Los Rabinos de la UJCL escriben sobre la Parashá de la semana
Rabino Gustavo Kraselnik
Congregación Kol Shearith Israel, Panamá
Dedicado a la memoria de L.
Jack Davidson
Expresidente de la UJCL –
amigo entrañable
“El Mandamiento Honra a tu padre y a tu madre (Ex. 20:12) es más
importante que los otros nueve. Si honras a tus padres, tus hijos te honrarán a
ti.” Con esta contundencia Saadia Gaón, (Saadía ben Yosef al-Fayumi, Egipto,
892 – Babilonia, 942) quien fuera el gran líder de la Yeshivá de Sura en
Babilonia, nos invita a centrar nuestra atención en el Quinto Mandamiento.
El texto
completo del mismo dice: Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean
prolongados en la tierra que Adonai tu Dios te da. La versión en Parashat
Vaetjanan (Deut. 16) tiene pequeños agregados que no son relevante para este
análisis.
Distintas leyes
a lo largo de la Torá abordan el tema de la relación con los padres en
cuestiones más específicas, sin embargo, aquí se destaca el mandato de
honrarlos en sentido amplio. El único texto que se asemeja es el que aparece en
el código de santidad, en Parashat Kedoshm: “Cada uno temerá a su madre y a su
padre” (Lv. 19:3)
No puede pasar
desapercibido, que en nuestro texto aparece primero el padre y luego la madre
mientras que el otro, el orden se invierte.
El Talmud (Kidushin 30b) lo explica poniendo énfasis en la diferencia
entre los verbos y balanceando la dinámica familiar. En una sociedad
patriarcal, lo normal era tener temor reverencial al padre y respeto más
afectuoso por la madre, por eso la Torá invierte y coloca primero al padre al
hablar de respeto y a la madre al hablar del temor reverencial para reforzar la
idea de que ambos estén al mismo nivel.
Volviendo al
quinto mandamiento, tiene la particularidad de ser el único que tiene
recompensa: “para que tus días sean prolongados en la tierra que Adonai tu Dios
te da.” Este premio pareciera ser un ejemplo del principio de “Midá Kenegued
Midá”, “medida por media”. Si respetas a
quienes fueron el origen de tu vida, lograrás el alargamiento de tus días de
vida.
Los sabios en la
Mishná (Pea 1:1), en un pasaje que leemos diariamente en nuestra plegaria
matutina, reafirman la importancia del precepto de honrar a los padres y su
recompensa, colocándolo en la categoría de aquellas cosas cuyos frutos
disfrutamos en este mundo, pero su impacto perdura en el Olam Habá (Mundo
Venidero)
Sin duda, hay un
elemento fundamental en este precepto de cara a la constitución y el
funcionamiento de la sociedad, de allí su importancia. El reconocimiento de la
autoridad y la jerarquía son pilares que sustentan el desenvolvimiento de
cualquier grupo humano. En ese sentido, algunos comentaristas sostienen que la
recompensa debe entenderse como plural, es decir, el prolongamiento de los días
no se refiere al individuo sino a la sociedad.
A estos aspectos
de la Mitzvá hay que agregarle un factor tan relevante como los anteriores. El
quinto Mandamiento, ocupa el lugar de transición entre los primeros 4 que regulan
nuestra relación con Dios y los últimos 5 que definen las conductas entre las
personas.
Posiblemente a
partir de allí, el Talmud, en la misma página que citamos, compara el respeto
por los padres con el respeto por Dios. La conexión surge al asociar nuestro
versículo con un pasaje del libro de Proverbios (3:9-10) “Honra a Adonai con
tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas. Así tus graneros se
llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo.” La semejanza viene
por el uso del término “honra” (y podríamos agregar también que dicha acción
tiene recompensa).
Por eso nuestra
tradición concluye que el Quinto Mandamiento nos habla del respeto a nuestros
padres como preludio al respeto a Dios, asumiendo que no hay lo uno sin lo
otro. Y esto es sumamente lógico, pues tal
como enseña el Talmud (id.): “Hay tres socios en la creación de una persona:
Dios, el padre y la madre.”
Honrar a los
padres y honrar a Dios.
De eso se trata.
Shabat Shalom
Gustavo
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