jueves, 2 de octubre de 2014

Yom Kipur 5775

Los rabinos de la UJCL escriben sobre la Parashá de la semana

Rabino Daniel A. Kripper
Sinagoga Beth Israel, Aruba

La santidad de la palabra

¿Qué fue del año que ha pasado?
¿Cuáles fueron nuestras aspiraciones y logros?
¿Qué es lo que nos llevamos? ¿Qué es lo que dimos?

La sublime noche de Kol Nidrei nos remite al significado profundo de las promesas, y el modo de encarar las palabras que salen de nuestras bocas.

¿Por qué nuestro camino está regado de promesas, cual hojas caídas del árbol?

La verdad es que muchas veces encaramos en forma liviana nuestras palabras:
-Cuando prometemos cosas imposibles.
-Cuando aseguramos por mero compromiso.
-Cuando hacemos manifestaciones solo para cumplir, de la boca para fuera, sin una sincera intención.

En el Pensamiento judío, la palabra empeñada es de suprema importancia y está revestida de un significado religioso único.

Una y otra vez se nos advierte para no hacer promesas vanas o juramentos precipitados, que pueden acarrear consecuencias negativas.

Sobre personas que incurren en esta falla, dice Filón (S. I) que “deben procurar la misericordia de Dios, para que encuentren alguna cura para la enfermedad de sus almas”.

Sin llegar a esos extremos, ¿qué decir de nuestras promesas incumplidas o compromisos que cayeron en el olvido?

Ya el sabio advertía sobre esta tendencia tan humana de inconstancia en respetar como sagrada la palabra empeñada: “No te apresures a hablar… es mejor no hacer votos que hacerlos y no cumplirlos (Ecl. 5:1,5).

El Shulján Arúj, el código de Ley judía, admite una excepción a esta regla: se tolera que alguien realice una promesa para librarse de malos hábitos, o para encontrar estímulos en función de hacer el bien.

La posición judaica se sintetiza en esta frase: “Que tu sí sea sí, y que tu no sea no”.

Hasta se llega a comparar el quebrantamiento de un compromiso con la adoración de ídolos, y con el alejamiento de la Presencia Divina.

Las promesas solo tienen valor cuando son respaldadas por las acciones que las siguen; de lo contrario, a las promesas se las lleva el viento…

En la noche de Kol Nidrei se declaran nulos todos los votos que, después de un honesto esfuerzo, no se han podido observar y llevar a la práctica.

Que en este Yom Kipur tomemos la sabia decisión de cancelar los votos inadecuados, dejando de lado actitudes de indiferencia e insensibilidad.

Y que podamos cultivar y hacer fructificar, en forma constante, los votos de amor y solidaridad.

Que nuestro sí al mundo y a la tradición milenaria de Israel sea una afirmativa real, que se exprese en actos concretos y en una forma de vida.

Rabino Daniel A. Kripper
Sinagoga Beth Israel, Aruba

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