Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana
Rabina Daniela Szuster
Congregación B´nei Israel
San José, Costa Rica
Shabat Najamú y la búsqueda de consuelo
Cuenta el Talmud que caminaban cuatro grandes sabios: Rabí Gamliel, Rabí Elazar, Rabí Iehoshua y Rabí Akivá. Llegaron al monte Scopus de Jerusalem. Desde ahí contemplaron los escombros de la ciudad destruida. Rasgaron sus vestiduras en señal de duelo. Cuando arribaron al monte de la Casa de D”s, vieron un zorro que salía de entre las ruinas, del lugar donde otrora estaba el Santuario. Entonces todos se lanzaron a llorar de pena. Menos Rabí Akiva que se reía.
-¿Por qué ríes? -preguntaron atónitos.
-¿Por qué lloráis? -Por la profanación del lugar del Santuario donde se pasean zorros. -Por eso mismo río yo. En los libros proféticos está escrito: "Sión será recorrida por arados, y Jerusalem será colinas de escombros" – (Mijá III, 12). Vemos que la profecía se ha cumplido. También dijeron nuestros profetas: "Aún volverán a asentarse ancianos y ancianas, en las calles de Jerusalem" – (Zejariá VIII, 4).
Si una profecía se cumplió, también la otra, la del consuelo, habrá de cumplirse con toda seguridad. Por eso me alegro: por el final de la redención. -¡Nos has consolado, Akivá!"- (Makot, 24).
Este Shabat, posterior a Tishá Beav, día en que recordamos la destrucción de los dos Templos de Jerusalem, es llamado Shabat Najamú debido a que la Haftará correspondiente a este Shabat comienza diciendo: "Najamú, Najamú amí", "Consolad, consolad a mi pueblo".
Desde este Shabat hasta el Shabat anterior a Rosh Hashaná, es un período de siete semanas en el que en cada Shabat se lee una profecía diferente del profeta Ishaiau. Este ciclo de Haftarot es llamado "shivá denejamatá", las siete haftarot de consuelo, las que hablan del consuelo que D"s proveerá paulatinamente al pueblo de Israel. Además, en Shabat Najamú se lee la parashá Vaetjanán, que comienza diciendo: "Yo había rogado a Adonai en aquel tiempo…"(Devarim 3:24) . Moshe pidió a Adonai clemencia por el pueblo de Israel.
El complejo interrogante que puede emerger en este Shabat Najamú es cómo encontrar consuelo luego de vivir una pérdida, luego de vivir momentos de angustia y dolor. Cómo pensar que un lugar en ruinas puede florecer y ser reconstruido. Cómo reírse al ver que zorros rodean el gran Templo destruido.
Cuenta una antigua historia china acerca de una mujer cuyo único hijo muere. Presa del dolor, va a ver al hombre sabio y le dice:
“¿Qué oraciones, qué encantamientos mágicos conoces para devolverle la vida a mi hijo?
En lugar de echarla o tratar de razonar con ella, el sabio le dice: “Tráeme una semilla de mostaza de un hogar que no haya tenido jamás una pena. La usaremos para alejar la pena de tu vida. La mujer partió de inmediato en busca de la semilla de mostaza mágica.
Primero llegó a una espléndida mansión, llamó a la puerta y dijo: “Estoy buscando un hogar que no haya tenido jamás una pena. ¿Podría ser esta casa? Es muy importante para mí.
Le respondieron: Has venido a un mal lugar, y comenzaron a relatarle todas las cosas trágicas que les habían sucedido.
La mujer pensó: ¿Quién mejor que yo que he tenido una desgracia, para ayudar a estos pobres desafortunados? Se quedó con ellos y los consoló y después siguió la búsqueda de un hogar donde jamás hubo una pena.
Pero dondequiera que fuera, en chozas y en palacios, encontró un relato tras otro de tristezas e infortunios. Finalmente, se dedicó con tanto empeño a consolar el dolor ajeno que olvidó su búsqueda de la semilla de mostaza mágica, sin comprender jamás que, en realidad, había alejado la pena de su vida.
Esta historia, de alguna manera nos enseña a cómo, con el tiempo, podemos encontrar consuelo a nuestro dolor. Podemos darle un significado y tornarlo en acción, en ayuda al prójimo y sentido a nuestra propia vida. Esta mujer, al ayudar a otros pudo encontrar consuelo a su propia pérdida. Nunca se borrará aquella herida pero el hecho de encontrar consuelo le alivió el dolor.
Si prestan atención, son tres semanas de duelo y siete de consuelo. El dolor es muy fuerte e intenso pero el consuelo puede ser más duradero y reconfortante. Con fe y fortaleza en nuestro corazón es que podremos seguir el camino de Rabi Akiva, pudiendo ver en las ruinas la reconstrucción y el renacer. Como la historia de esta mujer, también nosotros podemos buscar el camino para tornar nuestro dolor en algo significativo para nuestras vidas y el mundo que nos rodea. Como dice en la Tora: “D"s es misericordioso y clemente, tardo en la ira, magnánimo en la benevolencia y en la verdad…"(Shemot 34: 6).
Quiera D”s podamos encontrar el sendero de la nejamá, del consuelo, cuando lo necesitamos. Que no nos quedemos aferrados al dolor y la tristeza, sino más bien, que podamos cerrar nuestras heridas encontrando consuelo y paz interior.
¡Shabat Shalom!
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