Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la parashá de la semana
Rabino Rami Pavolotzky
Congregación B´nei Israel
San José, Costa Rica
La Torá está repleta de milagros: Dios personalmente hablaba con los patriarcas y con Moshé; en el desierto caía maná del cielo a diario; el Mar Rojo se abrió para que el pueblo de Israel escapara de Egipto; los egipcios fueron castigados con diez plagas, las cuales fueron vistas por todos aquellos que estuvieron presentes, etc. Esta lista podría ser mucho más extensa, claro.
Muchas veces, los niños preguntan por qué antes ocurrían tantos milagros y hoy no ocurre ninguno. Cuando me toca ser el destinatario de tal pregunta, a veces contesto que quizás hoy no estamos tan atentos a lo que ocurre a nuestro alrededor, o que en realidad, cada día, la vida nos regala el milagro de vivir. Otras veces también digo que en la antigüedad solían denominar “milagro” a cosas que hoy se explican de manera diferente.
Un buen ejemplo de un milagro contemporáneo, del que no siempre somos completamente conscientes, es la existencia del Estado de Israel. Ahora que Israel acaba de cumplir 64 años, cuando ya pasó el júbilo y la pasión del festejo, quizás sea un buen momento para reflexionar sobre Medinat Israel en estos términos.
Cuando pienso en los casi dos mil años durante los cuales los judíos anhelamos nostálgicamente un Israel del pasado y rezamos por su restablecimiento, se me ocurre que quizás no nos demos cuenta del milagro que significa que, en nuestra época, podamos ser testigos privilegiados de que exista un Estado Judío. Sí, definitivamente Israel es un gran milagro contemporáneo. Escuchen esto, a ver si puedo convencerlos.
Población: la población de Israel asciende hoy a 7.881.000 habitantes. En los albores del Estado, 64 años atrás, la población era de solamente 806.000 habitantes. Viven hoy en Israel 5.591.000 judíos, lo que constituye un 75,3% del total de sus habitantes. Más del 70% de los judíos que viven en Israel son sabras, es decir nacidos en Israel. La población árabe asciende a 1.623.000 habitantes, lo que constituye un 20,6% del total. Desde el anterior Iom Haatzmaut, nacieron 161.000 bebés. Durante el último año, llegaron a Israel 19.000 olim (nuevos inmigrantes). El total de la población creció en un 1.8%. Se estima que durante el año que nos separa del próximo Iom Haatzmaut, nacerá el ciudadano número 8 millones.
Democracia: consolidación de un sistema único en el Medio Oriente, donde todos los ciudadanos del país, ya sean judíos, cristianos o musulmanes, tienen derechos, y no solo el de elegir a sus gobernantes.
Derechos de la mujer: absoluta igualdad legal y de facto entre ambos sexos. Ejemplo de ello fue Golda Meir, Primer Ministro del Estado en la década de los 70 (toda una pionera en este campo). Claro está que en el plano religioso la situación es muy diferente.
Educación: reconocimiento internacional del Technion de Haifa y la Universidad Hebrea de Jerusalén entre las universidades más prestigiosas del planeta. Un impresionante 24% de la población posee títulos universitarios (tercer lugar en el mundo).
Tecnología: centros de investigación donde se diseñan los más avanzados dispositivos tecnológicos, en áreas tales como la informática, las comunicaciones y la medicina. Absoluto líder innovador en el desarrollo y utilización de energía solar.
Cultura: el incipiente Estado fue testigo del renacimiento del idioma hebreo y, junto a ello, del florecimiento de una extensa literatura contemporánea, así como de otras ramas del arte expresadas en hebreo.
Agricultura: en respuesta al desafío planteado por la adversidad del terreno desértico, que representa el 60% de su superficie, se desarrollaron sistemas de irrigación para producir áreas fértiles y productivas. El país se convirtió en exportador de productos agrícolas.
Inmigración: proporcionalmente a la cantidad de habitantes, Israel es el país que más inmigrantes ha recibido en el mundo. Entre los casos más emblemáticos tenemos: la campaña en los años 40 y 50, para acoger a los refugiados judíos que debían escapar de las hostilidades a las que eran sometidos en los países árabes; la absorción de un millón de inmigrantes provenientes de la ex-Unión Soviética en los 80-90; y la increíble epopeya del rescate de los judíos etíopes durante las últimas décadas.
Aún más sorprendente es que estos logros se alcanzaron bajo la constante beligerancia y agresión por parte de los países vecinos. A través de seis guerras directas, el lanzamiento de misiles Scud desde Irak durante la guerra del Golfo, el lanzamiento de misiles Kassam desde Gaza en la actualidad, y el apoyo financiero y logístico a una amplia gama de grupos terroristas durante estas seis décadas, dichos países utilizaron todos los medios a su alcance para tratar de destruir y aniquilar al Estado de Israel.
Sin embargo, el joven país persistió. Y se defendió. Y logró un acuerdo de paz con Egipto. Y firmó la paz con Jordania. Y acordó con el liderazgo palestino. Y ofreció amplias concesiones. Y se retiró de Gaza. Y se sienta una y otra vez a negociar, reconociendo que es ésta la única alternativa para establecer la tan ansiada paz en la región.
Estos hechos nos dejan con la boca abierta, asombrados de las cosas que Israel pudo lograr en solo 64 años, con tan poca gente, con tan pocos recursos, con tan poco apoyo. Así que la próxima vez que un niño me pregunte por qué hoy no tenemos milagros, creo que le voy a mostrar una foto de Israel, tan fuerte, tan pujante, tan vivo, para que comprenda que en nuestro tiempo también tenemos milagros. Tenemos uno bien grande, y se llama Estado de Israel.
¡Shabat Shalom!
Rabino Rami Pavolotzky
Congregación B´nei Israel, Costa Rica
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