jueves, 16 de febrero de 2017

Itró 5777

Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la Parashá de la semana

Rabino Gustavo Kraselnik
Congregación Kol Shearith Israel, Panamá

Dedicado a la memoria de L. Jack Davidson
Expresidente de la UJCL – amigo entrañable

“El Mandamiento Honra a tu padre y a tu madre (Ex. 20:12) es más importante que los otros nueve. Si honras a tus padres, tus hijos te honrarán a ti.” Con esta contundencia Saadia Gaón, (Saadía ben Yosef al-Fayumi, Egipto, 892 – Babilonia, 942) quien fuera el gran líder de la Yeshivá de Sura en Babilonia, nos invita a centrar nuestra atención en el Quinto Mandamiento.

El texto completo del mismo dice: Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean prolongados en la tierra que Adonai tu Dios te da. La versión en Parashat Vaetjanan (Deut. 16) tiene pequeños agregados que no son relevante para este análisis.


Distintas leyes a lo largo de la Torá abordan el tema de la relación con los padres en cuestiones más específicas, sin embargo, aquí se destaca el mandato de honrarlos en sentido amplio. El único texto que se asemeja es el que aparece en el código de santidad, en Parashat Kedoshm: “Cada uno temerá a su madre y a su padre” (Lv. 19:3)

No puede pasar desapercibido, que en nuestro texto aparece primero el padre y luego la madre mientras que el otro, el orden se invierte.  El Talmud (Kidushin 30b) lo explica poniendo énfasis en la diferencia entre los verbos y balanceando la dinámica familiar. En una sociedad patriarcal, lo normal era tener temor reverencial al padre y respeto más afectuoso por la madre, por eso la Torá invierte y coloca primero al padre al hablar de respeto y a la madre al hablar del temor reverencial para reforzar la idea de que ambos estén al mismo nivel.

Volviendo al quinto mandamiento, tiene la particularidad de ser el único que tiene recompensa: “para que tus días sean prolongados en la tierra que Adonai tu Dios te da.” Este premio pareciera ser un ejemplo del principio de “Midá Kenegued Midá”, “medida por media”.  Si respetas a quienes fueron el origen de tu vida, lograrás el alargamiento de tus días de vida.

Los sabios en la Mishná (Pea 1:1), en un pasaje que leemos diariamente en nuestra plegaria matutina, reafirman la importancia del precepto de honrar a los padres y su recompensa, colocándolo en la categoría de aquellas cosas cuyos frutos disfrutamos en este mundo, pero su impacto perdura en el Olam Habá (Mundo Venidero)

Sin duda, hay un elemento fundamental en este precepto de cara a la constitución y el funcionamiento de la sociedad, de allí su importancia. El reconocimiento de la autoridad y la jerarquía son pilares que sustentan el desenvolvimiento de cualquier grupo humano. En ese sentido, algunos comentaristas sostienen que la recompensa debe entenderse como plural, es decir, el prolongamiento de los días no se refiere al individuo sino a la sociedad.

A estos aspectos de la Mitzvá hay que agregarle un factor tan relevante como los anteriores. El quinto Mandamiento, ocupa el lugar de transición entre los primeros 4 que regulan nuestra relación con Dios y los últimos 5 que definen las conductas entre las personas.

Posiblemente a partir de allí, el Talmud, en la misma página que citamos, compara el respeto por los padres con el respeto por Dios. La conexión surge al asociar nuestro versículo con un pasaje del libro de Proverbios (3:9-10) “Honra a Adonai con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas. Así tus graneros se llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo.” La semejanza viene por el uso del término “honra” (y podríamos agregar también que dicha acción tiene recompensa).

Por eso nuestra tradición concluye que el Quinto Mandamiento nos habla del respeto a nuestros padres como preludio al respeto a Dios, asumiendo que no hay lo uno sin lo otro.  Y esto es sumamente lógico, pues tal como enseña el Talmud (id.): “Hay tres socios en la creación de una persona: Dios, el padre y la madre.”

Honrar a los padres y honrar a Dios.

De eso se trata.

Shabat Shalom


Gustavo

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