jueves, 15 de junio de 2017

Shlaj Lejá 5777

Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la Parashá de la semana

Rabino Gustavo Kraselnik
Congregación Kol Shearith Israel, Panamá

Al final de Parashat Shlaj Lejá encontramos uno de los textos más conocidos de la Torá: La orden de usar Tzitziot (borlas) en las puntas de nuestra ropa (que dará luego origen al uso del Talit). Se trata del tercer párrafo del Shemá que recitamos dos veces por día en nuestras plegarias. Este pasaje se denomina Parashat Tzitzit y comienza así:

“Habló Dios a Moises diciendo: Habla a los hijos de Israel y habrás de decirles: Que pongan ellos un Tzitzit sobre las puntas de sus vestimentas, por sus generaciones. Y que coloquen sobre el Tzitzit un hilo de color Tjelet.” (Núm. 15: 37-38)

El Tzitzit, es interpretado por la tradición como una borla, un conjunto de cuatro hilos doblados (ocho hilos) con cinco nudos que se coloca en cada punta del Talit. De esta forma, como afirma Rashi, al valor numérico (Guematria) de la palabra Tzitzit, que es 600, le debemos sumar los 8 hilos y los 5 nudos para llegar a 613, que es el equivalente del total de las Mitzvot que aparecen en la Torá.

Esta interpretación es valiosa ya que la función del Tzitzit es verlo, recordar las Mitzvot y cumplirlas, tal como dice la continuación del pasaje anterior:

“Será para vosotros el Tzitzit, Io veréis, y recordaréis todos los preceptos de Adonai y habréis de cumplirlos...” (Id. 39)

Y eso nos lleva a preguntarnos qué tiene de especial el Tzitzit para lograr ese objetivo, y sin duda la respuesta debemos buscarla en el hilo color Tjelet. ¿Cuál era ese color y por qué cumplía el propósito de recordarnos las Mitzvot?

Si bien en hebreo moderno Tjelet es celeste, el color bíblico - también usado en la ropa de los sacerdotes - pareciera ser azul, púrpura o turquesa. En un pequeño pasaje el Talmud (Menajot 43b) pretende dar respuesta a nuestro interrogante:

Rabi Meir solía decir. “¿Por qué es diferente el Tjelet del resto de los colores? Porque el Tjelet es como el mar, y el mar es como el cielo, y el cielo es como el trono de gloria.” 

Sin embargo, la cuestión del hilo Tjelet pasó a un segundo lugar debido a que, después de la destrucción del Segundo Templo fue imposible ponerlo en práctica. La tintura que se utilizaba para lograr ese color se obtenía de un molusco llamado Jilazón que vivía en las orillas del Mar Muerto y que de acuerdo al Talmud se extinguió en aquella época. Desde entonces los Tzitziot acostumbran a ser blancos.

El Rabino Mordejai Kaplan (Estados Unidos, siglo XX) trae un análisis diferente de lo sucedido. En su opinión, definir al Tjelet como púrpura fue una decisión valiente de los rabinos, como un acto de rebeldía contra el opresor romano. El púrpura era el color de la nobleza romana y determinar que los judíos usaran en su Talit un hilo de dicho color era una declaración de rechazo a la autoridad del emperador. Cuando los romanos sofocaron la rebelión judía y destruyeron le Templo, decretaron la pena de muerte para quien usara ese color. De allí que los rabinos establecieran la “extinción” del Jilazón.

Me gusta el planteo que hace Kaplan porque está profundamente conectado con la idea de los párrafos que conforman el Shemá. El primer párrafo (Deut. 6:4-9) se conoce como “Kabalat Ol Maljut Shamaim” la aceptación del yugo celestial, es decir, nuestro reconocimiento de Dios como soberano del universo; el segundo (Id. 11:13-21) “Kabalat Ol Hamitzvot” la aceptación del yugo de los preceptos, que es la manera en que expresamos nuestra fe en Dios; y finalmente Parashat Tzitzit, en donde los Tzitziot no solo nos recuerdan las Mitzvot, sino - en la lectura de Kaplan - nos deben inspirar en comprender el sentido de nuestra observancia de las Mitzvot, como un acto de afirmación de fe y de rechazo contra todo aquello que va en contra de la voluntad divina.

En los últimos años, a partir del éxito aparente de haber identificado una especia viviente de Jilazón, hay quienes están promoviendo regresar al uso del hilo Tjelet en nuestros Tzitziot. Puede ser una idea interesante. En lo personal, creo que el desafío sigue siendo hacer de nuestros Tzitziot, (ya sean blancos o con el hilo Tjelet) una fuente de inspiración que nos invite a percibir la presencia de Dios en nuestras vidas y bajo Su inspiración intentar hacer de este mundo un lugar que de testimonio de Su presencia.

Shabat Shalom 
Gustavo

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