jueves, 22 de enero de 2015

Bo 5775

Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la Parashá de la semana


Rabina Daniela Szuster
Congregación B´nei Israel, San José, Costa Rica

Aprendiendo a no generalizar a los grupos sociales

En parashat Bo se relatan las últimas plagas que D”s envió a los egipcios logrando la liberación del pueblo hebreo. Fue sobre todo la última plaga, la muerte de los primogénitos, la cual determinó al Faraón  permitir a los hebreos salir de Egipto.

En el momento más esperado, cuenta la Torá que el pueblo, siguiendo las órdenes de Moshe, “…pidieron  a los egipcios objetos de plata y oro, y vestidos. Y el Eterno dio al pueblo gracia a los ojos de los egipcios, de manera que le prestaron lo que pedían, y despojaron a los egipcios” (Shmot 12:35-36).

Me quiero detener en este versículo, el cual ha despertado varios interrogantes en diferentes sentidos. Los hebreos fueron esclavos cientos de años, sufrieron, fueron maltratados y ahora, al poder salir de ese infierno, ¡se animan a pedir a sus amos plata y oro! No pareciera ser el discurso de un esclavo. Sin embargo, podemos alegar que fue Moshe, avalado por D”s, quien los condujo a hacer este pedido. Moshe, hombre libre y pensante, sabía que un pueblo sin recursos estaría condenado al fracaso. De nada serviría la libertad sin tener los medios para subsistir y vivir bien.

Otra cuestión que surge del texto es qué significa “vaiantzlú”, “despojaron”, “se aprovecharon”. ¿Cómo es que D”s encomendó a los hijos de Israel que  hagan tal acción con los egipcios?  ¿Se trata de vengarse de ellos?

Filón de Alejandría respondió a este interrogante en su obra “La vida de Moshé” diciendo que este “pedido” no  fue para aprovecharse de los egipcios sino para devolverse la recompensa que se merecían por el trabajo pesado que hicieron durante tantos años en Egipto. El objetivo era, de alguna manera, indemnizarse. Entonces, no se trata de un “despojo” sino de una forma de hacer justicia, redimiendo su trabajo (“Vida de Moises” 1:25).

En esta misma dirección sostiene Abarbanel que las cosas materiales dejadas por el pueblo de Israel en Egipto superaban seguramente en valor a los objetos pedidos por los hebreos a sus vecinos. Asimismo, podemos pensar que al esclavizarlos, les quitaron todas  sus pertenencias y ahora simplemente estaban tratando de recuperar algo de eso. 

Incluso el Talmud relata una historia en la que se hace un juicio a los egipcios exhortándolos a pagar por el sufrimiento cometido: Gabiha Ben Paziza defendió la causa de Israel ante la corte del mismo emperador Alejandro de Macedonia diciendo a los egipcios de la época que habían emplazado a Israel: “Pagadnos el salario de seiscientos mil hombres a los que habéis hecho trabajar como esclavos durante cuatrocientos treinta años en Egipto” (Talmud, Masejet Sanedrin 91a).

También Kasuto sostiene que según la ley los egipcios deberían haber retribuido el trabajo realizado por los hebreos y como no lo hicieron, y no había tribunal de justicia  (Beit Din) que haga justicia, entonces el Beit Din Shel Mala (Tribunal celestial) se preocupó y ordenó  que se haga justicia.

Entonces, con estos comentarios se puede afirmar que una gran mayoría de comentaristas sostienen que ni D”s ni el pueblo tuvo la intención de robarle ni aprovecharse de los egipcios sino, de hacer justicia.

Si bien varios comentarios van en esta dirección, me gustaría detenerme en una explicación que trae el historiador Flavio Josefo (Iosef Ben Matitiahu) en su libro “Antiguedades Judías” (Kadmoniot Haieudim)”: los egipcios les entregaron regalos, algunos para apurarlos y lograr que se vayan cuanto antes y otros, por un sentimiento de amistad. Los hebreos se fueron y estos egipcios lloraban y se arrepentían de cómo los habían tratado (Antiguedades Judías  2:14).

Este comentario es realmente conmovedor. Es mostrar que no todos los egipcios eran malvados. Había entre ellos personas sensibles que no se sentían bien con lo que estaba sucediendo, quienes sentían un sentimiento de amistad por los hebreos y les daban regalos genuinos y no forzados. Eran regalos basados en una amistad verdadera.

Otra fuente que sostiene esta idea, surge de la discusión de si las parteras que salvaron  a los bebés hebreos desobedeciendo la orden del Farón (Shemot 1:17) eran hebreas o egipcias. Varios comentaristas sostienen que fueron hebreas, sin embargo, Filón de Alejandría y quizás no sea casualidad, también Flavio Josefo, sostenían que eran egipcias.

Siguiendo esta línea de pensamiento, podemos vislumbrar que había egipcios que fueron capaces de arriesgar sus vidas por una causa justa, salvar a los hebreos. Podemos ver que entre los egipcios, había quienes no estaban de acuerdo con las atrocidades perpetradas por el Faraón y lo expresaron con pequeños actos de lucha, valentía y justicia.

Estas últimas dos fuentes nos impulsan a no caer en el error de homogeneizar a los pueblos o grupos sociales. Si alguien que pertenece a un grupo nos hace daño, tendemos a odiar a todo el grupo. Nuestra propia historia nos ha enseñado que no se debe generalizar. Que no todos los individuos creen y ven las cosas de la misma manera.

En estas semanas de conmoción mundial, en que vimos extremistas musulmanes asesinando a seres humanos en Francia, también vimos representantes musulmanes condenando estos actos atroces. 

Si bien es difícil, también en nuestros días deberíamos ser cautelosos y tener la capacidad de poder distinguir entre quienes son fundamentalistas, asesinos e intransigentes, de quienes se rigen por valores de libertad, justicia y equidad. No podemos a ver a todos los musulmanes como extremistas así como tampoco a integrantes de otros grupos sociales.

La mayoría de los egipcios maltrataron al pueblo hebreo, sin embargo, no fueron todos. Varios se sintieron mal, se conmovieron y dieron regalos como símbolo de su amistad y solidaridad, incluso algunos arriesgaron sus vidas para salvarlos.

Quiera D”s darnos la capacidad de distinguir, encontrar y valorar a quienes luchan por una libertad, justicia y paz genuina.

¡Shabat Shalom!

Rabina Daniela Szuster
Congregación B´nei Israel, San José, Costa Rica

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