caracterizar a esta generación del desierto (DorHamidvar)?
Es una generación que está en el desierto, en el camino, deambulando de un lado a otro. Como lo expresa Antonio Machado: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Es una generación que está intentando abrir un camino nuevo, a pesar de la fuerte carga que lleva de un pasado cruel y doloroso.
Siguiendo a Pirkei Avot, es una generación que probó a D”s diez veces (Pirkei Avot 5:6). Es interesante el contraste con el patriarca Abraham, de quien se dice que D”S le hizo diez pruebas (ídem., 5:6). El hombre de fe fue probado; la generación rebelde probó a D”S mismo.
El Salmo 78 describe a esta generación como: “Una generación rebelde y revoltosa, generación de corazón voluble y de espíritu desleal a Dios” (Salmos 78:8).
Si bien muchas veces es vista la generación del desierto desde una perspectiva negativa; también encontramos ciertas alusiones positivas. Por ejemplo, en el libro del profeta Irmiahu, D”S recuerda al pueblo en la época del desierto con buenos ojos: “Recuerdo para ti, la bondad de tus mocedades, el amor de tus esponsales, cuando anduviste en pos de Mí, en el desierto, en tierra no sembrada” (Irmihau 2:2). Aquí vemos que D”s tiene recuerdos bonitos, como los tiene una pareja, cuando recuerda los primeros momentos de amor.
Además, nuestros sabios denominan también a esta generación como “Dor Deá”, generación del conocimiento. Quizás porque son una generación que se equivocó más de una vez, pero que sin embargo, logró aprender de sus errores. De hecho, se dice en el Talmud: “Ein hadam omed al Divrei Torá ela im ken nijshal baem”, “No aprende el ser humano enseñanzas de Torá si no fracasa” (Talmud Babli Guitin 43a). Es necesario fracasar más de una vez, para poder avanzar y mejorar.
Otra explicación es que año a año leemos sus vidas, sus deambulares, sus fracasos, y nosotros, al leer sus historias, aprendemos, y son para nosotros Torá, enseñanzas de vida; por eso es una generación productora de conocimiento.
Entonces se puede ver que en la tradición tenemos, al menos, dos visiones diferentes de esta generación. Una negativa y otra positiva. Unos ven en ellos un pueblo desconfiado, desagradecido y sin fe, mientras que otros ven un pueblo rebelde, que estimula el conocimiento y la crítica.
Quizás presentan ambas facetas al mismo tiempo; los seres humanos no somos buenos o malos, blancos o negros; somos ambas cosas y con variaciones.
Esta generación puede servir como metáfora de la etapa adolescente de los seres humanos. En dicha etapa, es común que los jóvenes se quejen, se rebelen al orden establecido, confronten a la autoridad, presenten diversas crisis, siendo todo esto necesario para crecer, fortalecerse, erigir una identidad y elevarse.
Quiera D”s que, al leer este año el libro de Devarim, pueda despertarse en nosotros un espíritu crítico y cuestionador, así como capaz de aprender de los errores y fracasos, como lo hizo la generación del desierto, para crear conocimiento, factible de transmitirse a las futuras generaciones.
¡Shabat Shalom!
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