Dentro de mi alma no hay palabras para expresarles mi agradecimiento por acompañarme esta noche tan especial para mí. Yo sé que con los tranques no es fácil estar aquí y a esta hora. Gracias a todos por la manera tan hermosa de referirse a mí persona y a tantas anécdotas que nos han unido durante los años.
Todos los que me quieren y a los cuales yo quiero están aquí. Pero falta una parte importante de mi existencia. Un beso para mi hijo Abdiel, quien no está a mi lado pero yo sé, está tan feliz como yo en este momento. Como madre orgullosa tengo que decir una frase que repito a cada momento: "Mi hijo se ganó una beca para hacer su maestría en España". Ya aburro pero es que no aguanto la emoción.
Qué orgullo tan grande ha sido para mí decir "Yo trabajo en la Sinagoga de Costa del Este". Ese alto honor yo lo sentí desde que me aceptaron como su secretaria hace ya más de 28 años. Todo comenzó cuando regresé de Londres en el año 1986 y llena de ilusiones hablé con Dios seriamente para que me ayudara a encontrar un buen trabajo.
Yo le pedía a Dios un trabajo con aproximadamente 7 requisitos. Recuerdo que entre los requisitos estaba que yo practicara el inglés, un buen salario, un jefe maravilloso, que yo no gastara dinero en transporte, que pudiera almorzar en mi casa, que fuera permanente y que a cambio si Dios me concedía el trabajo de mis sueños, yo le daría un diezmo.
Leyendo un día el periódico leí una solicitud que decía: "Hebrew Congregation is looking for..." Toda entusiasmada mandé mi curriculum y acudí a varias entrevistas. Me entrevistaron muchas personas que ya no están y que yo voy amar toda mi vida...Eleanor Perkins, Leita Sasso, Adela Pereira, Ralph De Lima y Milton Henriquez Halman. Cuando me llamaron de la Hermandad me dice la Sra. Leita: "Srta. Mercedes, Dios escuchó sus rezos y comienza a trabajar con nosotros."
Qué alegría la que yo tenía.... y me puse a ver y a recordar mis pactos secretos con Dios.Llegué a tener un jefe maravilloso...y lo fue, Rabino Alexandre Granat. Ahora es el Rabino Gustavo.
El puesto era completamente bilingüe...había tantos miembros que hablaban inglés que se hacía servicios religiosos en inglés y español. Con la llegada del Rabino Peller todo era en inglés.El salario era $400 y en esa época, ése era un buen salario y la posición era permanente. La sinagoga estaba ubicada en calle 36 y avenida cuba y yo vivía en calle 43 ó sea no necesitaba transporte porque la sinagoga estaba relativamente cerca a mi casa y caminando iba a almorzar a mi casa para luego regresar.
Dios me había dado todo lo que yo pedí...ahora faltaba que yo diera el diezmo. Qué lío fue darlo...al principio yo no quería pero no tuve más remedio que darlo porque un pacto con Dios se cumple sin discusión.
Al pasar del tiempo y tener "buen sueldo y la permanencia en mi trabajo" opté por comprar casa propia bien pero bien lejos de la sinagoga. Así que entré a la sinagoga a pedir perdón a Dios porque lo que El me había dado, que era trabajar tan cerca de mi casa, ya yo no lo quería ya que me mudaba a un lugar llamado La Fontana en Chanis. En transporte desde Chanis hasta Avenida Cuba yo gastaba bastante dinero y también tenía que comprar almuerzo. Yo decía, en mis pactos secretos con Dios, que eso me pasaba por no haberme quedado en el apartamento de Bella Vista.
Ustedes se imaginan el paro cardíaco que casi me da cuando escuché que la Sinagoga se mudaba a Costa del Este, a dos minutos de mi casa en Chanis. Créanme, por favor, que ese día yo entendí que Dios cumplió su palabra desde un principio. Todos los requisitos que yo pedí me los cumplió.
Con el paso de los años me vi involucrada en cada evento de la Sinagoga.. No importaba quien lo organizaba si el Rabino de la Congregación, el Presidente de KSI o de la Hermandad. Yo era el punto común de todos los proyectos y me sumergía en cada uno como si fuera el mío propio. Siempre tuve algo que hacer y si no había, pues yo lo inventaba.
Mi puesto me dio la oportunidad de conocer personas maravillosas que trabajaban en los proyectos comunitarios como por ejemplo mi amado boletín, el Seder de Pesaj, la Kaitana, la colecta anual, las grandes fiestas, el coro comunitario, la escuelita de talmud tora, en megaproyectos como la construcción de este espectacular centro comunitario y tal vez lo que más me permitió conocer a los miembros fue mi contacto diario con ellos.
Así como ustedes han sido parte de mi vida, Abdiel y yo seremos parte de la suya. Aunque ya yo no esté en la sinagoga, voy a venir a los eventos.
A todos muchas gracias. A mamá y a papacito gracias por su apoyo para dejarme venir a trabajar tranquila. Gracias por quererme, gracias por darme la oportunidad de vivir en un pedacito de Israel en Panamá, gracias por darme la oportunidad de trabajar para mi amada Congregación y Hermandad Kol Shearith Israel.
Gracias por este brindis tan especial y hacerme sentir que valió la pena cada día que trabajé para ustedes.
Mercedes Zamora
7 de enero 2015
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