Queridos amigos:
Como espacio comunitario, hemos tenido un muy buen año. Nuestras instituciones se siguen fortaleciendo. Nuestra membresía sigue en crecimiento. Dedíquenle unos minutos al boletín de KSI, cuyo tema central este año es el Congreso Judío Panameño, y se llevarán una idea de nuestro formidable desarrollo. Aprovecho para agradecerle a Roberto Maduro, por la fina edición del boletín y a Alexandra Ciniglio, por el excelente reportaje del CJP.
Hay un aspecto de nuestro trabajo, que no se encuentra en el boletín. Cuando asumí este cargo, me puse como meta que cuando salga del mismo, el CJP sea una institución conocida y reconocida. En este sentido, nuestras participaciones en foros internacionales como el Congreso Judío Mundial y Latinoamericano, el American Jewish Committee, el Joint, y otros más, son ya habituales. Lo mismo ocurre en los espacios que nos toca llenar en las relaciones con el gobierno nacional, representantes de otras religiones y la sociedad civil en general.
Sin embargo, existe una relación, muy compleja y delicada de llevar, que como resultado de nuestro trabajo en la última década, ha dado pasos hacia adelante. Nuestras relaciones con la comunidad judía ortodoxa de Panamá son, en este momento, de mutuo respeto. Esto ocurre, cuando ambas partes logran, finalmente, entender en primer lugar, que tenemos un destino en común, siendo todos parte del mismo pueblo. En segundo lugar, que las diferencias ideológicas, no deben implicar la anulación del otro. En tercer lugar, que aunque un lado sea más grande en números, el otro, (nosotros), tiene un peso específico importantísimo en términos de su alcance y proyección. Nuestra postura abierta es un activo que juega un rol cada vez más importante en nuestras relaciones con el resto de la comunidad judía en Panamá.
En este sentido, este año hemos logrado crear espacios comunes para avanzar temas de interés mutuo. Entre otras actividades, hemos coliderado, el Congreso Judío Panameño y el Consejo Central Comunitario de Panamá, una visita al pleno del gabinete, con rabinos de las tres congregaciones y los presidentes de las mismas, para compartir con ellos nuestras tradiciones de Rosh Hashaná. Igualmente, hemos coliderado conversaciones con el gobierno en temas concernientes a las posturas de nuestro país en el conflicto del medio oriente.
Quisiéramos seguir en este camino de trabajo coordinado. Así tienen que ser las cosas. Eso si, manteniendo siempre nuestras distancias. Nuestro desarrollo como espacio comunitario judío progresista requiere de la misma. Sigamos trabajando a lo interno, y lo externo se va dando como consecuencia.
Espero que este Yom Kipur, recibamos una buena firma; siendo conocidos y reconocidos como una comunidad que aporta al fortalecimiento del pueblo judío en su totalidad.
Jatimá Tová!
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