Los rabinos de la UJCL escriben sobre
la Parashá de la semana
Rabino Daniel A. Kripper
Sinagoga Beth Israel, Aruba
La santidad de la palabra
¿Qué fue del año que ha pasado?
¿Cuáles fueron nuestras aspiraciones y
logros?
¿Qué es lo que nos llevamos? ¿Qué es lo
que dimos?
La sublime noche de Kol Nidrei nos remite
al significado profundo de las promesas, y el modo de encarar las palabras que
salen de nuestras bocas.
¿Por qué nuestro camino está regado de
promesas, cual hojas caídas del árbol?
La verdad es que muchas veces encaramos en
forma liviana nuestras palabras:
-Cuando prometemos cosas imposibles.
-Cuando aseguramos por mero compromiso.
-Cuando hacemos manifestaciones solo para
cumplir, de la boca para fuera, sin una sincera intención.
En el Pensamiento judío, la palabra
empeñada es de suprema importancia y está revestida de un significado religioso
único.
Una y otra vez se nos advierte para no
hacer promesas vanas o juramentos precipitados, que pueden acarrear
consecuencias negativas.
Sobre personas que incurren en esta falla,
dice Filón (S. I) que “deben procurar la misericordia de Dios, para que
encuentren alguna cura para la enfermedad de sus almas”.
Sin llegar a esos extremos, ¿qué decir de
nuestras promesas incumplidas o compromisos que cayeron en el olvido?
Ya el sabio advertía sobre esta tendencia
tan humana de inconstancia en respetar como sagrada la palabra empeñada: “No te
apresures a hablar… es mejor no hacer votos que hacerlos y no cumplirlos (Ecl.
5:1,5).
El Shulján Arúj, el código de Ley judía,
admite una excepción a esta regla: se tolera que alguien realice una promesa
para librarse de malos hábitos, o para encontrar estímulos en función de hacer
el bien.
La posición judaica se sintetiza en esta
frase: “Que tu sí sea sí, y que tu no sea no”.
Hasta se llega a comparar el
quebrantamiento de un compromiso con la adoración de ídolos, y con el
alejamiento de la Presencia Divina.
Las promesas solo tienen valor cuando son
respaldadas por las acciones que las siguen; de lo contrario, a las promesas se
las lleva el viento…
En la noche de Kol Nidrei se declaran
nulos todos los votos que, después de un honesto esfuerzo, no se han podido
observar y llevar a la práctica.
Que en este Yom Kipur tomemos la sabia
decisión de cancelar los votos inadecuados, dejando de lado actitudes de
indiferencia e insensibilidad.
Y que podamos cultivar y hacer
fructificar, en forma constante, los votos de amor y solidaridad.
Que nuestro sí al mundo y a la tradición
milenaria de Israel sea una afirmativa real, que se exprese en actos concretos y
en una forma de vida.
Rabino Daniel A. Kripper
Sinagoga Beth Israel, Aruba
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