Rabino Rami Pavolotzky
Congregación B´nei Israel
San José, Costa Rica
La alegría que otorga confiar en D”s
En la Torá se insiste en que Sukot es una festividad de mucha alegría, y de hecho se nos ordena específicamente estar alegres. En ninguna otra fiesta la Torá se ocupa con tanta claridad de destacar su carácter alegre. La tradición rabínica siguió este camino al denominarla hejag, es decir "la fiesta". Además, también hizo del versículo "te alegrarás en tu fiesta" uno de los lemas principales de Sukot.
Es interesante preguntarnos porqué se destaca la alegría en Sukot por sobre las demás fiestas. La explicación tradicional dice que de las tres celebraciones de peregrinaje, Pesaj, Shavuot y Sukot, en las dos primeras los agricultores no podían quedarse mucho tiempo en Jerusalén festejando, ya que debía volver a la cosecha, en cambio Sukot marca el final de la recolección y el comienzo de las lluvias, lo que daba la posibilidad de quedarse muchos días disfrutando en Ierushalaim. Tener tiempo libre para disfrutar de la labor cumplida, sin duda es motivo de alegría.
También se suele explicar que durante los días de Sukot se efectúan las bendiciones de las cuatro especies y las procesiones con las mismas en la sinagoga, lo que genera un ambiente de alegría entre los feligreses. Además se menciona que durante la época del Templo de Jerusalén se hacía una celebración muy alegre relacionada con el agradecimiento por el agua, llamada “Simjat Beit Hashoevá”. Era una ocasión de inmensa alegría, y hasta el día de hoy así se sigue festejando en algunos círculos judíos.
Muchos agregan que Sukot está ligada a Simjat Torá, que es cuando bailamos con los Sifrei Torá, festejando que hemos concluido el ciclo anual de lectura y estudio de la Torá, y que inmediatamente comenzamos otro.
Todas estas son razones válidas para explicar la particular alegría de Sukot. Yo quisiera agregar un motivo adicional, que está ligado al símbolo de la Suká. Como ustedes saben, durante los días de Sukot comemos y nos regocijamos en la Suká, en recuerdo de las cabañas en las cuales vivían los hijos de Israel en el desierto. Esas cabañas eran y son símbolo de fe, ya que su fragilidad no brinda ninguna seguridad a quien las habita, por lo que la persona que vive en ellas se encomienda a D"s para pedir por su ayuda.
En Sukot aparece también, entonces, un elemento de fe, de creencia. Yo entiendo que aquí surge la alegría más profunda en el hombre, que es la que da la fe en un Creador, la confianza en D"s. El hombre/mujer que siente que no está solo en el universo, que hay una razón para las cosas, que la existencia tiene un sentido, es en esencia un/a hombre/mujer feliz. Lo opuesto es el/la hombre/mujer que vive en el vacío existencial, que no puede encontrar un sentido a su vida.
En este aspecto, creo, es que también se le puede hallar un motivo a la alegría de Sukot. En esta fiesta en la cual durante una semana hacemos de una endeble cabaña nuestra casa, tenemos una oportunidad única para meditar sobre la fragilidad de la vida y comprender nuestra pequeñez y finitud humana. Es un momento especialmente adecuado para renovar nuestra fe, nuestra confianza en D"s. Y es precisamente cuando nos damos cuenta de que desde lo finito y frágil puede surgir la fe y la confianza, cuando recuperamos esa alegría tan particular del hombre/mujer creyente. Esa alegría que tiene que ver con la sonrisa más que con la carcajada, con la tranquilidad más que con la exaltación.
¡Shabat Shalom, Jag Saméaj!
Rabino Rami Pavolotzky
Congregación B´nei Israel
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